Una abrasadora ola de calor "sin precedentes" con temperaturas que rozan los 50 °C está azotando Canadá y algunas partes del noroeste de Estados Unidos.
El fenómeno, causado por un "domo de calor" de aire caliente estático a alta presión, se extiende desde California hasta los territorios árticos.
Solamente en Vancouver se han registrado desde el viernes al menos 130 muertes repentinas, siendo el calor extremo un factor determinante.
Pero ¿cómo puede llegar a matar el calor y qué medidas preventivas pueden aplicarse?
James Gallagher, corresponsal de Ciencia y Salud de la BBC, responde a algunas preguntas clave.
¿Qué impacto tiene el calor en el cuerpo?
Ya sea que estemos en una tormenta de nieve o en una ola de calor, nuestro cuerpo se esforzará por mantener una temperatura central de unos 37,5 °C.
Es la temperatura a la que nuestros cuerpos han evolucionado para funcionar.
Pero, a medida que aumenta el mercurio, el cuerpo tiene que trabajar más para mantener baja su temperatura central.
Entonces, abre más vasos sanguíneos cerca de la piel para soltar calor y comenzamos a sudar.
A medida que el sudor se evapora, aumenta radicalmente la pérdida de calor de la piel.
¿Cuándo supone un problema?
El calor ejerce presión sobre el cuerpo y cuanto más aumentan las temperaturas, mayor es la tensión.
Los vasos sanguíneos abiertos conducen a una presión arterial más baja y hacen que el corazón trabaje más y bombee más rápido para empujar la sangre por todo el cuerpo.
Esto puede causar síntomas leves, como un sarpullido por calor con picazón o pies hinchados a medida que los vasos sanguíneos pierden agua.
Pero si la presión desciende demasiado, la sangre no llegará a los órganos que la necesitan y aumentará el riesgo de ataques cardíacos.
Al mismo tiempo, la sudoración conduce a la pérdida de líquidos y sal y, lo que es más importante, cambia el equilibrio entre ellos en el cuerpo.
Y esto, combinado con la presión arterial baja, puede provocar agotamiento por calor, cuyos síntomas incluyen:
- mareos
- desmayos
- confusión
- náuseas
- calambres musculares
- dolores de cabeza
- sudoración intensa
- cansancio
¿Qué debo hacer si veo a alguien sufriendo agotamiento por calor?
Si se pueden enfriar en media hora, entonces el agotamiento por calor no suele ser grave.
El consejo del NHS (el sistema de salud británico) es:
- Lleva a esa persona a un lugar fresco.
- Haz que se acueste y levante un poco los pies.
- Haz que beba mucha agua; las bebidas deportivas o de rehidratación también están bien.
- Enfría su piel: rocíala o pasa sobre ella una esponja con agua fría y airéala.
- Las compresas frías alrededor de las axilas o el cuello también ayudan.
Sin embargo, si la persona no se recupera en 30 minutos, lo que sigue es un golpe de calor.
Es una emergencia médica y debe llamar al número de emergencias.
Las personas con insolación pueden dejar de sudar aunque tengan demasiado calor. Su temperatura podría haber superado los 40 °C y podrían tener convulsiones o perder el conocimiento.
¿Quién corre más riesgo?
Las personas sanas deberían poder hacer frente a una ola de calor utilizando el sentido común, pero algunas corren un mayor riesgo.
Las personas de edad avanzada o quienes padecen ciertas enfermedades de larga duración, como afecciones cardíacas, pueden tener menos capacidad de hacer frente a la tensión que el calor ejerce sobre el cuerpo.
La diabetes, tanto de tipo 1 como de tipo 2, puede hacer que el cuerpo pierda agua más rápidamente, y algunas complicaciones de las enfermedades pueden alterar los vasos sanguíneos y la capacidad de sudar.
También es crucial poder reconocer que tienes demasiado calor y poder hacer algo al respecto.
Eso es algo que la mayoría de nosotros damos por sentado. Sin embargo, los niños, los bebés y quienes tienen menos movilidad pueden ser más vulnerables. Además, enfermedades cerebrales como la demencia pueden dejar a las personas inconscientes del calor o incapaces de hacer algo al respecto.
Las personas sin techo también estarán más expuestas al sol. Y aquellos que viven en áticos o pisos superiores también se enfrentarán a temperaturas más altas.
¿Aumentan el riesgo algunos medicamentos?
Sí. Pero se deben seguir tomando los medicamentos con normalidad y hacer un esfuerzo mayor para mantenerse fresco e hidratado.
Los diuréticos aumentan la cantidad de agua que expulsa el cuerpo. Se toman ampliamente, incluso para la insuficiencia cardíaca. A altas temperaturas, aumentan los peligros de deshidratación y desequilibrios en minerales clave del cuerpo.
Los antihipertensivos, que reducen la presión arterial, pueden combinarse con los vasos sanguíneos que se dilatan para hacer frente al calor y provocar caídas peligrosas en la presión arterial.
Algunos medicamentos para la epilepsia y contra el Parkinson pueden bloquear la sudoración y dificultar que el cuerpo se enfríe.
Y otros medicamentos como el litio o las estatinas pueden volverse más concentrados y problemáticos en la sangre si hay demasiada pérdida de líquido.
¿Mata el calor?
Sí.
Cada año hay miles de muertes causadas por las altas temperaturas.
La mayoría de ellas serán ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares causados por el esfuerzo de tratar de mantener estable la temperatura corporal.
La tasa de mortalidad más alta comienza a aparecer una vez que el termómetro pasa de 25-26°C.
Sin embargo, la evidencia sugiere que las muertes tienden a ser causadas por temperaturas más altas en la primavera o principios del verano en lugar del "apogeo del verano".
Esto podría deberse a que empezamos a cambiar nuestro comportamiento diario a medida que avanza el verano y nos acostumbramos más a lidiar con el calor.
La evidencia de las olas de calor anteriores es que el aumento de muertes ocurre muy rápidamente, dentro de las primeras 24 horas de la ola de calor.
Esto contrasta con las olas de frío, que también pueden ser mortales pero tardan más en tener un impacto.
Temperaturas diurnas y nocturnas
Obviamente, las temperaturas más altas serán durante el día, cuando el sol nos golpea, pero la temperatura nocturna también es crucial.
La razón es que el cuerpo necesita un descanso.
Si la tensión de mantener la temperatura corporal central bajo control continúa durante el día y la noche, aumenta el riesgo de problemas de salud.
Entonces, ¿qué hacemos con el calor?
El consejo es bastante simple y obvio: mantente fresco e hidratado.
Una forma de verlo es actuar como harías en unas vacaciones soleadas y calurosas: no dejas de divertirte, pero cambias tu comportamiento. ¿Realmente necesitas hacer esa carrera de 10 km al mediodía o puedes esperar hasta la noche?
Asegúrate de beber suficiente agua o leche. El té y el café también están bien. Pero hay que tener en cuenta el exceso de alcohol, ya que puede aumentar el riesgo de deshidratación.
Y trata de mantenerte fresco: si hace más calor afuera que dentro de la casa, entonces es mejor que mantengas las ventanas y las cortinas cerradas. O puede que te resulte más agradable ir a un parque, con algo de brisa y sombra.