Por qué Paraguay aprueba el ingreso al país de tropas de Estados Unidos (y por qué resulta polémico)
La aprobación del ingreso en Paraguay de tropas especiales de Estados Unidos no ha llegado sin polémicas.
El senado paraguayo aprobó esta semana la estadía temporal de marines del Grupo de Fuerzas Especiales de la Armada de Estados Unidos, que estarán en el país entre el 9 de marzo y el 12 de abril de este año.
La presencia de 12 agentes de los SEALS de la marina estadounidense "se da en el marco de un intercambio conjunto de capacitación, que harán con agentes de la Agrupación Antinarcótica paraguaya para la lucha contra el narcotráfico en la región", argumenta el Ejecutivo paraguayo en la propuesta que se votó en el senado.
Los oficiales podrán entrar y desplazarse por el país con su propio armamento y contarán con inmunidad diplomática durante los 28 días que durará su estancia.
Pero hay quien ha advertido de las consecuencias que puede tener la iniciativa presentada por el gobierno de Mario Abdo Benítez.
Críticas
La bancada de la Concertación Frente Guasu, una agrupación de partidos de izquierda y centroizquierda de Paraguay de la que forma parte el expresidente Fernando Lugo, se ausentó de la votación en señal de protesta.
"Esta postura es de oposición a la amenaza expresada reiteradamente por el gobierno de Donald Trump de utilizar la fuerza militar para imponer sus intereses en la República Bolivariana de Venezuela, siguiendo una larga tradición de ese país de invadir e intervenir militarmente en América Latina", justificó en un comunicado.
También, en declaraciones a la agencia de noticias del estado cubano Prensa Latina, el diputado del Frente Guasú al parlamento del Mercosur Ricardo Canese aseguró que el movimiento va en sintonía con lo que que "era muy común en la dictadura de Stroessner, el de plegarse a los mandatos y designios de Washington".
Una figura controvertida
La comparación con Alfredo Stroessner, que lideró un gobierno de facto en Paraguay durante 35 años, es algo que el presidente paraguayo actual escucha con frecuencia.
Su padre, Mario Abdo Benítez, se desempeñó como secretario privado de Stroessner.
Y aunque el mandatario de 47 años de edad se esfuerza por marcar distancias con el régimen militar stronista, sí le reconoce algunos méritos, especialmente en materia de seguridad y economía.
Abdo, más conocido como "Marito" para diferenciarse de su padre, asumió la presidencia del país en agosto tras la victoria?ajustada? que su partido, el conservador Colorado, obtuvo en los comicios celebrados en abril del año pasado.
Está en contra del aborto y del matrimonio homosexual, pero se declara defensor de los derechos humanos y de los menos favorecidos.
Sus opositores creen que su elección simboliza que un considerado "stronista" vuelva al poder en Paraguay.
"El triunfo de Abdo significa la reposición en el poder de la corriente autoritaria del coloradismo", le dijo a BBC Mundo Osmar Gómez, politólogo de la Universidad Nacional de Asunción, el pasado mes de abril en un artículo en el que valoraba los resultados de las elecciones.
Y la oposición no duda en recordarle a Abdo su pasado. En el mismo comunicado en el que el Frente Guasu critica la entrada de agentes especiales estadounidenses al país, también cargan contra el presidente y su política exterior.
"Mario Abdo, quien con su canciller, Luis Alberto Castiglioni, se constituyeron en embajadores de la guerra y la intervención militar, rebajando la política exterior paraguaya a la grosera subordinación de intereses ajenos a la paz y a la no intervención", remata el texto.
¿Razones para la desconfianza?
"La oposición tiene fuertes argumentos a su favor para declararse en contra", le dice a BBC Mundo Norberto Emmerich, doctor en Ciencia Política y experto en narcotráfico y seguridad en América Latina.
Para el analista, también presidente del Centro de Estudios de Estrategia y Políticas Públicas de Buenos Aires, este acuerdo de colaboración en materia de seguridad con Paraguay es, sobre todo, una maniobra muy inteligente de Estados Unidos.
"Aunque se trate de un contingente muy pequeño de 12 agentes que no debería causar tanto revuelo, se da en un momento muy sensible para la región en el que existe, aunque sea de forma lejana, la posibilidad de una potencial intervención militar de Estados Unidos en Venezuela".
Emmerich opina que con pequeñas colaboraciones y acuerdos de este tipo, Estados Unidos consigue mandar a Venezuela el mensaje de que está aislada y de que cada vez más países América Latina mantienen buenas relaciones con Washington.
"Es un mecanismo de presión", sostiene el experto, "pero eso no quiere decir que el acuerdo de colaboración para la lucha contra el narcotráfico entre Estados Unidos y Paraguay no esté justificado", aclara el también licenciado en Relaciones Internacionales.
"El narcotráfico es una problemática ya bastante vieja por el circuito de drogas que va de Brasil a Paraguay y a Argentina y constituye para Estados Unidos un excelentísimo argumento para este tipo de operaciones por la preocupación que siempre ha tenido Washington de cortar el flujo de drogas que viene desde el sur del continente".
"Pero nada es inocente en todas las circunstancias", concluye Emmerich que cree que el gobierno de Trump puede también tener ciertos intereses en acceder a los recursos naturales de Paraguay con condiciones favorables.
El Ejecutivo paraguayo había solicitado el pasado 5 de febrero a la Comisión Permanente del Congreso Nacional el permiso correspondiente a la entrada y estadía en el país de militares de Estados Unidos.
El martes, se dio luz verde en el Senado.