Una pregunta difícil de concebir algún tiempo atrás se ha instalado en medio del debate por la detención de inmigrantes en Estados Unidos: ¿hay "campos de concentración" en este país?
Unos lo niegan y sostienen que los centros de detención de migrantes en la frontera sur de EE.UU. son incomparables con los recintos para prisioneros que usaron, por ejemplo, los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Pero otros, desde una congresista opositora a historiadores, columnistas o defensores de derechos humanos sostienen que sí, que la potencia mundial tiene campos de concentración en su propio territorio.
"Si se trata de hacer una reflexión de lo que estos centros de detención de personas migrantes hoy día constituyen en EE.UU., no habría dudas en llamarlos campos de concentración", dice a BBC Mundo Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de la organización defensora de derechos humanos Amnistía Internacional.
"Un sistema"
La polémica gira en torno a 200 lugares de EE.UU. donde el servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) tiene detenidas diariamente más de 50.000 personas, en su mayoría inmigrantes sin papeles, refugiados y solicitantes de asilo latinoamericanos.
Durante el gobierno de Donald Trump han muerto 24 personas bajo custodia de ICE y surgieron reportes que alertan sobre el hacinamiento y la falta de condiciones para albergar a un número récord y creciente de migrantes detenidos, muchos de ellos sin siquiera enfrentar cargos.
Los migrantes menores de edad suelen ser transferidos a otras agencias gubernamentales, y seis de ellos han muerto bajo custodia federal desde septiembre, según medios locales.
El gobierno sostiene que carece de recursos suficientes para atender una crisis fronteriza por la creciente llegada de migrantes: solo en mayo detuvo a 144.000 personas cruzando la frontera.
Algunos recuerdan también que el mecanismo de detención de migrantes en la frontera ya funcionaba bajo el anterior gobierno de Barack Obama, aunque con menor cantidad de personas bajo custodia.
El propio Trump ha admitido que las condiciones en algunos centros de detención de migrantes son "terribles", pero nadie en su gobierno ha aceptado que sean "campos de concentración" como sostienen sus críticos.
"Esta administración ha establecido campos de concentración en la frontera sur de Estados Unidos para migrantes, donde están siendo brutalizados con condiciones deshumanizantes y muriendo", tuiteó la congresista opositora demócrata Alexandria Ocasio-Cortez la semana pasada.
El mensaje incluyó un link a un artículo reciente de Esquire donde la especialista Andrea Pitzer señalaba que en EE.UU. hay "un sistema de campos de concentración".
Pitzer explicó que su libro Una larga noche: historia global de los campos de concentración define en forma general a esos lugares como centros de "detención masiva de civiles sin juicio".
El tuit de Ocaso-Cortez agitó el debate y la congresista republicana Liz Cheney (hija de Dick Cheney, vicepresidente de George W. Bush) le recordó que "6 millones de judíos fueron exterminados en el Holocausto",
"Menosprecias su memoria y te deshonras a ti misma con comentarios como este", agregó Cheney en la respuesta a su colega demócrata.
"Estar vigilantes"
La controversia llegó rápidamente a las páginas de periódicos.
El diario The Salt Lake Tribune de Utah publicó un editorial el domingo titulado "Sí, tenemos campos de concentración".
La Alemania nazi y la situación actual de EE.UU. no son "moralmente equivalentes", indicó el editorial. "Y probablemente no tengamos razones para temer que esto necesariamente se va a convertir en eso. Pero, entonces, nunca lo hacemos. Porque eso empieza así".
"Donald Trump está manejando campos de concentración en la frontera. La pregunta sigue siendo: ¿qué vamos a hacer al respecto?", sostuvo Charles Blow, columnista de opinión del New York Times, el martes.
Otros han recordado que antes del comienzo del Holocausto hubo campos de concentración en lugares como Cuba, Sudáfrica o Francia, y que incluso en EE.UU. se utilizaron campos de internación de japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, Richard Cohen, columnista del Washington Post, publicó el martes una columna afirmando que "no hay campos de concentración en la frontera" de EE.UU. con México.
"Nadie está detenido por razones políticas, ideológicas o religiosas. Nadie está siendo azotado y puesto a trabajar hasta que muera de agotamiento. No hay crematorio, y nadie está siendo crucificado boca abajo como lo estaban en Buchenwald", escribió Cohen.
Guevara-Rosas, de Amnistía Internacional, señala que "los campos de concentración no siempre fueron campos de exterminio" y las atrocidades en ellos fueron a menudo consecuencia del hacinamiento y deterioro de sus condiciones.
"El debate no tiene que ser sobre cuál es la terminología", sostiene. "El foco debería de ser las condiciones infrahumanas de encierro que se encuentran cientos de miles de migrantes".
Timothy Snyder, profesor de historia en la Universidad de Yale especializado en el Holocausto y autor del libro Sobre la Tiranía: Veinte Lecciones del Siglo XX, advierte que "si no podemos mirar con atención el pasado, no tenemos otra manera de ser críticos con el presente".
"El punto no es si América 2019 es exactamente como Alemania 1933; por supuesto que no lo es", dice Snyder a BBC Mundo.
"El asunto crucial es el Estado de derecho: un campo de concentración es una zona donde el Estado de derecho no se aplica", señala. "La pregunta es si estamos insistiendo en el Estado de derecho en cada lugar de nuestro territorio. La respuesta es no, y por eso tenemos que que estar vigilantes".