El Vaticano le negó una audiencia con el papa Francisco al secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
"El Papa ya ha dicho claramente que personajes políticos no son recibidos durante períodos electorales", explicó el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, al anunciar la medida.
Pero Parolin también sugirió que Pompeo podría estar tratando de utilizar a la Iglesia católica para tratar de ganar votos para el presidente Donald Trump.
Y la decisión tensa aún más unas relaciones afectadas por unas recientes declaraciones de Pompeo sobre la Iglesia católica y China.
Antes de viajar a Italia, el jefe de la diplomacia estadounidense escribió en un artículo que la Iglesia católica estaba arriesgando su "autoridad moral" al renovar un acuerdo que le permite a China influir sobre el nombramiento de obispos.
Y el miércoles, en Roma, Pompeo llamó al Vaticano a defender la libertad religiosa en el país asiático, asegurando que "en ningún lugar la libertad religiosa es tan atacada como en China".
Las declaraciones de Pompeo fueron criticadas por Parolin y el arzobispo ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano, Paul Gallagher, con este último declarando que ese tipo de temas se debían discutir en privado.
El cardenal Parolin, por su parte, también dijo que era posible que las declaraciones de Pompeo tuvieran como objetivo alentar el voto de los católicos en favor de Trump en las elecciones de noviembre.
"Algunos lo han interpretado así, que los comentarios eran sobre todo para uso político doméstico. No tengo pruebas de ello, pero es una forma de verlo", declaró.
Parolin también dijo que el acuerdo del Vaticano con China no tenía nada que ver con Estados Unidos.
Trump sin embargo, goza de bastante apoyo entre los movimientos religiosos más conservadores, incluyendo algunos votantes católicos que consideran demasiado liberal al papa Francisco.