Situada entre Irlanda y Gran Bretaña, la Isla de Man es conocida por sus gatos sin cola y su carrera de motos.
Pese a la influencia de sus vecinos, la identidad de Isla de Man permanece fuerte. En todas partes se puede ver la bandera nacional: tres piernas con espuelas de oro sobre un fondo rojo.
No es parte de Reino Unido ni de la UE, pero tiene acceso a ambos. La reina Isabel II es la jefa de Estado y Reino Unido es responsable de la defensa de la isla, que tiene autogobierno y un sistema impositivo propio.
Ahora, tras la filtración conocida como los Paradise Papers, este territorio dependiente de la Corona británica está en los focos internacionales.
Según los Paradise Papers, en 2013 el campeón británico de Fórmula 1 Lewis Hamilton importó su avión privado -un Bombardier Challenger 605 que adquirió en las Islas Vírgenes Británicas por US$21,6 millones- a través de una sociedad registrada en la Isla de Man.
En la operación, realizada con ayuda de la compañía Appleby, firma en el centro de la filtración, a Hamilton le devolvieron US$4,3 millones en concepto de IVA.
Hamilton no fue el único en hacer algo así. Otras 50 personas importaron aviones a la Isla de Man mediante esquemas similares con ayuda de Appleby.
De hecho, la Isla de Man tiene uno de los registros de aviones privados más grandes del mundo, con unos 970 jets de lujo oficialmente matriculados desde 2007.
Los tiempos difíciles
En los años 60, la Isla de Man no era el tipo de lugar al que llegarían los aviones privados de pilotos de carreras.
Más bien, eran trabajadores de Liverpool, Manchester, Belfast, Glasgow y otras ciudades industriales los que atestaban el paseo marítimo de la capital, Douglas, recuerda Phil Crain, quien creció en la isla.
En la cima de la industria turística de la Isla de Man, 600.000 visitantes llegaban cada año. El turismo era la columna vertebral de la economía isleña.
Pero con la llegada de los paquetes vacacionales, a finales de los 60, resultaba más barato volar a España, donde el sol estaba garantizado, y la industria turística de la isla resultó golpeada.
Cuando Crain terminó la escuela, en 1974, sentía que no había demasiadas perspectivas para él. Como muchos otros de su generación, viajó a Gran Bretaña a continuar sus estudios y encontrar trabajo.
Conduciendo por la costa oeste de la isla, con el mar de Irlanda como telón de fondo, es habitual ver tholtan, la palabra del manés -la lengua local- para casa abandonada, un recordatorio de los malos tiempos y la emigración que caracterizó gran parte del pasado de la isla.
Pero los maneses tienen el hábito de superponerse a la adversidad. Ya resistieron las invasiones de los vikingos, los escoceses y los ingleses, por no mencionar el declive de la pesca y la industria minera.
La transformación
En 1961, el Tynwald, el parlamento de la isla, empezó a cortar los impuestos sobre la renta para atraer extranjeros. En los 70, hubo una afluencia de bancos mercantiles y comerciales también.
Para 1980, la tasa máxima del impuesto sobre la renta se fijó en 20%, donde aún se mantiene, y el monto máximo a pagar permanece limitado.
Actualmente, la tasa de impuestos corporativos es de 0%, en comparación con el 19% en Reino Unido. En la Isla de Man no hay impuestos sobre las ganancias de capital.
El efecto de esto fue un "boom" económico en la pequeña isla. En los últimos 30 años, su crecimiento económico fue tres veces el de Reino Unido.
Mientras estudiaba comercio en la Universidad de Liverpool y, más tarde, cuando trabajaba como contable en Londres, Phil Crain visitaba a su familia en la isla regularmente, y, en cada ocasión, notaba la extraordinaria transformación.
En el centro de Douglas, hay una calle llamada Athol Street. Compuesta de edificios modestos aunque elegantes, las firmas que operan ahí hacen que no sea una calle cualquiera.
Entre ellas, KPMG, Zurich International Life y Appleby, la compañía en el centro de la filtración de los Paradise Papers. Es el centro del distrito financiero de la Isla de Man.
Esta isla, con una población de menos de 85.000 habitantes tiene más de 300.000 compañías registradas. Alrededor del 17% de los ingresos de la isla vienen de la banca, los servicios financieros y empresariales y una proporción similar procede de los seguros.
A diferencia de algunos otrora populares centros turísticos británicos, la ciudad parece discretamente próspera. En su mayoría, las antiguas casas de huéspedes a lo largo del paseo marítimo de Douglas están limpias y recién pintadas.
Pero teniendo en cuenta todo el dinero que pasa por la isla, no se ve la ostentosa riqueza como esperas ver en Mónaco.
Apenas ocasionalmente se puede ver un Rolls Royce o un Ferrani, pero sí muchos Hondas y Ford. Hay algunos buenos restaurantes en Douglas, pero ninguno con una Estrella Michelin.
Varias celebridades han construido sus casas en la isla en los últimos años, sin embargo, más que los superricos, son los salarios de los contables, abogados y otros asesores los que provocaron el aumento del PIB de la isla.
El PIB per cápita de Isla de Man es de US$89.970, mientras que el de Reino Unido es de US$42.390, según el Banco Mundial.
¿Un "paraíso fiscal"?
Pero algunos en la isla temen que los tiempos de emigración puedan volver. El Brexit ha incrementado la incertidumbre y desde la crisis económica de 2008, hay un gran escrutinio sobre las finanzas offshore.
Muchos piensan que el gobierno no ha hecho suficiente para proteger la isla.
El gobierno rechaza las advertencias de los críticos que dicen que la economía necesita diversificarse. Hace referencias a otros sectores distintos a la banca y las finanzas que se han expandido: el e-gaming representa el 19% de los ingresos de la isla, una floreciente industria espacial y cinematográfica -más de 100 películas y series de televisión se rodaron en la isla desde 1995.
El gobierno también rechaza enérgicamente la etiqueta de "paraíso fiscal". "Nos tomamos nuestras responsabilidades internacionales extremadamente en serio", le dijo el primer ministro de la isla, Howard Quayle, al programa Panorama de la BBC.
Quayle también apuntó que la OCDE dice que la isla "cumple" en términos de estándares de transparencia y que cuando en 2015 la que publicó una lista de paraísos fiscales, la Isla de Man no estaba en ella.
Pero ahora, tras la filtración de los Paradise Papers, la forma en que la Isla de Man hace negocios está bajo escrutinio.