Después de una odisea judicial y 16 años en el corredor de la muerte, está listo el veredicto: culpable.
Este sábado un tribunal de Fort Lauderdale, una ciudad al norte de Miami (Florida, Estados Unidos) decidió por unanimidad hacer responsable al hispano-estadounidense Pablo Ibar por los seis cargos que pesaban en su contra. Tres de ellos por asesinato en primer grado.
Tras cuatro jornadas de deliberaciones, las ocho mujeres y cuatro hombres que componen el jurado entregaron el veredicto, poco después de las 10.30 (hora local).
Ibar, de 46 años, fue detenido el 14 de julio de 1994. Lo acusaron de haber cometido un triple asesinato en Florida, ocurrido el 27 de junio de ese mismo año.
Su primer juicio se celebró en 2000, cuando el jurado dictaminó que Ibar era culpable. En ese momento se le condenó a muerte.
Desde entonces, su batalla por lograr un nuevo juicio y una revocación de la condena ha sido ampliamente mediatizada.
Luego de varias peticiones denegadas, en 2016 el Tribunal Supremo de Florida accedió a que el acusado tuviera un nuevo juicio, al considerar el alegato de la defensa de que las pruebas en su contra habían sido "escasas y débiles".
En octubre de 2018, cuando el acusado ya llevaba 26 años tras las rejas, comenzó el nuevo proceso. Pero el desenlace ha sido el mismo.
El jurado volverá a reunirse este 25 de febrero, con el fin de acordar la condena.
Sin embargo, se conoce que la fiscalía de Broward (el condado de Florida en que se desarrolló el juicio) volverá a pedir la pena de muerte, que en el estado de Florida se ejecuta mediante la inyección letal.
Triple asesinato y robo a mano armada
Los hechos por los que Ibar fue condenado se remontan al 27 de junio de 1994, cuando fueron asesinados en Miramar (Florida) Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y las modelos Sharon Anderson y Marie Rogers.
Según el relato que recoge la Corte Suprema en su decisión de 2016, dos intrusos irrumpieron en la vivienda de Sucharsky y robaron varios objetos valiosos.
Los asaltantes golpearon repetidamente a Sucharski y uno de ellos le disparó a las tres víctimas en la cabeza.
Los asesinatos fueron registrados por una cámara de video que Sucharski había instalado hacía poco en su casa y la policía circuló las fotos de baja calidad extraídas de la grabación para localizar a los sospechosos.
Tres semanas después, el Departamento de Policía de Miami-Dade informó a la policía de Miramar que tenían en custodia a un hombre acusado de robo que se parecía a uno de los asesinos.
Se trataba de Pablo Ibar, que en ese entonces tenía 22 años.
Seth Peñalver, un estadounidense de origen mexicano, también fue llevado ante la justicia como acusado por estos crímenes. Pero en diciembre de 2012 un tribunal de Broward concluyó que no había pruebas suficientes para declararlo culpable.
Ibar, por su parte, siempre ha mantenido su inocencia. Su esposa, Tanya, ha sido su principal coartada.
En octubre de 2018 Tanya dijo a BBC Mundo que ella estaba con el acusado en la mañana de los hechos.
Los argumentos con que la defensa ha peleado el caso se basan principalmente en la calidad de las imágenes que supuestamente identifican a Ibar, así como supuestas deficiencias en el análisis de ADN encontrado en la escena del crimen.
Las imágenes están demasiado "borrosas y granuladas" y el ADN fue "contaminado", dicen los abogados de Ibar.
¿Continúa la pelea?
El abogado de Ibar, Benjamín Waxman, había dicho en octubre a la agencia española EFE que tanto él como su defendido se encontraban "muy esperanzados" y "optimistas" con el nuevo juicio.
Waxman aseguró que hay "grandes problemas con las pruebas de la fiscalía" y que existen "fuertes evidencias" de que en el momento de los crímenes Ibar "estaba en otro lugar".
El abogado dijo que en los últimos años se han revisado más de 25 condenas a muerte porque "después de todo el proceso" se han evidenciado "errores fundamentales", algo que ha ocurrido sobre todo en Florida, por ser uno de los estados con más penas de muerte.
Con la sentencia de este sábado el futuro es incierto.
Cuando el tribunal vuelva a reunirse en febrero se tomaría uno de dos caminos: la ratificación de la pena capital o la sentencia a cadena perpetua.
Si la pena de muerte es ratificada, la defensa podría apelar para lograr cadena perpetua en su lugar.
