La política boliviana, con todo su frenetismo, ahora tiene impacto regional.
A la renuncia, el domingo, del presidente Evo Morales, el martes se añadió el asilo del ahora exmandatario en México.
En una vertiginosa sucesión de hechos que empezaron el domingo y duraron tres días, Evo Morales pasó de anunciar una segunda vuelta presidencial a llegar como exiliado a Ciudad de México.
El vacío de poder que existía en Bolivia desde la renuncia de Morales empezó a llenarse este martes con el nombramiento como presidenta de la senadora opositora Jeanine Áñez, quien prometió realizar elecciones lo antes posible.
Sin embargo, este nombramiento no despeja por completo el panorama, en especial lo que sucederá con el futuro político de Evo Morales y de su partido, el Movimiento al Socialismo, el partido político más organizado y grande de Bolivia.
Para hablar sobre esto, BBC Mundo entrevistó al sociólogo y doctor en ciencia política Fernando Mayorga, director del Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón, en Bolivia.
(Esta entrevista fue hecha antes del nombramiento de Jeanine Áñez como presidenta).
¿Qué cambia con Evo Morales en México?
El asilo es una medida de seguridad para resguardar la vida de Evo Morales, porque si le pasa algo sería muy grave para el país.
Pero además, el asilo le da un carácter más nítido a la idea del golpe de Estado, porque se cierra el círculo con una declaración policial, luego militar y al final con un riesgo de acción punitiva.
Se confirma que fue un derrocamiento.
Desde el asilo, ¿Morales pierde relevancia en la política local?
No, se vuelve más relevante, porque es una víctima. Su imagen crece, sobre todo internacionalmente. Su defensa se convierte en una causa para sus seguidores.
Vamos a tener varias unidades de su coalición llevando adelante movilizaciones en varias regiones del país.
Morales dijo que "volverá y será millones". ¿El asilo es una estrategia política para replegarse y agarrar fuerzas?
No lo es, porque el asilo es consecuencia del golpe. Pero ahora se convierte en una pieza fundamental de una estrategia política a futuro.
El hecho de que sea México, un país con tradición de asilo, le da mucha fortaleza a la condición de asilado, de víctima.
Entonces, un Morales que hace tres semanas estaba debilitado, ¿ahora está fortalecido?
Morales se debilitó mucho en términos de legitimidad. Bajó de 60% a 40% en aceptación. Perdió parte de la clase media que lo apoyó en varias elecciones.
Pero, sí, claro, esto lo puede fortalecer. Aunque el quiebre con los sectores urbanos fue muy fuerte.
¿Preveía esto que está pasando?
Sí, porque había un sector de la oposición que decía que no iba a aceptar la victoria de Morales bajo ninguna circunstancia, porque lo consideraban un candidato ilegal e ilegítimo.
Esos sectores están vinculados a los Comités Cívicos (de Santa Cruz), que son los que han llevado la protesta hasta el punto de la renuncia de Morales, y han sobrepasado a (candidato opositor) Carlos Mesa, que planteaba una segunda vuelta o nuevas elecciones, y han planteado no solo nuevas elecciones, sino un gobierno provisional.
¿Cómo se convirtieron estos grupos en actores políticos relevantes en apenas unas semanas?
Desde que se dio el conflicto después de las elecciones, estos Comités fueron proponiendo una agenda cada vez más radical a la de Carlos Mesa.
Mesa tuvo que abandonar sus posiciones moderadas y el Comité Cívico fue tomándose la agenda de la oposición y así llegamos a la situación en la que estamos ahora.
¿Cómo se sale de esta situación?
Hay dos vías. Una es la sucesión constitucional, que es que se reúna la Asamblea y nombre un presidente interino. Pero para que eso ocurra tiene que haber quórum. (Finalmente la asamblea se reunió y nombró como presidenta a Jeanine Áñez, aunque sin quórum, apoyándose en un concepto del Tribunal Constitucional).
Esto implica unas elecciones, con la participación de todos y en ese caso el MAS va a ser la primera o segunda fuerza.
La otra vía es la del gobierno provisional de los Comités Cívicos, que quieren subir al poder para procesar y juzgar a los dirigentes del MAS.
Son los llamados juicios de responsabilidades, que buscan proscribir al MAS, para que no puedan participar en elecciones.
¿Cree que el MAS, si no lo proscriben, pueda salir favorecido de todo esto?
Mucho depende de cómo sobrevive después de esta crisis.
Si hay nuevas elecciones en condiciones normales, el MAS va a enfrentar a una oposición dividida en al menos cinco fuerzas.
El MAS al menos va a tener 30% de votos, entonces seguro va a ser primera o segunda fuerza.
En el otro escenario, si es que proscriben al MAS, y tenemos un gobierno de facto, Evo Morales se fortalece, porque aparece como víctima y políticamente puede quedar mejor parado para una elección en el futuro.
¿Entonces no se puede descartar que Morales vuelva al poder?
No, porque hay que ver el tipo de liderazgo que tiene Evo Morales.
Es expresión de una red de sindicatos en un país que se ha organizado desde los años 50 en sistemas corporativistas.
Él preside una organización de productores de coca, que son privados pero funcionan como sindicato, que se mueven autónomamente y son la forma de los pobres de acceder al mercado y a los servicios.
El MAS es una constelación de organizaciones sindicales y territoriales y cada una de ellas tiene autonomía de acción. Por eso hay choques entre ellas.
Pero, más allá de las divisiones, ¿el MAS seguirá siendo un actor principal de la política boliviana?
Es el único partido con presencia nacional en los últimos 20 años, con votaciones que han llegado al 60% y con mínimos de 40%.
Entonces no se trata de Evo. Evo es fruto de un proceso de coalición de sindicatos y esa coalición está intacta. Evo la unifica y ahora con mayor razón, porque se ha convertido en víctima, en mártir.
¿Qué sería lo ideal para salir de la crisis?
No existe nada ideal, pero lo razonable es que el MAS pueda ir a elecciones sin Evo Morales de candidato pero como jefe del MAS.
Es imposible que Evo Morales se vaya de la política.
Es distinto si es candidato o no. Es más como (Juan Domingo) Perón.
Entonces ve un escenario como en Argentina, donde Cristina Kirchner logró volver al poder pasando a un segundo lugar.
Sí, o como Lula con Dilma (Rousseff en Brasil) o como Rafael Correa con Lenín Moreno (en Ecuador).
Es que eso es lo que (Morales) tuvo que haber hecho en lugar de plantearse ese referendo.
Pensar a Evo por fuera del poder es imposible. Desde una figura secundaria, Evo Morales puede volver al poder.