Para lsrael es una medida de seguridad "contra el terrorismo". Para los palestinos, una "monstruosidad" que simboliza la ocupación de sus territorios y la discriminación.
La llamada Valla de Seguridad de Cisjordania, que encierra el territorio palestino al este de Israel (incluyendo Jerusalén oriental), ha generado polémica desde el momento mismo en que el gobierno de Tel Aviv ordenó su construcción hace 15 años.
Parte muro y parte cerca, la sofisticada barrera de 726 kilómetros empezó a ser erigida en medio de la segunda Intifada (levantamiento palestino), cuando Israel aseguraba que sufría un atentado suicida cada 90 minutos y debía frenar el cruce de atacantes a su territorio. (Ver mapa).
El hombre a cargo del proyecto fue un coronel de las Fuerzas de Defensa de Israel, Dany Tirza, hoy un militar retirado de 58 años que trabaja como asesor de seguridad.
"Fue un último recurso del gobierno de Israel, que en realidad no quería construir la valla por cuestiones políticas, porque sabía que iba a ser polémica", admite Tirza en diálogo con BBC Mundo.
Y controvertida ha sido. Los palestinos y organizaciones humanitarias han denunciado que la barrera ha creado una suerte de "apartheid", al restringir las libertades, dificultar el tránsito de trabajadores a Israel y limitar el acceso a tierras para la agricultura y el suministro de agua.
A nivel internacional, la valla ha sido condenada por una resolución de Naciones Unidas y declarada ilegal por la Corte Internacional de Justicia.
En tiempos en que Donald Trump, el presidente de EE.UU. (aliado incondicional de Israel), planea construir un muro en la frontera con México para frenar la inmigración y el crimen, Tirza tiene un mensaje claro para él: "No basta con construir una barrera".
En una entrevista telefónica con BBC Mundo desde Jerusalén, el excoronel israelí se explaya sobre la propuesta de Trump y habla de los desafíos y las polémicas que enfrentó -y aún enfrenta- la valla en Cisjordania.
¿Era realmente necesario construir una valla así, que los palestinos califican de "monstruosidad"?
Desde 2000 Israel recibía constantes ataques en lo que los palestinos llamaban segunda Intifada [levantamiento] y nosotros considerábamos ataques terroristas.
En ese periodo, que duró hasta 2005, sufrimos más de 4.000 atentados y unas 1.500 personas murieron en territorio israelí.
La decisión de construir la valla de seguridad en 2002 fue un último recurso del gobierno de Israel, que en realidad no la quería construir por cuestiones políticas, porque sabía que iba a ser polémica, pero en ese momento no encontró otra manera de frenar los ataques, que ocurrían en todo el país, todo el tiempo.
Como yo era coronel en el ejército, estaba cargo de la planificación estratégica en el comando central de las Fuerzas de Defensa de Israel, fue natural que yo acabara dirigiendo la construcción de la valla en Cisjordania. Esa fue mi principal tarea hasta 2007.
¿De veras no había otra manera de solucionarlo? Por ejemplo, dialogando con los palestinos...
No había tiempo que perder. Como sufríamos tantos ataques, el gobierno debió tomar la rápida decisión de encargarle al ejército que diseñara y construyera la valla de seguridad.
¿Por qué en algunos sectores se construyó una altísima muralla y en otros una sofisticada cerca, como ya se había visto antes en el Muro de Berlín?
Sólo el 5% de este enorme proyecto de 726 kilómetros de longitud consiste en un paredón de concreto. El resto es una cerca de alambre, que incluye una franja de seguridad de 45 metros de ancho.
El muro fue construido en las zonas urbanas donde no encontramos suficiente espacio para el sistema de cercas. Tomamos la decisión de no evacuar ni destruir ni una sola vivienda palestina.
¿Y por qué un muro tan alto?
Al principio pensamos en construirlo de 6 metros, pero nos dimos cuenta que aun así algunas personas podían treparlo. Por eso decidimos elevarlo a 9 metros, porque a esa altura nadie puede subirse.
Además nos permite proteger a los soldados de disparos desde posiciones altas. Es un sistema muy efectivo.
Desde el comienzo la valla en Cisjordania fue controvertida, como usted mismo lo reconoció. Los palestinos y la comunidad internacional se mostraron contrarios a ella. Aun así, el proyecto siguió adelante?
Desde luego tuvimos muchas críticas, mala prensa. Pero yo estaba en el ejército; mi primer deber era proteger la vida de los israelíes.
No obstante, sabía que de todos modos debía escuchar los reclamos de los civiles. Desde el inicio tuve que balancear la seguridad con los derechos y las necesidades de la gente que vivía en el terreno.
Pero, entonces, ¿por qué la valla cruza en varios puntos la llamada Línea Verde aceptada como la demarcación de Cisjordania? Los críticos dicen que se anexó territorio palestino con el pretexto de la seguridad.
Antes que nada debe entender que la Línea Verde no es una frontera, sino un límite temporal surgido del cese el fuego entre Israel y sus vecinos [Egipto, Jordania, Líbano y Siria] tras el fin de la Guerra Árabe-Israelí en 1948.
Si bien es la única frontera política que define a Cisjordania, esta línea no existe en el terreno.
Mucha gente pedía que la valla se construyera exactamente sobre la Línea Verde, pero esto no funcionaba desde la óptica de la seguridad, según la cual uno siempre debe estar en las zonas que domina y quiere proteger.
Yo traté de seguir esa línea, pero no exactamente, porque teníamos que incluir los asentamientos judíos para resguardarlos. En esas zonas, por ejemplo en Ariel, Maale Adumim y Gush Etzion, la valla se mete adentro de Cisjordania.
La razón es que en esas áreas se encuentra un 70% de los colonos israelíes que viven en Cisjordania, y el gobierno quería protegerlos al dejarlos del lado israelí de la barrera.
Pero precisamente por eso la Corte Internacional de Justicia ha determinado que la valla viola la ley internacional.
Respeto esta postura, pero es de carácter político; no considera el hecho fundamental de que Israel tiene el derecho y la obligación de defender a su población de los ataques palestinos.
Durante la segunda Intifada también murieron unos 3.000 palestinos...
Lo que puedo decirle es que cuando tomamos la decisión de construir la valla, en Israel había un atentado cada 90 minutos.
También en Israel hubo oposición a la construcción del muro.
Muchos israelíes estaban contentos de que frenáramos los ataques terroristas. Pero los partidos de izquierda cuestionaban que la barrera se metiera en territorio palestino.
Yo mismo tuve que enfrentar 124 casos en la Corte Suprema de Israel, relacionados con el trazado de la valla. Se trataba, sobre todo, de pedidos para reconsiderar el balance entre las necesidades de seguridad y los derechos de los palestinos, y debí testificar para defender mi proyecto.
Sólo perdí cinco casos, los cuales nos obligaron a modificar el recorrido de la barrera, derribar secciones ya construidas y erigirlas en otro punto. Pero de estos pocos casos aprendí mucho más que de los otros muchos que gané.
Los palestinos afirman que la valla ha vuelto su vida mucho más difícil de lo que ya era, al obstaculizar no sólo su acceso al trabajo y a sus tierras, sino también a servicios médicos y a la educación. ¿Qué les diría a ellos?
Les diría que se tuvieron en cuenta las necesidades de la gente en el terreno. Construimos la valla sobre o alrededor de la Línea Verde, pero si había problemas prácticos para los pueblos tratamos de encontrar soluciones prácticas para ellos.
¿Por ejemplo?
Intentamos que nadie quedara encerrado por la valla, sin posibilidad de salir y entrar. Los palestinos tienen acceso libre a Cisjordania, aunque no a Israel. Para ir a Israel tienen que cruzar puestos de control.
Y dentro de Cisjordania, para que no tuvieran problemas para acceder a sus tierras, construimos puertas especiales para la agricultura. Hay más de cien de estos accesos.
Al principio estaban abiertas media hora a la mañana, media hora al mediodía y media hora a la tarde. Pero esto no funcionó, así que tuvimos que cambiar el sistema. Hoy hay menos accesos, sólo uno por pueblo agrario, y algunos están abiertos mañana y tarde.
De modo que si los palestinos tienen tierras en el lado israelí del muro, pueden venir con sus tractores, herramientas y trabajadores pasando por un puesto de seguridad. Y no hemos tenido grandes quejas por este tema.
Yo trabajé mucho en el terreno; hablé con los pobladores, con los alcaldes. Mucha gente me conoce y sabe que tuve en cuenta muchas de las necesidades de los palestinos en Cisjordania, claro que con las limitaciones que imponían el principal objetivo: la seguridad.
Algunos en Israel elogian el hecho de que usted le dio un "enfoque humanitario" a la construcción de la valla. Teniendo en cuenta las objeciones precisamente humanitarias, ¿no es eso una contradicción intrínseca?
No, para nada. En mi equipo había personas encargadas de las necesidades humanitarias de la población palestina y judía afectada por la construcción de la valla.
Eran abogados, miembros de la administración civil y gente que conocía muy bien el terreno para ayudarnos a resolver dificultades.
A 15 años de que se iniciara el proyecto de la valla, ¿cuál es su balance? ¿Cree que fue efectiva para detener los ataques contra Israel?
Desde enero de 2007, cuando la mayor parte de la valla ya estaba construida, los atentados se redujeron a un nivel con el que podemos convivir. Ha habido poco más de 30 ataques contra Israel desde el territorio palestino, en los que han muerto 28 personas.
Desde luego, no se puede decir que esta disminución se debe sólo la valla; esta es sólo una barrera en el terreno.
La barrera no funciona sin la inteligencia, sin las fuerzas de seguridad, sin los recursos, sin los sistemas electrónicos y sin la coordinación con las autoridades palestinas.
¿Qué opina de la propuesta de Donald Trump de ampliar los alrededor de 1.000 kilómetros de valla que ya existen en la frontera entre EE.UU. y México?
Insisto: no basta con construir una barrera, y este es uno de los problemas que veo en la frontera entre EE.UU. y México.
Lo que han hecho y lo que planean hacer es una valla en el terreno; no están creando lo que llamo un "concepto de seguridad".
En otras palabras, no están haciendo trabajar juntas a todas las entidades que hay en EE.UU., como el FBI, la guardia fronteriza y las fuerzas especiales. Son todas agencias que trabajan a lo largo de la frontera, cada una con su propia inteligencia, pero que no están coordinadas.
Y si estas entidades no trabajan juntas, no es posible aprovechar bien las ventajas de la infraestructura para proteger la frontera. Así no funciona.
Nosotros teníamos el mismo problema en Israel, pero decidimos coordinar las tareas de todas las agencias, con una sola sala de control, un mismo sistema de comunicación y directivas unificadas. Y resultó.
¿Está diciendo que la propuesta de Trump no va a funcionar?
Yo creo que todos los Estados tienen derecho a controlar sus fronteras. Pero el principal problema que veo en EE.UU. no es la inmigración, sino el tráfico de drogas, armas y medicamentos ilegales, y el crimen asociado a ellos.
Y para controlar el límite con México, EE.UU. debe actuar de una manera más sabia, no sólo construyendo un muro.
Esa es la recomendación que le haría a Donald Trump, aunque nadie sabe con certeza qué enfoque le dará a su propuesta.
¿Debería Trump incluir el aspecto humanitario, como usted asegura que hizo?
Claro. Su gobierno debería hablar con las comunidades que viven a lo largo de la frontera y encontrar soluciones a sus preocupaciones y problemas.
Además, debería construir buenos puestos de control. La gente tiene derecho a cruzar de un lado a otro de una manera fluida y segura. Si tienen permiso para pasar, que lo puedan hacer sin problema.
Así se evita, además, que delincuentes pasen por zonas vulnerables o construyan túneles.
Sea como fuere, es un proyecto muy costoso económicamente.
Sí. A nosotros nos costó más de US$3.000 millones construir la valla. Todo el dinero provino del presupuesto israelí, porque como EE.UU. consideró que era un asunto político, no nos autorizó a usar recursos del fondo de ayuda estadounidense.
Pero, siguiendo una afirmación anterior suya, ¿no hubiera sido menos costoso organizar mejor las agencias de seguridad en lugar de construir una valla?
Si no hay un límite físico, el control de seguridad es menos efectivo. Una barrera es la mejor manera de frenar el ingreso al país de personas que violan la ley.
Más aún en el caso de una frontera tan extensa como la de EE.UU. con México.
¿Cuál es el futuro de la valla en Cisjordania? Fue concebida como un recurso temporal, pero parece que se va a quedar allí para siempre.
Sigue siendo temporaria y estará allí hasta que ocurra algo que, yo creo, va a suceder: la paz con los palestinos.
Para nosotros, la valla no es una frontera y está claro que para los palestinos tampoco. En eso estamos de acuerdo.
Tengo la esperanza de que, cuando se alcance la paz, la barrera ya no será necesaria porque no haya más ataques desde el lado palestino.
Pero hay quienes dicen que la valla es, justamente, uno de los grandes obstáculos para alcanzar la paz, al establecer un límite de forma unilateral.
Estamos preparados para realizar los cambios necesarios si los palestinos deciden sentarse a la mesa de negociaciones de paz [algo que han negado a hacer hasta que se escuchen sus reclamos territoriales y se frene la construcción de asentamientos israelíes].
Y, desde luego, si aceptan el derecho de Israel de estar aquí.
¿Qué piensa de la reciente decisión del gobierno de Israel de construir un nuevo asentamiento dentro de Cisjordania, cerca de Naplusa, por primera vez en 20 años? Ha sido muy criticada.
Los medios de comunicación han hecho mucha alharaca. La intención del gobierno es relocalizar a colonos evacuados de otros asentamientos en tierras estatales en las que hay granjas agrícolas y un puesto de avanzada de Israel.
El lugar se encuentra lejos de Naplusa y no interfiere para nada con la vida cotidiana de los palestinos.
Aun así es territorio que reclaman los palestinos.
Israel ha dicho muchas veces que, una vez que se alcance un acuerdo de paz permanente con ellos, las fronteras serán determinadas en negociaciones bilaterales.
El gobierno israelí prometió que, de darse esta situación, evacuará los asentamientos que queden dentro de un Estado palestino.
LA VALLA EN CIFRAS
- US$3.000 millones costó erigirla
- 726 kilómetros de longitud, según el plan aprobado por el gobierno israelí
- 525 km construidos; 21 km en obras. El resto de la valla aguarda autorización
- 37 km de muro de concreto (5%). El resto, una cerca con sensores electrónicos
- 28 terminales, 5 para mercancías
- 112 puertas para agricultura. Sólo 16 están abiertas diariamente; el resto únicamente en temporadas de actividad agrícola
- 150 km de la barrera siguen la Línea Verde; el resto se mete dentro de Cisjordania
- Unas 20 salas de comando y control
- Centenares de cámaras de vigilancia
Fuentes: gobierno de Israel, Danny Tirza