Decenas de miles de mujeres se manifestaron el sábado en Seúl, la capital de Corea del Sur, para protestar contra la pornografía con cámaras ocultas, en la que los autores filman o fotografían a las mujeres en lugares públicos sin su consentimiento.
A pesar de que divulgar pornografía es ilegal en Corea del Sur, tanto los videos como las fotos son ampliamente compartidas en internet.
Las mujeres, según los organizadores de la manifestación, viven con un miedo constante a ser fotografiadas o grabadas en video sin su permiso.
Así, son habitualmente filmadas mientras usan el transporte público, mientras van al baño o se cambian de ropa en probadores de tiendas.
Un problema desde hace más de una década en Corea del Sur
Las autoridades de Corea del Sur no han logrado contener el aumento de este tipo de delitos en años recientes.
El número de crímenes con cámaras ocultas aumentó de 1.100 en 2010 a más de 6.500 en 2017.
Pero ya desde 2004 el país ordenó que todos los celulares inteligentes hicieran mucho ruido al sacar una foto o hacer un video para que la gente se diera cuenta de que estaban siendo utilizados.
Aún así, los usuarios se valen de aplicaciones para silenciar esos sonidos.
Además, los perpetradores de estos crímenes utilizan cámaras en miniatura ocultas en paredes, bolsos, zapatos o accesorios de cuartos de baño para grabar a las víctimas.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, declaró que este crimen se ha convertido en "parte de la vida diaria".
Aunque la ley impone un máximo de 5 años en prisión o una multa de unos US$9.000 por crear imágenes de contenido sexual, y una sentencia máxima de 7 años o una multa de unos US$27.000 por distribuirlas con fines de lucro, para muchos delincuentes los castigos son mucho más ligeros.
La semana pasada, el presidente Moon Jae-in dijo durante una reunión de gabinete que quienes cometieran este delito deberían "sufrir más daños que los que ellos causan", e instó a los funcionarios a buscar castigos más fuertes, como avisar a los empleadores cuando sus empleados son condenados.
El desencadenante: un caso al revés
La mayoría de las manifestantes que salieron a la calle el sábado en Seúl rondaban los veinte años, el rango de edad que se estima más afectado por esta práctica.
Muchas portaban carteles con mensajes como "mi vida no es tu porno" y gritaban consignas en las que decían: "Los hombres que graban videos así, los que los publican, los que los ven, ¡todos deberían ser severamente castigados!".
Las manifestantes llevaban sus caras cubiertas con máscaras y vestían sombreros y gafas de sol.
Unas 55.000 mujeres participaron en la protesta según los organizadores, -unas 20.000 de acuerdo a la policía-, en la que se estima que es una de las manifestaciones de mujeres más grandes de la historia de Corea del Sur.
Pero el desencadenante para esta protesta en particular fue un hecho más bien insólito: el arresto de una mujer de 25 años el pasado mes de mayo por sacarle una fotografía en secreto a un compañero que posó desnudo antes estudiantes universitarios de bellas artes. Después, la mujer la compartió en internet.
Las manifestantes creen que la policía solo actuó rápidamente porque fue una mujer la autora del delito, y critican a las fuerzas de seguridad por cerrar casos de víctimas mujeres argumentando que no pueden identificar a los fotógrafos o que no pueden rastrearlos en internet porque publican las imágenes en servidores extranjeros.