A pesar de que enfrentará obstáculos casi infranqueables, el Partido de los Trabajadores (PT) decidió proclamar al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva como su candidato a las próximas elecciones presidenciales de Brasil, durante una convención celebrada en Sao Paulo este sábado.
Lula no estuvo presente en la misma, pues desde el 7 de abril está preso en la Superintendencia de la Policía en Curitiba, tras ser condenado en segunda instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero en el escándalo Lava Jato.
Y la candidatura final del exmandatario brasileño está en entredicho, pues su inscripción probablemente será vetada de la contienda electoral por la llamada Ley de Ficha Limpia, que hace inelegible a un candidato que haya sido condenado en dos instancias.
Este proceso de impugnación de su candidatura no es, sin embargo, automático, lo que genera gran incertidumbre sobre lo que va a ocurrir con la candidatura del PT y con las elecciones presidenciales.
Aquí están los escenarios posibles que se podrán desarrollar en las próximas etapas de este drama político.
Las fechas clave
Se espera que el partido registre como candidato a Lula ante la Justicia Electoral el 15 de agosto, el plazo final, cuando el Ministerio Público pedirá la impugnación del registro. La procuradora general de la República, Raque Dodge, ya dejó en claro que le dará prioridad al caso.
Según los abogados consultados por la BBC, ese proceso tiende a llevar algunas semanas, porque es necesario permitir tiempo para que la defensa se manifieste y escuchar los posibles testimonios de los testigos.
El fecha límite para que el Tribunal Superior Electoral (TSE) se pronuncie es el 17 de septiembre. Dentro de ese plazo el PT también tiene la posibilidad de cambiar a Lula por otro candidato.
Entre las opciones del partido están el exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, el exgobernador del estado de Bahía Jaques Wagner y la senadora de Paraná y presidenta del partido Gleisi Hoffmann.
No obstante, después de un fallo del TSE, el PT aún podrá recurrir al Tribunal Superior Federal (STF), dilatando la indefinición sobre la candidatura.
Si no llega a haber una decisión definitiva sino hasta el 17 de septiembre y el PT haya optado por no sustituir a Lula dentro de ese plazo, podría quedarse sin candidato si el TSE llegara a vetar a Lula después.
Dado el caso, el partido tendrá que elegir entre insistir en el derecho de Lula a ser candidato, bajo el argumento de que él es un preso político, o adoptar la estrategia pragmática de desistir del nombramiento de Lula antes de que se tome una decisión final para poder cambiarlo por un candidato que no corra el riesgo de ser impugnado.
Si el PT mantiene a Lula y éste es vetado definitivamente después de 17, pero antes de la primera vuelta, su foto probablemente seguiría en los tarjetones, pues no habría tiempo de retirarlo del sistema, explicó a la BBC News Brasil un ex magistrado del TSE.
Frente a ese escenario, todos los votos 13 (el número del PT) serían considerados nulos. Cabe mencionar que los candidatos que irán a la segunda vuelta serán el primero y el segundo que logren más votos válidos, aunque los votos en blanco y los anulados sumen más del 50%.
¿Qué pasa si el hay demora?
Si no hay una definición hasta la elección, convocada para octubre, Lula podrá estar en la contienda.
En caso de que quedara entre los dos primeros en la primera vuelta (el 7 de octubre), pero fuera vetado antes de la segunda (el 28), sus votos serían anulados y el candidato que llegara de tercero entraría a ocupar el lugar de Lula, afirma el abogado Marcelo Peregrino, ex-juez del Tribunal Electoral Regional de Santa Catarina.
Un eventual resultado electoral significativo, que sin embargo sea anulado en la segunda vuelta, podría resultar en "una seria polémica sobre la legitimidad del nuevo presidente", observa Peregrino.
Si la consideración sobre la elegibilidad de la candidatura de Lula se extiende hasta el punto en el que él pueda disputar la segunda vuelta y finalmente ganar la contienda, su candidatura podría llegar a ser revocada por la autoridades electorales incluso después de ser elegido presidente.
"En ese caso, el presidente de la Cámara de Diputados asumiría la presidencia de la República y convocaría a nuevas elecciones directas en 90 días", resalta.
Es posible que esos escenarios ocurran, en la opinión de Peregrino, pues la consideración del TSE sobre las candidaturas no es rápido, y Lula aún podría recurrir después al Tribunal Superior.
Pero el abogado Alberto Rollo, presidente del Instituto de Derecho Político Electoral y Administrativo, sostiene lo contrario y cree que la justicia tiende a dar celeridad estos casos.
¿Y la campaña?
Lula está preso porque el STF dictaminó que los condenados en segunda instancia pueden comenzar a cumplir su pena incluso cuando todavía haya recursos que interponer contra esa condena en las cortes superiores (el propio STF e o el Tribunal Superior de Justicia).
Esta decisión no interfiere en sus derechos políticos y, por eso, Lula puede hacer campaña mientras su registro como candidato aún esté bajo consideración en el TSE y en el STF.
Sin embargo, la jueza Carolina Lebbos, responsable de la ejecución de la pena del expresidente, ha negado todas las solicitudes para que Lula grabe vídeos, conceda entrevistas o salga de la cárcel para participar en eventos como la convención del PT de este sábado.
Si la defensa del expresidente no consigue revertir esas decisiones en instancias superiores, el PT podrá hacer campaña a nombre de Lula, pero con imágenes de archivo o con nuevas declaraciones de él por escrito.
Además, la fiscal general, Raquel Dodge, ya anunció que el Ministerio Público Electoral pedirá el reembolso de recursos públicos usados ??en campaña por candidatos cuya elegibilidad es cuestionada según la Ley de Ficha Limpia.
Al amenazar con buscar el resarcimiento de los recursos utilizados en campaña, la Procuraduría intenta restringir la candidatura de quienes saben que probablemente serán vetados según la Ley de Ficha Limpia para que no incurran esos gastos, restringiendo su capacidad de participar efectivamente en la carrera electoral.
Sin embargo, le corresponde a la Justicia Electoral determinar si de hecho el resarcimiento tendrá que hacerse.
Las posibilidades
Lula podría viabilizar su candidatura si consigue que el TSE o el STF tome la decisión de suspender su inelegibilidad bajo el argumento de que la condena en el caso Lava Jato fue ilegal.
Los abogados de Lula presentaron en junio un recurso en el Tribunal Supremo sosteniendo que ese proceso violó garantías constitucionales, como el derecho a una amplia defensa y el principio de tener un juez natural de la región (afirman que Sergio Moro, juez en Curitiba, no pubo haber juzgado un caso en una sala en el estado de São Paulo).
Sin embargo, parece improbable que Lula consiga una decisión favorable. El juicio del recurso no se ha iniciado todavía, pero se espera que pueda ocurrir a partir de la próxima semana.
Está listo para ser programado después de la presentación final de la defensa, cuyo plazo se vence este lunes.