Anastasia espera que su novio Sergei esté aguardando por ella en el aeropuerto de San Petersburgo, en Rusia, a donde su vuelo llegará pronto.
Pero mientras aterriza el avión en que viaja la joven, él le envía un mensaje de texto para decirle que, debido a compromisos laborales imprevistos, no la recogerá él sino un amigo.
Hasta ahora, esta es una historia normal.
Momentos después, cuando Anastasia se acerca al edificio al que se dirige en un auto que maneja el amigo, un microbús con las ventanillas tintadas se atraviesa en el camino.
Varios hombres armados que llevan máscaras entran al auto y se llevan al chico por la fuerza.
Anastasia es conducida a la parte trasera del auto en el que viaja. Los hombres comienzan a registrar sus pertenencias en el maletero y descubren un pequeño paquete que contiene un polvo blanco.
"Cásate conmigo"
Rodeada de hombres vestidos con uniformes negros de operaciones especiales, una detective vestido de civil se vuelve hacia ella: "Se sospecha que usted suministra sustancias ilegales".
Súbitamente, Anastasia se queda pálida.
"Debes estar equivocado. Eso no es mío", le dice a los hombres, mientras sonríe nerviosamente.
"¿Entonces de quién es? ¡Basta de juegos!", vocifera uno de ellos.
Las preguntas continúan, hasta que este último abre el paquete, donde también está guardada una pequeña caja de color rosa.
"¿Y qué es esto?", pregunta él.
"¡Ni idea!", responde ella con la voz quebrada.
De repente, el hombre se arrodilla, se quita la máscara y grita: "¡Cásate conmigo!"
Un regalo "costoso"
El hombre que acaba de proponerle matrimonio es Sergei, y resulta que él es el único del grupo que en la vida real trabaja como agente policial.
El resto lo hace para un servicio de "propuestas de matrimonio extremas", que forma parte de una nueva industria que ha ido ganando adeptos en Rusia durante los últimos años.
El amigo que recogió a Anastasia en el aeropuerto estaba al tanto del secreto y fingió estar asustado cuando los hombres enmascarados los detuvieron.
Las propuestas de matrimonio extremas pueden costar desde unos 700 rublos (US$10,50) para una sesión de fotos de media hora con un "miembro de las fuerzas de seguridad", hasta alrededor de 60.000 rublos (US$900), si el cliente desea el espectáculo completo.
La propuesta de Sergei costó 30.000 rublos (unos US$466). Y en un primer momento había considerado pedirles a sus colegas reales de trabajo que colaboraran con la broma, así como a otros conocidos del Servicio Federal de Seguridad (FSB).
Sus colegas no quisieron ser partícipes, algo por lo que Serguei ahora está agradecido.
"La gente de mi trabajo a veces exagera y rompe cosas: ¡podrían dar miedo!"
Sergei Rodkin es el creador de Show Spetsnaz (que en ruso significa "operaciones especiales"). Este empresario ruso de 36 años dice que solía organizar estos espectáculos de manera gratuita en 2010, para algunos de sus amigos.
"Las cosas crecieron gradualmente y, un año después, comenzamos a hacerlo por dinero", le cuenta a la BBC.
Los primeros clientes para estas "propuestas extremas" llegaron en 2014. En 2015, Show Spetsnaz creó varias franquicias en el país y, en la actualidad, tiene 14.
Paulatinamente también han comenzado a establecerse algunos competidores.
Afición por el realismo
Entre los actores que llevan a cabo la broma se encuentran expolicías y exmilitares, lo cual le da más autenticidad a las actuaciones. Estas personas trabajan en el negocio a tiempo parcial, pues todavía no hay suficiente demanda.
Sergei dice que sus clientes siempre prefieren la escena que simula una redada contra traficantes de drogas.
"¡No tienen imaginación! Todos quieren operaciones especiales, arrestos armados, drogas", se queja.
La psicóloga Polina Soldatova explica que la aparición de Show Spetsnaz y otros negocios similares son un testimonio del papel de los agentes de policía en la vida cotidiana de los rusos.
"El humor es una forma en que la sociedad responde a lo que le está sucediendo", le dice a la BBC.
"Estas bromas son una forma de aceptar el hecho de que las fuerzas policiales siempre pueden venir por ti. La gente necesita una forma de reconciliarse con esta realidad".
Anastasia dice que no estuvo enojada con Sergei por mucho tiempo, pero que la broma la dejó en shock en un primer momento.
"Fue realmente aterrador. Nunca antes me había pasado algo así", cuenta.
Sergei le pregunta si sabe cuántos años en la cárcel habría enfrentado si la redada de drogas hubiera sido real.
"Hasta 20 años, tratándose de esa cantidad de drogas", dice.
No es divertido para todos
Y en realidad, no todos ven el lado divertido de estas propuestas de matrimonio extremas.
Alexander de Penza dice que su prometida se echó a llorar cuando fue víctima de uno de estos espectáculos. La joven lo acusó de tratar de darle un ataque al corazón.
Yulia, residente de la ciudad rusa de Riazán, reaccionó con un lenguaje poco menos que cortés cuando su esposo organizó una de estas sorpresas extremas para celebrar su 30 cumpleaños.
Su reacción fue lanzarle a la cabeza el ramo de flores que acababa de recibir como regalo.
La psicóloga Polina Soldatova dice que las únicas personas que disfrutan de la experiencia son aquellas en la posición de poder.
"Los futuros novios se ríen aliviados de que los hombres no son policías de verdad", dice.
Sin embargo, la especialista afirma que "no hay nada divertido para aquellos que son sometidos a estrés y luego obligados a sentirse agradecidos por tener un novio tan creativo".
De hecho, la BBC ha visto videos de "espectáculos" realizados por afiliados regionales de Show Spetsnaz en los que las personas son esposadas, obligadas a caer al suelo con la cabeza hacia abajo, cacheados o empujadas contra el capó de un automóvil.
Soldatova dice que estas son formas de violencia y humillación que dejan a la persona lista para hacer cualquier cosa para distanciarse de la escena, y eso incluye aceptar la propuesta de su pareja.
Sergei, por su parte, afirma que en los cinco años que su sucursal de Moscú ha estado operando, solo una prometida ha rechazado la propuesta de su novio.