Sin un partido político ni su estructura, sin ninguna experiencia en elecciones, siendo el candidato más joven, Emmanuel Macron ganó las elecciones presidenciales de Francia este domingo.
Su hazaña política ya está en los libros de historia, pero el futuro gobierno de los próximos cuatro años presenta varias interrogantes que nacen apenas declarado su triunfo.
El economista de 39 años, el hombre más joven en convertirse en líder de Francia en la historia moderna, dio el primer paso hacia un terreno desconocido en la política de la nación europea.
Nunca antes llegó al poder un presidente sin un partido, sin figuras importantes de la política que lo acompañaran, prometiendo un gabinete de perfil ciudadano, con miembros de izquierda y derecha, y sin apoyo en el Parlamento.
De ahí que hay varios retos mayores e inmediatos para el nuevo presidente.
Construir un muelle en el Parlamento
La agenda de transformaciones políticas que planteó Macron en su campaña, que atrajo la atención de muchos por ser un candidato fuera del sistema, tendrá que pasar en buena medida por el Parlamento.
Macron se postuló apoyado en un movimiento político, En Marche! (¡En Marcha!) que él mismo fundó apenas en 2016, por lo que no cuenta con ningún representante en el cuerpo legislativo.
Ya en junio los franceses están nuevamente convocados a las urnas para elegir a los 577 representantes en la Cámara baja, elecciones que serán cruciales para el proyecto de Macron y en las que los analistas en Francia predicen que sería un "milagro político" que obtuviera una mayoría.
"Va a tener que hacer una coalición", dijo Alain Minc, el asesor político y mentor de Macron, a la periodista de la BBC en París Lucy Williamson.
"No creo en absoluto que sea capaz de tener 280 diputados procedentes de En Marche!", y muchos de ellos serán "novatos" ya que el movimiento político de Macron se ha basado en la participación de los ciudadanos.
Macron puede entonces tener un arranque de gobierno con muchos obstáculos a partir del próximo 14 de mayo, cuando asumirá el poder.
A su favor tiene su experiencia de negociación con los partidos que obtuvo durante su etapa como ministro de Economía en el gobierno saliente de François Hollande,
Pero construir consensos con varios partidos para cada problema "puede ser agotador y desalentador", explica Williamson.
"Mucho dependerá de si En Marche! puede formar una coalición estable para tener la oportunidad de conseguir que sus reformas sean aprobadas", agrega.
El trabajo inicia ya, pues el movimiento fue creado sin una estructura de partidos establecida, solo con responsables en varias áreas que tendrán que organizar una nueva elección en cuestión de semanas.
Un gabinete incierto
La propuesta de En Marche!, que se presentó como un movimiento fuera del sistema político dominante al estilo de Podemos en España o 5 Estrellas en Italia, se basa en el empoderamiento del ciudadano común.
Y Macron prometió que habrá nuevas caras que no sean conocidas por el sistema, una reforma del sistema y una moral renovada en la vida política.
La mayoría de los colaboradores que se vieron en la campaña están en la década de sus 30, lo que plantea la duda sobre si funcionará un gabinete basado en su promesa de caras nuevas, o si al final tendrá que echar mano de los experimentados.
"Los jóvenes tecnócratas que rodean Macron están impacientes por su camino," dijo a la BBC Pierre Haski, un analista y exjefe del diario Libération.
"Tiene que encontrar un equilibrio entre las grandes bestias tradicionales de los partidos principales y los recién llegados. No puede ser la generación más joven", considera Haski.
Macron también prometió un gobierno de amplio espectro político, con miembros de la izquierda y de la derecha, lo que añade un reto más: conciliar las ideas de ambos polos.
Quién será su número uno
Dos días antes de las elecciones, Emmanuel Macron dio una vaga idea de qué tipo de perfil tiene su elegido para el cargo de primer ministro, el más importante del gobierno.
"Una persona con experiencia en la política y las habilidades para dirigir una mayoría parlamentaria", se limitó a decir sin dar nombres.
El cargo es de gran importancia, pues sería el encargado de implementar su proyecto de gobierno y hacer las negociaciones con el Parlamento.
Una encuesta publicada el viernes sugirió que la jefa del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Lagarde, sería la opción más popular para primer ministro.
Tiene experiencia ministerial, en la cartera de Economía, y tampoco ha participado en elecciones, lo que la hace calificar como parte de su renovación política.
Para Haski, otro nombre que sería "tranquilizador" sería el del actual ministro de Defensa, Yves Le Drian.
Sería un hombre con experiencia en la seguridad del país, punto en el que Macron fue atacado por su rival en la segunda vuelta, Marine Le Pen, quien lo señalaba como alguien blando en el tema del terrorismo.
Otros nombres son los del centrista François Bayrou y la eurodiputada Sylvie Goulard.
Alianzas que suman o restan
Tras los resultados de la primera vuelta, tanto el socialista Benoît Hamon como el republicano François Fillon pidieron a sus seguidores no votar por Marine Le Pen y darle su apoyo a Emmanuel Macron.
Pero muchos miembros de esos partidos, todavía dominantes en el Parlamento, dejaron claro que votar por él no significaba apoyar su programa de gobierno.
Más aún, una encuesta publicada el domingo por la noche sugiere que el 61% de los votantes no quieren que el nuevo presidente obtenga una mayoría absoluta en el Parlamento.
Esto refleja el hecho de que Macron fue apoyado por menos de un cuarto del electorado (23,8%) en la primera vuelta: no fue la primera opción de la mayoría que lo apoyó en la segunda.
Se espera que figuras de alto perfil de los partidos tradicionales hagan sus reacomodos luego de la victoria del joven político y determinen su futuro en el escenario político de Francia.
Algunos podrían darle su apoyo, lo que de paso significaría otro golpe para los viejos partidos.
Así es que el gobierno de Macron requerirá de equilibrio, explica Williamson: "necesita suficientes de ellos a bordo de la embarcación para estabilizarla".
Pero si llegan muchos, con sus propias visiones políticas, podrían hacer que el barco con Macron al timón se hunda.