"The Two Popes": cuándo fue la última vez que la Iglesia católica tuvo dos o más pontífices a la vez
Cuando el papa Benedicto XVI hizo efectivo el anuncio, el 28 de febrero de 2013, se convirtió en el cuarto pontífice en renunciar al ministerio papal en la historia de la Iglesia católica.
Y la historia de su renuncia es en parte contada en la nueva película de Fernando Meirelles "Los dos papas" (The Two Popes), interpretada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce.
Pero ese final anticipado -y la coexistencia de varios pontífices- se ha presentado varias veces, aunque no es algo común en la historia del Vaticano.
La última renuncia había sido la de Gregorio XII en 1415, que abandonó el cargo dos años antes de morir.
Y por esos años se presentó un caso insólito: tres papas alegaban ser los verdaderos sucesores de Pedro. Aunque luego ninguno fue declarado papa emérito, como sí es el caso de Benedicto XVI.
"Fue uno de los conflictos más complicados de la historia de la Iglesia", explicó el presbítero Fermín Labarga, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra en un documento enviado a BBC Mundo.
"Pero la renuncia de Gregorio XII no es similar a la de Benedicto XVI, porque estaba condicionada a un acuerdo previo", agregó.
Otro caso similar -que es el más cercano al de Benedicto XVI - ocurrió unos 200 años antes, cuando el papa Celestino V, que vivía como ermitaño antes de ser elegido pontífice, renunció a su papado "por enfermedad, por falta de conocimientos y para retornar a la vida de reflexión".
Sin embargo, ¿qué tanto se parecen estos casos a lo que ocurre actualmente en el seno del Vaticano, con la presencia del papa emérito Benedicto XVI y el papa en funciones, Francisco?
No eran dos papas, sino tres
Los observadores e historiadores vaticanistas coinciden en señalar la crisis de los tres papas como la más crítica en este sentido.
El problema había comenzado en 1378, con el llamado Cisma de Occidente, cuando en cónclaves separados se eligieron dos papas: Clemente VII y Urbano VI. Ambos reclamaban ser los legales sucesores de Pedro.
"Lo que ocurrió es que cardenales que habían participado en la elección de Urbano VI, señalaron que no lo habían hecho en libertad. Entonces, bajo la protección de Francia, eligieron otro papa: Clemente VII, que instaló su corte en Aviñón", le dijo a BBC Mundo José Manuel Nieto Soria, catedrático de Historia Medieval de la Universidad Complutense de Madrid.
El 30 de noviembre de 1406, con 80 años, Gregorio XII, quien pertenecía a la aristocracia veneciana, fue elegido papa legítimo para reemplazar a Urbano VI. Eso, a pesar de la existencia de otro papa, Benedicto XIII, quien había sido elegido como reemplazo de Clemente VII, tras su muerte en 1394.
En 1409, para intentar resolver la situación, un grupo de cardenales convocó un concilio -o reunión de todos los obispos- en la ciudad de Pisa.
Éste depuso a ambos papas, declarándolos herejes y cismáticos, a la vez que eligió a un nuevo representante máximo: Alejandro V, quien murió un año después y fue sucedido por Juan XXIII.
Dado que ni Gregorio ni Benedicto renunciaron, el problema se agravó: la Iglesia católica contaba con tres papas. Dicha crisis institucional duró 39 años.
Gregorio XII, que es considerado actualmente el único papa legítimo de aquellos turbulentos años, renunció el 4 de julio de 1415 para facilitar la solución del cisma, tras alcanzar un acuerdo con los gobernantes de la época.
Ésa fue la última renuncia de un papa hasta el caso de Benedicto XVI.
"Son dos casos distintos. La renuncia de Gregorio XII ocurrió en un contexto para poner fin al Cisma de Occidente", señaló Nieto.
Durante dos años existió lo que se conoce como "sede vacante": en 1417 fue elegido Martín V como legítimo papa, cuando Gregorio XII falleció. A su vez, Juan XXIII también renunció a su aspiración papal y se sometió al gobierno de Martín V.
De hecho Juan XXIII no fue tomado en cuenta en la lista de pontífices y casi 500 años después fue ese nombre el que tomó el cardenal italiano Angelo Giuseppe Roncalli cuando resultó elegido papa el 28 de octubre de 1958.
Benedicto XIII, considerado después como uno de los "antipapas", fue depuesto por el Concilio de Constanza en 1417.
Celestino V
"Cuando Benedicto XVI renunció, se comenzaron a divulgar otros casos supuestamente similares, pero que, stricto sensu, no pueden equipararse, a excepción de la renuncia de Celestino V en 1294", señaló Labarga en un documento enviado a BBC Mundo.
Celestino V, de nombre secular Pietro Angeleri di Murrone, era un monje benedictino italiano que había dedicado sus años a la contemplación y el aislamiento de eremita (vivió cinco años en una cueva), hasta que su vida cambió cuando, en julio de 1294, fue elegido papa tras dos años de cónclave.
Murrone, quien llegó a Roma montado en un asno, aceptó el resultado de la elección y después de que se le nombrara obispo -apenas era presbítero- se convirtió en el papa Celestino V.
Pero, debido a su falta de experiencia y vocación para el manejo de los asuntos de Estado de la Iglesia católica de aquellos años, a los cinco meses renunció por "enfermedad, por falta de conocimientos y para retornar a la vida de ermitaño".
En ese momento, tras un cónclave expeditivo que apenas duró un día, fue elegido Bonifacio VIII.
Y es aquí donde la historia cambia un poco: mientras Francisco confió en la declaración de obediencia de Benedicto XVI -por la que prometió apartarse de su lugar central en el gobierno de la Iglesia tras la renuncia y aceptar la autoridad de su sucesor-, Bonifacio VIII fue más suspicaz.
"Celestino V fue visto como un posible rival, como alguien de quien no cabe fiarse del todo, por parte del nuevo papa, Bonifacio VIII", le dijo a BBC Mundo el catedrático español José Manuel Nieto.
Y agregó: "Lo novedoso que ocurrió con Benedicto fue determinar qué ocurría con esa persona que dejaba el ministerio petrino. Aunque estaba establecida la posibilidad de la renuncia, no se sabía qué ocurría después. Es ahí donde se crea la figura del papa emérito".
Celestino recuperó su nombre de pila, pero no pudo regresar a su vida de asceta: mientras se dirigía en bote a la región de Dalmacia (actual Croacia), fue capturado y recluido en una torre del castillo de Fumone (cerca de Roma), donde murió siete meses después.
"La renuncia de Celestino V estableció jurídicamente tal posibilidad que hasta ese momento no estaba aún regulada", concluyó Lebarga.