"Hola, soy Beate Zschäpe, la mujer que han estado buscando durante días". Eso le dijo a un policía la mujer conocida como "la novia nazi".
Esa llamada ocurrió el 8 de noviembre de 2011. La ciudad de Zwickau, donde vivió sus últimos días de libertad, estaba acordonada por la policía.
En los últimos cuatro días habían ocurrido muchas cosas: un intento de robo de un banco, dos hombres muertos en una autocaravana y una explosión en una casa.
Según el diario alemán Augsburger Allgemeine, el policía que contestó la llamada de Beate Zschäpe le dijo que no sabía nada del caso y colgó el teléfono.
Horas después, la mujer se entregó en una estación de policía de la ciudad de Jena, donde pasó su niñez, en compañía de un abogado.
Beate Zschäpe tenía dos gatos, Lilly y Heidi, y sus vecinos le dijeron a la cadena Deutsche Welle que de su apartamento siempre salía un buen olor a comida.
Ella era la fachada amable del trío terrorista neonazi alemán Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), investigado por 15 robos, ataques con bombas y diez asesinatos (ocho de las víctimas eran inmigrantes) en siete ciudades alemanas.
En muchas de las imágenes que hay de ella en sus siete años de juicio, se la ve sonriendo.
Gamze Kubasik, hija de Mehmet Kubasik, una de las víctimas, le dijo a Deutsche Welle en 2013 que esa actitud le confirmaba algo que siempre había pensado: "Ella no es un ser humano. No hay signos de remordimiento en su rostro".
Este miércoles 11 de julio de 2018, la Audiencia Territorial de Múnich la condenó a cadena perpetua por los diez asesinatos que cometió su grupo, aunque ella no fue autora material en ninguno de ellos.
El juicio empezó en 2013 y contó con 440 sesiones y 540 testigos.
Terror
La BBC supo en 2013 que los homicidios fueron realizados como ejecuciones, con el objetivo de difundir el miedo entre los inmigrantes e impulsarlos a abandonar Alemania.
De acuerdo con The New York Times, la prensa alemana se refería a los asesinatos como "döner", en referencias a que la mayoría de los inmigrantes turcos asesinados por el grupo eran vendedores de este tipo de comida en las calles de Alemania.
En una ocasión, Zschäpe editó un video que le envió a una docena de medios alemanes y asociaciones musulmanas, en el que mezclaba imágenes del dibujo animado La Pantera Rosa y las fotografías de las víctimas del grupo, con el objetivo de reconocer que ellos eran responsables de los asesinatos.
La defensa de las víctimas afirma que, a pesar de que la policía había conocido el video, habían obviado el contexto ultraderechista del grupo.
Por eso, el fallo reaviva el escándalo por los errores policiales y la dudosa actuación de los servicios secretos en todo este caso.
En un principio, las fuerzas de seguridad habían considerado los asesinatos como resultado de ajustes de cuentas entre bandas mafiosas extranjeras.
Las comisiones de investigación en el Bundestag constataron que la inteligencia alemana destruyó documentos del caso para no tener que entregarlos e, incluso, se enteraron de que un agente de policía presenció uno de los asesinatos.
La "novia nazi"
Según un artículo de 2013 de Deutsche Welle, la mamá de Beate Zschäpe no sabía que estaba embarazada hasta que fue al hospital por algo que pensó que se trataba de un problema renal. La "novia nazi" nunca tuvo una buena relación con ella y durante años fue cuidada por su abuela.
Según el mismo medio, Zschäpe entró a una pandilla juvenil a los 14 años y dos años después conoció a Uwe Mundlos, quien se convirtió en su primer novio, con el que empezó a hacer sus primeros robos de dinero y cigarrillos.
Mundlos se fue al servicio militar, y Uwe Böhnhardt, su mejor amigo, tuvo un romance con Zschäpe. Pero eso no fue un motivo de conflicto. De hecho, el 26 de marzo de 2008 los tres se fueron a vivir juntos a un apartamento en Zwickauer, en el este de Alemania, una pequeña ciudad conocida por ser el lugar de nacimiento de la marca de autos Audi.
De acuerdo a Deutsche Welle, Mundlos era el cerebro del grupo, Böhnhardt era el encargado de las armas y Zschäpe era la ama de casa.
La caída del grupo se dio el 4 de noviembre de 2001, después de que Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt intentaron hacer un robo de un banco que salió mal y la policía los seguía de cerca.
Los dos huyeron, se encerraron en una autocaravana y se suicidaron. Tres horas después, al sentirse acorralada por las autoridades, Zschäpe tomó un bidón de gasolina y le prendió fuego al apartamento que compartía con los tres para eliminar las evidencias, y huyó.
Sin embargo, el fuego fue apagado a tiempo para dejar evidencias suficientes, entre ellas un DVD de La Pantera Rosa, que los relacionó con los videos enviados a los medios.
Según un artículo de 2012 de la revista alemana Focus, Zschäpe estaba cansada de vivir de manera clandestina por 13 años, y después de entregarse dijo que por fin podía dormir tranquila.
Quizá por esa razón, el 8 de noviembre de 2011 decidió hacer la llamada que terminó con la pesadilla.