Escenas de gran dolor se vivieron este lunes en los funerales de algunas de las 13 personas que murieron en la masacre ocurrida este fin de semana en el departamento de Sololá, en el oeste de Guatemala.
La masacre se produjo entre el viernes y el sábado en la aldea de Chiquix en el marco de un conflicto territorial que mantienen desde hace más de un siglo los pobladores indígenas del municipio de Santa Catarina Ixtahuacán con los de la vecina Nahualá.
Entre los fallecidos hay varias mujeres, niños y ancianos. También resultó muerto un policía a manos de algunos pobladores locales.
La policía cree que el enfrentamiento se inició el 17 de diciembre y se extendió hasta este sábado en la región ubicada a unos 160 km al oeste de la capital guatemalteca.
El presidente Alejandro Giammatei informó este lunes que solicitó la aprobación de un estado de sitio para Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá para impedir nuevos incidentes de violencia.
Mientras, decenas de pobladores de Santa Catarina Ixtahuacán se congregaron este lunes en el kilómetro 171 de la ruta Interamericana para manifestar su repudio por la masacre y exigir la ayuda de las autoridades.
El conflicto entre las dos comunidades tiene su origen en que comparten fuentes de agua y caminos vecinales que ambas reclaman como propios.
Según la prensa local, Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán son escenario de constantes enfrentamientos entre pobladores con armas de fuego, peleas con machetes o turbas.
El procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, Jordán Rodas, calificó este domingo de "grave" la situación que se vive en ambas comunidades indígenas.
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Rodas afirmó que las víctimas de la masacre, luego de ser emboscadas y asesinadas, "fueron quemadas en el camión donde se conducían y los niños descuartizados con machete".
Pese a las negociaciones que han impulsado diferentes gobiernos, el conflicto por el límite de tierras entre las dos poblaciones de Sololá no se ha resuelto.