Las categorías raciales del apartheid que todavía se usan oficialmente en Sudáfrica
La imputación por fraude en contra del maestro Glen Snyman por marcar la casilla "africano" en su solicitud para un puesto de director en 2017 ha puesto de relieve el actual problema de Sudáfrica con la clasificación racial.
Snyman, quien había sido definido como "de color" (es decir, con una herencia racial mixta) por el gobierno del apartheid, recientemente logró que la autoridad local retirara el cargo.
Pero la cuestión que planteaba el caso no ha desaparecido.
La Ley de Registro de la Población, la piedra angular de la política del apartheid que legalizó la discriminación introducida en 1950, dividió a los sudafricanos en cuatro grandes grupos: blancos, africanos, de color e indios, para hacer cumplir la política de segregación racial del gobierno minoritario.
Fue derogada en 1991 cuando el país avanzó hacia la gobernanza democrática en 1994, pero la clasificación racial sigue siendo una parte importante de la esfera de debate en el país.
El gobierno la utiliza para recopilar datos que ayuden a corregir los marcados desequilibrios en los ingresos y las oportunidades económicas que son un legado del racismo oficial del pasado.
Pero muchos en el país, incluido Snyman, quien fundó la organización "Gente contra la clasificación racial" (People Against Racial Classification, Parc) en 2010, creen que el uso de las categorías no tiene lugar en una Sudáfrica democrática.
"La eliminación de la Ley de Registro de la Población les quita a los funcionarios de reclutamiento de trabajo y a cualquier sistema gubernamental o privado el derecho legal de clasificar a los sudafricanos por raza", escribió en una presentación a la Comisión de Derechos Humanos del país.
"Usen clase, no raza"
Si bien Snyman reconoce que todavía hay enormes desequilibrios que deben corregirse, sugiere que el gobierno debería usar una medida de pobreza para reemplazar la clasificación racial para combatirlos.
"El gobierno no tiene que conocer la identidad de las personas por grupos, necesita conocer a las personas que necesitan servicios, trabajos o lo que sea que les haga falta", explica.
"El gobierno y el sector privado deben entregar a todos los sudafricanos por igual y no discriminar por su identidad", opina.
Ryland Fisher, el exeditor del periódico Cape Times que inició el proyecto "Una ciudad, muchas culturas" en Ciudad del Cabo 1999 está de acuerdo.
"Si adoptamos la clase como el marcador para la reparación, inevitablemente seremos capaces de beneficiar a más personas negras", afirma.
"Los negros son la mayoría en este país y también son la mayoría de la gente pobre en este país", explica.
"Y si dices que te repararás sobre la base de la clase, una persona negra que ha vivido una vida de privilegios no calificará para oportunidades económicas a través de las políticas de acción afirmativa del gobierno", detalla.
"Nos consideramos negros"
Durante la década de 1970, cuando la lucha contra el apartheid estaba ganando impulso, e inspirada por el Movimiento de la Conciencia Negra liderado por el famoso activista Steve Biko y la Organización de Estudiantes de Sudáfrica, muchos de los marginados (africanos, de color e indios) se identificaron como negros en un comunicado de solidaridad con la lucha para derrocar al régimen del apartheid.
Y es en esta línea que Snyman ha recibido el apoyo del sindicato de maestros más grande del país, el Sindicato de Maestros Democráticos de Sudáfrica.
"Muchos de nosotros hemos tomado la decisión consciente de no identificarnos con la clasificación racial prescrita por el régimen del apartheid. Nos consideramos negros, africanos, sudafricanos", dice el portavoz de Western Cape, Jonavon Rustin.
Y destacando una comprensión mucho más matizada de la identidad, agrega que "algunas personas adoptan la clasificación étnica de color, khoisan, africano, xhosa, zulú, blanco, africano de Camissa, africano de Korana, griqua, europeo, afrikaner y muchas otras", explica.
Algunos, sin embargo, hacen una distinción entre una identidad política o cultural y la necesidad de abordar los desequilibrios creados por el apartheid.
Zodwa Ntuli, Comisionado de Empoderamiento Económico Negro de Base Amplia (B-BBEE) de Sudáfrica, sostiene que si bien la clasificación racial es una anomalía en un país que intenta alejarse de su pasado basado en la raza, los reguladores y el gobierno solo pueden medir el progreso a través de estadísticas de acuerdo con las antiguas categorías.
El impacto de la discriminación del apartheid contra africanos, indios y personas de color, señala, fue tan generalizado que los blancos continúan dominando la economía en términos de propiedad y poder de toma de decisiones.
Pero subraya que "a nadie en Sudáfrica se le permite usar la clasificación racial o de género con el fin de excluir a cualquier ciudadano del disfrute de los derechos en el país, eso sería ilegal".
Kganki Matabane, quien dirige el Concejo de Negocios Negro, coincide. Para él, aunque el gobierno democrático tiene casi 27 años, todavía es demasiado pronto para deshacerse de las viejas categorías.
"Necesitamos preguntar: ¿hemos logrado corregir esos desequilibrios? Si no lo hemos hecho, como es el caso -si nos fijamos en las 100 principales empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Johannesburgo, el 75% o más de los directores ejecutivos son hombres blancos- entonces tenemos que seguir con ellas".
Dado que el apartheid discriminó por motivos de raza, esa es la única forma de abordar los problemas, en lugar de considerar la clase, añade.
"Solo podemos tener una cláusula de extinción cuando la economía refleje la demografía del país. Hasta que llegue a eso, será prematuro hablar sobre el fin del empoderamiento económico de los negros", sostiene.
Nuevos problemas
En algunos casos, sin embargo, el uso continuo de la clasificación racial para monitorear el cambio ha llevado al endurecimiento de las categorías.
En el Cabo Occidental, que tiene una gran cantidad de personas clasificadas anteriormente como de color, hay un sentimiento de larga data entre algunos de que, en un esfuerzo por solucionar los problemas del pasado, el gobierno democrático ha ignorado sus necesidades.
En Ciudad del Cabo, un grupo de activistas que se identifican como de color inició un grupo de presión llamado Gatvol ("Hartos") en 2018.
En un video introductorio en la página de Facebook del grupo, su líder Fadiel Adams explica que "todos los brazos del gobierno han declarado una guerra económica a la gente de color", quejándose de que no hay trabajo para los miembros de la comunidad, a pesar de que son mayoría en la zona.
Fisher, exeditor del periódico, dijo que las personas clasificadas como de color estaban felices de luchar junto a los negros en la lucha contra el apartheid. Pero culpa al gobierno del Congreso Nacional Africano (ANC) por la agudización de las diferencias raciales.
"Lo que ha sucedido en los últimos años es que la mayoría [en Western Cape] ha decidido alzar la voz y hacer valer su derecho a identificarse como de color", agrega.
"El ANC realmente no tomó en consideración este tipo de matices. Han alienado a las personas que se identificaban a sí mismas como de color. Lo que significa es que estas personas... identificaron el tipo de cosas que podrían afirmar su identidad como personas de color, incluidas las cosas relacionadas con la cultura, comida, música e idioma", explica.
Él y otros acusan al gobierno liderado por el ANC de no hacer lo suficiente por las personas de color y de concentrarse en la mayoría nacional, que está oficialmente clasificada como africana o negra.
"Necesitamos identificarnos como sudafricanos"
El Dr. Saths Cooper, un psicólogo clínico cercano a Steve Biko durante sus días de estudiante en la década de 1970, argumenta que el dominio de una identidad racial ha impedido forjar una identidad verdaderamente común.
"No hemos aprendido primero que somos seres humanos", dice.
"Siempre le ponemos un color, le ponemos atributos externos y luego le ponemos tal vez lenguaje y tal vez creencia y eso permite una mayor división. Esa narrativa luego se perpetúa", explica Cooper.
"No le hemos dado a la gente suficientes razones para decir que nos identificamos como sudafricanos", lamenta.
Mientras tanto, Snyman, a través de Parc, continúa la lucha para prohibir la clasificación racial.
"Tomaremos todas las medidas, incluidas las legales, para liberar a Sudáfrica de este flagelo que una vez más ha llevado a la discriminación contra quienes no cumplen con los criterios preferidos del gobierno actual", promete.