Estadísticamente, el avión sigue siendo mucho más seguro que otros medios de trasporte, incluyendo el automóvil.
Pero las malas noticias que han perseguido a la industria aérea en el último año y medio ciertamente no han ayudado a disminuir el miedo de muchos a volar.
Más de 500 personas murieron como resultado de accidentes aéreos en 2018, por solamente 59 fatalidades en 2017, según las estadísticas del Aviation Safety Network.
Y el número de muertos registrados al 1ro de julio de este año por este portal especializado ya suma 212, incluyendo vuelos privados y comerciales.
Aún con estas cifras, sin embargo, las probabilidades de morir en un accidente aéreo siguen siendo extremadamente bajas: de 1 en 1,3 millones en el peor de los casos, según los cálculos del profesor del MIT Arnold Barnett.
Pero las probabilidades se reducen todavía más en lugares como Estados Unidos, la Unión Europea e incluso China, donde, en promedio, y según las estimaciones de Barnett, uno puede tomar un avión a diario por 90.000 años antes de verse involucrado en un accidente fatal.
Y a eso es lo que le apuesta Am I Going Down? ("¿Me voy a desplomar?") una de las cada vez más numerosos aplicaciones para combatir la aerofobia disponibles para celular.
La app, disponible en iTunes a un costo de US$2,99 calcula las probabilidades de accidente de 10 millones de rutas específicas, esperando que la información tenga un efecto tranquilizador.
Después de todo, ¿qué razón tienes en preocuparte por las turbulencias del vuelo de American Airlines entre el aeropuerto de Heathrow en Londres y San Francisco cuando Am I Going Down? estima las probabilidades de accidente en 1 en 3.646.151?
"Puedes esperar una caída si tomas este vuelo todos los días por 9.899 años", es su tranquilizador mensaje.
"Terapeuta a bordo"
Información similar también está disponible en la aplicación Valk Fear of Flying ("Miedo a volar"), desarrollada por la Valk Foundation de Holanda en colaboración con KLM, Air France, la Universidad de Leiden y el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam.
Pero la aplicación -disponible para iOS por US$3,99 y para Android por US$4,79- hace mucho más.
Concebida como un "terapeuta de vuelo personal", Valk también ofrece predicciones del tiempo y de posibles turbulencias, además de guiar al usuario por una serie de ejercicios diseñados para combatir el estrés.
Y la aplicación incluye también un "botón de pánico" que activa a un terapeuta automático que ayuda a procesar los momentos de mayor ansiedad.
Aunque, lamentablemente, y como ocurre con las principales aplicaciones para combatir el miedo a volar, la misma no está disponible en español (aunque sí en inglés, además de holandés).
"Con el capitán al lado"
La idea de que la información puede resultar tranquilizadora también está en la base de SkyGuru, que les ofrece a sus usuarios una explicación en tiempo real de lo que está ocurriendo en el avión.
La aplicación, que se puede descargar de forma gratuita, anticipa el clima y las posibles turbulencias y ofrece consejos y predicciones sobre lo que se puede esperar desde el despegue al aterrizaje.
Y una versión de pago utiliza los sensores de los teléfonos inteligentes para explicar sonidos poco familiares, las maniobras que realiza el avión y las sensaciones que se experimentan durante el vuelo.
La experiencia es habitualmente descrita en la reseñas como "ir sentado con el capitán al lado".
Pero como solamente está disponible en inglés (¡y ruso!), si no hablas esos idiomas no tiene sentido que pagues los US$19.99 que cuesta la versión completa.
Una combinación de estos servicios también pueden accederse vía aplicaciones como Turbcast (para anticipar turbulencias), SOAR (en la que un piloto explica todo lo que hay que saber sobre aviones y vuelos) y Overcome the Fear of Flying ("Supera el miedo a volar", que ofrece una serie de sesiones de hipnoterapia).
Pero si el idioma es un problema, una opción diferente es ANA Take off Mode ("Modo despegue"), una aplicación gratuita que apuesta por distraerte con juegos inmersivos para que simplemente dejes de pensar en que estás volando, despegando o por aterrizar.