Las 3 razones por las que Corea del Norte "se enamoró" de las armas nucleares
A principios de agosto de 2017, se desató un alarmante intercambio de amenazas y acusaciones entre la República Popular Democrática de Corea (RPDC, conocida como Corea del Norte) y Estados Unidos.
Dominando los titulares, las declaraciones emitidas por el líder supremo norcoreano, Kim Jong-un, de que su país consideraba planes para atacar el territorio estadounidense de Guam en el Pacífico. Esas amenazas fueron contrarrestadas por advertencias beligerantes del presidente estadounidense, Donald Trump, de que las fuerzas de su país estaban listas para enfrentar cualquier acto agresivo con "fuego y furia".
La amenaza de guerra nuclear parecía más cercana que en cualquier otro momento desde la crisis de los misiles cubanos en 1962.
Sin embargo, esa fue apenas la última crisis en una historia que precede a las grandes personalidades de Kim y Trump.
De hecho, la historia de amor del gobierno de Corea con la bomba comenzó en los primeros días de la Guerra Fría.
Con Japón y por Japón
Las raíces de la historia nuclear de Corea del Norte comenzaron poco antes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945 por parte de Estados Unidos, y del nacimiento mismo de la RPDC en 1948.
En 1944, Japón, que había ocupado Corea desde 1910, seleccionó Yongbyon, en el norte de la península coreana, como un sitio para desarrollar su programa atómico.
Los científicos coreanos hasta recibieron capacitación nuclear básica en universidades japonesas.
Después de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética comenzó a explotar yacimientos de uranio en Corea del Norte para su propio programa de armas nucleares.
El interés extranjero en la energía nuclear no pasó desapercibido para el joven combatiente del Partido Comunista Chino y, más tarde, fundador de Corea del Norte, Kim Il-sung.
Según el exdiplomático soviético en Corea del Norte Alexandre Mansourov, a Kim le impresionó el efecto que tuvieron las bomba atómicas de EE.UU. para asegurar la rápida rendición de Japón, un enemigo contra el que había luchado durante 13 años.
Lanzamiento nuclear
Desafortunadamente, no hay un documento histórico definitivo o una declaración oficial que señale exactamente cuándo, después de tomar el poder, Kim Il-sung inició un programa de armas nucleares.
Las teorías académicas varían.
La investigación realizada en los archivos soviéticos y húngaros en 2006 por académicos afiliados al Centro Wilson en Washington indica que, en la década de 1950, Kim estaba muy interesado en la energía nuclear por razones económicas, pero no inició un programa de armas.
Las declaraciones específicas de interés en armas nucleares por Kim Il-sung se registraron por primera vez desde 1975.
Ese año, Corea del Norte le insinuó a Corea del Sur que podría pedirle a China armas nucleares.
El año siguiente la afirmación fue mucho más audaz: Corea del Norte había adquirido misiles de punta nuclear.
Y en 1977, durante una visita a China, Kim Il-sung expresó un interés informal en las armas nucleares.
Esas declaraciones fueron en gran parte emitidas con fines propagandísticos, no obstante ilustran que en las décadas de 1960 y 1970, Kim Il-sung tenía ambiciones nucleares que iban mucho más allá de los usos pacíficos de la energía.
Ojo en la bomba
¿Dónde y cuándo surgieron las primeras ambiciones de Kim por la bomba?
El concepto de disuasión nuclear se hizo importante al principio de su gobierno.
Durante la Guerra de Corea (1950-53), las amenazas nucleares de EE.UU. fueron una preocupación importante para los combatientes chinos y coreanos sobre el terreno.
El exdiplomático soviético Mansourov destaca la conmoción de Kim después de la Guerra de Corea al descubrir que EE.UU. había contemplado seriamente el uso de armas nucleares en el campo de batalla.
Las preocupaciones de Corea del Norte también se extendieron a la guerra biológica. Según documentos de los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, las denuncias de uso de armas biológicas durante la guerra de Corea cimentaron la solidaridad sino-norcoreana.
Y estas preocupaciones continuaron después de la guerra.
En 1958, EE.UU. decidió poner misiles tácticos con armas nucleares en el suelo de su aliado, Corea del Sur. Para mediados de la década de 1970, ya había localizado más de 700.
Corea del Norte simplemente no podía contrarrestar este creciente arsenal estadounidense de armas de destrucción masiva. En respuesta, durante las décadas de 1960 y 1970 Pyongyang optó por desarrollar armas químicas como sustituto de una bomba nuclear.
Así que la inseguridad de Corea del Norte fue un importante motor para sus primeras ambiciones nucleares.
Aunque había firmado tratados de seguridad con los chinos y los soviéticos en 1961, ninguno de los dos ofrecía garantías explícitas para la defensa.
Fundamentalmente, esos tratados eran muy inferiores a los acuerdos de paraguas nucleares que Estados Unidos ofrecía a Corea del Sur y Japón.
Y Kim ya no confiaba en la Unión Soviética en asuntos nucleares. Después de la crisis de los misiles cubanos de 1962, Kim aseguró públicamente junto al líder de China, Mao Zedong, que la Unión Soviética había capitulado ante los estadounidenses.
Además, el apoyo de Moscú al Tratado de Prohibición de Pruebas Limitadas de 1963 [que prohíbe las pruebas nucleares sobre el terreno] se interpretó como un intento de negar a otros la oportunidad de tener la bomba.
Al igual que China, Corea del Norte etiquetó a las superpotencias como matones nucleares, empeñados en congelar el status quo para su ventaja exclusiva.
Inevitablemente, arremetió contra el Tratado de No Proliferación (TNP), que entró en vigor en 1968, y decidió no unirse hasta 1985, cuando las relaciones con la Unión Soviética mejoraron.
Independencia nuclear
Para mediados y finales de la década de 1970, las ambiciones nucleares de Corea del Norte reflejaban la ideología nacional predominante, denominada Juche (más o menos: "autosuficiencia") y mostraban una mayor independencia del país incluso respecto a los países del bloque comunista.
Las instalaciones nucleares se construyeron para desarrollar un programa de armas que no dependiera de la ayuda soviética. Un laboratorio de producción de radioisótopos entró en funcionamiento en 1977, y también se construyó un reactor moderado con grafito.
En 1981 y 1989, Kim hizo, que se conozcan, dos visitas de alto nivel a Yongbyon, entonces llamado 'Fábrica de Muebles', un sobrenombre juguetón para el sitio.
Una serie de acontecimientos nacionales y regionales aceleraron este impulso en las ambiciones nucleares de Corea del Norte.
El primero, y quizás el más significativo, fue la decisión de Corea del Sur de desarrollar un programa de armas nucleares.
El anuncio en 1969 del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, de la llamada "doctrina de Guam" -que exigía una reducida presencia militar de EE.UU. en Asia- desató una preocupación real por el abandono en Corea del Sur.
En respuesta, alrededor de 1973-5, el presidente de Corea del Sur, Park Chung-hee, decidió conseguir la bomba.
Para Kim, era impensable que el Norte no tuviera armas nucleares cuando el sur avanzaba en esa dirección.
Desde el punto de vista del prestigio, era bastante problemático que el Norte quedara rezagado respecto al sur en materia de energía nuclear.
Corea del Sur se había unido al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en 1957, y en 1959 había establecido una oficina para la energía nuclear.
Un segundo acontecimiento fue interno: en la década de 1970, la sucesión en el liderazgo ya estaba en la mente de Kim.
Las armas nucleares se habían entrelazado no solo con la identidad nacional de Corea del Norte, sino también con la identidad del gobierno.
En 1980, Kim Il-sung declaró públicamente que su hijo, Kim Jong-il, sería su sucesor como líder supremo de Corea del Norte.
Kim Il-sung consideró que la continuidad con el programa nuclear era un corolario crucial para esta sucesión. La legitimidad del gobierno estaba inextricablemente atada con una bomba Juche.
Un tercer acontecimiento fue que durante los años 80 se iniciaron importantes reformas políticas y económicas en China, bajo la dirección de Deng Xiaoping, y en la Unión Soviética bajo Mikhail Gorbachev.
Estos líderes ofrecieron una agenda económica y política más liberal, con consecuencias tanto a nivel nacional como global.
Kim Il-sung vio oportunidades para estrechar sus lazos económicos con ambos países.
Diplomacia
Corea del Norte también comenzó a unirse a una variedad de instituciones nucleares: la OIEA en 1974, el TNP el 12 de diciembre de 1985 y la Convención de Armas Biológicas el 13 de marzo de 1987.
Estos esfuerzos diplomáticos podrían interpretarse cínicamente como una distracción para camuflar el programa encubierto de armas nucleares de Corea del Norte. Pero quizás fueron más que eso. El ser miembro de la OIEA le permitió a Corea del Norte un acceso importante al conocimiento nuclear.
Las decisiones posiblemente también reflejaron un nuevo giro en las ambiciones nucleares de Corea del Norte, lejos de la energía nuclear y las armas nucleares, hacia la diplomacia y el deseo de ser parte de la política nuclear mundial.
Ciertamente, a través de la participación, Corea del Norte buscó prestigio internacional y atención en un momento en que luchaba por su representación en Naciones Unidas.
Las razones siguen siendo las mismas
Bajo Kim Il-sung, las ambiciones nucleares del gobierno evolucionaron significativamente.
Inicialmente, en la década de 1950, impulsados por las necesidades económicas y el deseo de prestigio, las ambiciones se centraron en la energía nuclear pacífica.
En las décadas de 1960 y 1970, se convirtió en una ambición nuclear secundaria y más problemática: el desarrollo de una bomba.
Esto fue determinado por preocupaciones por la seguridad de larga data, así como por la siempre presente necesidad de prestigio.
Una tercera ambición surgió en los años 70 y 80: la participación en la diplomacia nuclear internacional.
Las tres formas de ambición nuclear siguen siendo relevantes en Corea del Norte hoy.
Kim Jong-un sigue casado con la bomba, en gran parte por las mismas razones que las de su abuelo: seguridad, prestigio y economía.