Se dice que el robo de identidad es el delito que más rápidamente crece en el mundo, pero debe haber pocos timos tan descarados que puedan equipararse a la historia del falso ministro francés y su máscara de silicona.
Desde finales de 2015, uno o varios individuos haciéndose pasar por el entonces ministro de Defensa de Francia, Jean-Yves Le Drian, estafaron unos US$90 millones de víctimas de familias poderosas y adineradas.
La trampa requería que los objetivos creyeran que estaban siendo contactadas por Le Drian, quien les pedía ayuda financiera para contribuir a pagar el rescate exigido para lograr la liberación de periodistas secuestrados en Medio Oriente.
Dado que Francia oficialmente no paga rescates a los secuestradores, el falso Le Drian les pedía que los fondos fueran depositados en un banco en China para que no pudieran ser rastreados.
Muchos de los contactados tuvieron sus sospechas y cortaron la comunicación.
Pero algunos no lo hicieron, lo que permitió que este episodio se convirtiera en uno de los fraudes más estrafalarios de los tiempos recientes.
Ministro impostor
"Todo sobre este caso es excepcional", señala Delphine Meillet, abogada de Le Drian, quien ahora ocupa el cargo de ministro de Exteriores.
"Ellos se atrevieron a asumir la identidad de un ministro francés en funciones. Luego llamaron a presidentes de empresas y jefes de gobierno alrededor del mundo solicitando grandes sumas de dinero. ¡Qué atrevimiento!".
Por qué escogieron a Jean-Yves Le Drian es algo que aún no está claro.
Probablemente, parte de ello se debió al hecho de que como ministro de Defensa, podría estar a cargo de las peticiones de rescate, pero otro factor podría tener que ver con que es alguien relativamente poco conocido.
Antes de 2012, Le Drian había sido un político socialista en la región de Bretaña. Hacerse pasar por alguien con un perfil internacional más alto habría sido más difícil.
¿Quién lo hizo?
El caso está siendo investigado por las autoridades judiciales de Francia, cuyas sospechas se centran en un estafador franco-israelí llamado Gilbert Chikli.
Chikli se encuentra recluido en una cárcel de París, tras haber sido extraditado desde Ucrania para enfrentar cargos de fraude organizado y de usurpación de identidad.
Chikli creció en Belleville, un barrio de clase trabajadora en el noreste de París.
En 2015, fue condenado por estafar a corporaciones francesas al hacerse pasar por su director ejecutivo. Pero, para ese momento estaba a salvo de ser encarcelado porque vivía en Israel, un país que no extradita a sus ciudadanos.
De acuerdo con los investigadores, el primer intento de Chikli de hacerse pasar por el ministro ocurrió poco después de su condena, cuando intentó que el gobierno de Túnez pagara por una cantidad de helicópteros Tiger que en realidad nunca habían sido ordenados.
En el intento de fraude se usó un contrato aparentemente firmado por el ministro para exigir millones de euros, pero a última hora se descubrió que el documento era falso.
Entonces, el timo cambió de dirección apuntando hacia los "amigos de Francia", a quienes se les pedía contribuciones para pagar por los supuestos rescates.
De acuerdo con Meillet, hubo numerosas llamadas a empresarios y a jefes de gobiernos africanos, pero también a líderes religiosos como el arzobispo de Burdeos y a organizaciones no gubernamentales como la Fundación Aids.
Encuentros por Skype
El fraude se iniciaba con una llamada telefónica de alguien que decía ser miembro del círculo próximo al ministro Le Drian, alguien como su asesor especial Jean-Claude Mallet. Posteriormente, esta persona coordinaría una conversación con el "ministro".
Estas primeras llamadas se hacían por teléfono. Pero, luego, en un intento de hacer todo más creíble, se iba un paso más allá al recurrir al video.
Entonces, el falso Le Drian no solamente tenía que sonar como el ministro de Defensa sino que también tenía que parecerse a él.
Así era como organizaban reuniones por Skype, en las cuales el impostor usaba una máscara hecha a la medida para parecer que era Le Drian y se sentaba en un lugar que reproducía la oficina ministerial, incluyendo las banderas de Francia y un retrato del entonces presidente del país, François Hollande.
Para minimizar los riesgos de ser descubiertos, la banda -se asume que varias personas participaron en el fraude- hicieron que el impostor apareciera poco iluminado y lo colocaron a cierta distancia de la cámara.
Además se aseguraron de que la conexión fuera mala y de que solamente durara un tiempo corto, apenas el suficiente como para lanzar el anzuelo.
"Mirando en retrospectiva, me hago muchas preguntas. ¡Pero, sí se parecía a él!", dijo Guy-Petrus Lignac, miembro de la dinastía vitivinícola Petrus a la televisión francesa.
"Y él me pedía ayuda como un servicio al Estado. Da miedo porque quizá si me hubiera pedido menos dinero, yo habría podido decir que sí", agregó.
Meillet tiene una larga lista de víctimas cuyos nombres han sido añadidos al expediente judicial.
Por razones obvias ninguno quiso hablar.
De los US$90 millones que fueron defraudados, más de la mitad provino de un empresario turco cuyo nombre no ha sido revelado.
Uno de los que no cayó en la trampa fue el presidente de Senegal, Macky Sall.
Esto se debe a que el falso Le Drian cometió el error básico de dirigirse al líder senegalés usando el "usted", pese a que los dos hombres se conocen bien y cuando hablan se tratan de "tú".
A Chikli se le agotó la suerte en agosto de 2017, cuando cometió el error de viajar a Ucrania.
Tras ser arrestado a petición de las autoridades francesas, le dijo a la policía que estaba peregrinando a la tumba de un conocido rabino, pero en su teléfono hallaron evidencia de que había ido a comprar una máscara.
En la prisión de Kiev, hizo honor a su reputación de hombre narcisista.
Le pagaba a los guardias para que le mantuvieran un refrigerador abastecido con carne y vodka, y luego presumió de ello en redes sociales, en un video en el que se burló del sistema judicial francés.
Esa puede haber sido una mala idea. Tras ser liberado, fue arrestado casi inmediatamente y esta vez fue extraditado a Francia.
Normalmente la historia habría acabado allí, excepto que en este caso hubo un giro inesperado.
A inicios de este año, cuando Chikli ya se encontraba detenido en Francia, el fraude empezó de nuevo.
Varias embajadas de Francia recibieron informes de que una vez más el falso Le Drian, quien ahora es ministro de Exteriores, intentaba obtener dinero de influyentes "amigos de Francia".
En febrero pasado, tres ciudadanos franco-israelíes fueron arrestados en Tel Aviv.
Por ahora, las llamadas han cesado.
Sin embargo, existe la sospecha de que, lejos de tratarse de un único estafador, es probable que haya varios: toda una banda entrenada en el arte de ser Jean-Yves Le Drian.