La poco conocida influencia de Chile en la independencia de Cuba contra España
Más de 6.000 kilómetros separan a Chile de Cuba, pero en la segunda mitad del siglo XIX estuvieron más cerca que nunca.
Tan cerca que cuando Cuba se alzó en armas contra España adoptó una bandera casi idéntica a la de Chile, solo que con los colores rojo y azul invertidos.
Se trata de una cercanía "curiosa y poco conocida", dicen los historiadores.
Estamos en 1865 y Chile está en guerra contra España.
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Así que el gobierno chileno manda en una misión confidencial a Estados Unidos a uno de sus diplomáticos más importantes del momento.
¿El objetivo? Desestabilizar a España, darle donde más le duele e incentivar un levantamiento armado en Cuba contra la corona.
"La influencia de Chile en la independencia de Cuba es un asunto estudiado pero poco conocido por el gran público en Cuba y probablemente menos aún en Chile", le dice a BBC Mundo Óscar Zanetti, doctor de ciencias históricas de la Academia de Historia de Cuba.
Guerra hispano-sudamericana
Las islas Chinchas se encuentran a 21 kilómetros de la costa de Perú y la superficie total ni siquiera llega a un kilómetro cuadrado.
Y aunque dichas proporciones puedan parecer minúsculas, fueron suficientes para dar lugar a una guerra que enfrentó a Chile, Perú, Bolivia y Ecuador contra España entre 1865 y 1866 y que dejó alrededor de 600 muertos.
Todo empezó en 1864, cuando una flota española supuestamente con fines científicos ocupó estas islas, claves en el comercio de guano para Perú.
"Durante la guerra civil estadounidense (1861-1865), potencias europeas como Francia y España aprovecharon para volver a inmiscuirse en asuntos latinoamericanos", contextualiza para BBC Mundo Sergio Guerra Vilaboy.
"En el caso de Francia se produjo la intervención en México originando el imperio de Maximiliano y España recuperó su colonia de Santo Domingo e intentó apoderarse de las Chinchas", completa Guerra.
Para Perú, Chile, Bolivia y Ecuador, esta maniobra fue vista como una amenaza para la independencia de estas nuevas repúblicas que apenas 50 años antes se habían liberado de la Corona española.
Chile y Perú combatieron activamente a España tras firmar el Tratado de Alianza Defensiva y Ofensiva el 5 de diciembre de 1865 en Lima.
Ecuador y Bolivia, si bien no protagonizaron operaciones militares, apoyaron políticamente a sus vecinos del Pacífico.
Mientras se desarrollaba este conflicto, lejos, en el Caribe, un sentimiento secesionista cobraba cada vez más fuerza en la aún colonia española Cuba.
Y es aquí donde entra en juego la figura más clave de esta historia: el diplomático chileno Benjamín Vicuña Mackenna.
Misión desestabilizadora
"Chile manda al agente especial Vicuña Mackenna a Estados Unidos con dos propósitos: conseguir recursos para Chile en territorio norteamericano y al mismo tiempo influir en la independencia de Cuba para atacar a España", dice Guerra.
La misión de Mackenna empieza en el momento adecuado.
En paralelo, el sentimiento anticolonialista en Cuba, fundamentalmente en el oriente del país, se encontraba en plena efervescencia.
La isla llevaba décadas pidiendo reformas políticas, sociales y económicas que fueron constantemente desestimadas desde Madrid.
Esto generó una conciencia nacional que consideró cada vez más necesaria la creación de un Estado soberano para superar muchos de los problemas de la isla.
"Desde Estados Unidos, Mackenna entró en contacto con exiliados independentistas cubanos y apoyó la creación de la Junta Republicana de Cuba y Puerto Rico para promover la independencia de ambas islas", dice el historiador Zanetti a BBC Mundo.
La Voz de la América
Una de las principales armas de Mackenna para incentivar la lucha armada en Cuba fue la creación del periódico La Voz de América.
El primer número se publicó el 21 de diciembre de 1865 y tenía "el objetivo explícito de luchar por la unión americana, independizar Cuba y Puerto Rico y defender los intereses de Chile y Perú durante el conflicto bélico con España", según la web del Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna en Chile.
De acuerdo a esta institución, Vicuña Mackenna corregía las pruebas de imprenta y disponía la distribución de unos 2.000 ejemplares de cada tiraje.
La mayoría, unos 1.000, se enviaban a Cuba, otros 200 a Chile y el resto a legaciones hispanoamericanas asentadas en Washington.
Los abiertos llamados a la insurrección provocaron que el gobierno español prohíbiera la circulación de este periódico.
En uno de sus números se podía leer: "¡La honra de la redención ha llegado para vosotros! ¡Levantaos como un solo hombre y seréis solo la vanguardia de la América!"
"Este periódico se distribuyó clandestinamente en Cuba y en alguno de sus números aparece un dibujo con un cóndor cuyas garras sostienen la bandera de Chile mientras ataca españoles en la isla", cuenta Guerra.
Más allá de un periódico
Vicuña Mackenna también solicitó fondos al gobierno chileno para financiar una empresa armada y organizar un ejército independentista.
El diplomático confiaba en que un levantamiento en Cuba era la forma más eficaz de atacar a España y que el fin de la presencia española en las Antillas abriría nuevas rutas de comercio para las naciones europeas y americanas.
Su idea era que partiera una expedición desde el Callao en Perú, cruzara el istmo de Panamá y desembarcara en Santiago de Cuba, al oriente de la isla.
Desafortunadamente para Mackenna, explica el Museo Nacional, estas peticiones no se concretaron, y en 1866 la administración chilena solicitó su regreso.
En total estuvo diez meses de misión en Estados Unidos.
Según historiadores, los esfuerzos independentistas no dieron fruto por las directrices de la política internacional de Estados Unidos y porque los chilenos nunca ofrecieron su dinero.
"EE.UU. desautorizó la expedición y, por otra parte, la guerra entre Chile y España se acabó, se firmó la paz y se erosionó un poco el proyecto asociado a Chile", dice Guerra.
Aunque la misión de Vicuña Mackenna no tuvo el alcance esperado, el proceso independentista cubano continuó y el 10 de octubre de 1868 la isla se alzó en armas contra España.
Banderas casi idénticas
En el verano de 1868 la conspiración independentista en Cuba era lo suficientemente madura como para organizar un levantamiento, aunque había discrepancias sobre cuál era el mejor momento.
Pero en octubre de ese mismo año, empezó a difundirse la noticia del alzamiento inminente.
Entonces, en la zona de la actual provincia de Granma, el jefe regional de los conspiradores, el abogado Carlos Manuel de Céspedes, se adelantó e inició la guerra independentista.
La bandera que adoptó Céspedes era exactamente igual a la de Chile, pero con los colores rojo y azul invertidos.
"Céspedes y otros conspiradores en Cuba estuvieron al tanto de las gestiones de Vicuña y recibieron el aliento de sus promotores. De ahí que al alzarse en armas adoptaran una bandera nacional igual a la de Chile, pero con los colores invertidos", explica Zanetti.
"Chile fue uno de los países latinoamericanos que reconoció la beligerancia de los patriotas cubanos contra España. Por ello, Carlos Manuel de Céspedes envió una carta al presidente de Chile, José Joaquín Pérez Mascayano, agradeciéndole por el reconocimiento y el apoyo dado a la causa de Cuba", completa Guerra.
Actualmente, la bandera oficial de Cuba es diferente. Consiste en un triángulo rojo con una estrella dentro y cinco franjas, tres de color azul y dos de color blanco.
Sin embargo, la bandera de Céspedes es reconocida como símbolo de la emancipación cubana y preside junto a la oficial múltiples actos políticos y culturales.
Proceso frustrado
La guerra iniciada por Céspedes se extendió hasta 1878.
El conflicto se dio por acabado en el Pacto de Zanjón, cuando los dos bandos, extenuados y debilitados, firmaron una paz provisional que duraría hasta 1895.
El 24 de febrero de ese año, una nueva conspiración cubana liderada por el intelectual José Martí y los veteranos de la guerra del 68 Antonio Maceo y Maximiliano Gómez volvió a levantarse en armas contra la metrópoli española.
Aquel conflicto sí cumpliría su objetivo, y con la ayuda e intervención de Estados Unidos consiguió terminar con el dominio español en la isla en 1898.
Pero en esta ocasión Chile dejó de apoyar abiertamente la causa cubana.
"Restauradas las relaciones con España, en la guerra del 95 había incluso sectores dentro de la élite chilena contrarios a la independencia. Entonces Chile estaba enfrentado a EE.UU. y veía que los independentistas cubanos estaban bajo influencia norteamericana y, por tanto, preferían apoyar a España", explica Guerra.
No obstante, en la guerra del 95 varios jóvenes chilenos se incorporaron a la contienda contra España.
Uno de ellos, Pedro Vargas Sotomayor, llegó incluso a ser general de brigada. Murió posteriormente en combate en noviembre de 1896.
Cuba reconoce la influencia chilena en su causa, e incluso hoy destaca los "sentimientos de solidaridad, internacionalidad y fraternidad" que en la historia reciente han dado continuidad al "proceso emancipatorio que engloba a toda nuestra América en lograr la verdadera y definitiva independencia", se lee en la página del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.