En medio de la ría de Vigo, en el noroeste de España, está la pequeña isla de San Simón, un lugar mágico que parece sacado de un cuento.
Pero la historia de este pequeño enclave gallego poco tiene que ver con un cuento. Al menos no con uno de hadas.
En realidad se trata de dos islas unidas por un pequeño puente: la de San Simón, de mayor tamaño, y la de San Antón, más pequeña.
San Simón fue saqueada por piratas, testigo de cruentas batallas, residencia de desahuciados y su nombre aparece vinculado también a uno de los períodos más oscuros de la historia de España.
Más amable es, sin embargo, su relación con la literatura.
Aparece en algunas de las "cantigas" en gallego-portugués, un tipo de lírica medieval escrita en la lengua de la que luego derivarían el gallego y el portugués actuales. Y también es uno de los escenarios clave de un clásico la literatura universal: "20.000 leguas en viaje submarino".
Lo que nos da pie a revelarte uno de los secretos de esta hermosa isla: cuando viajas en lancha desde el cercano puerto de Cesantes hasta San Simón puedes ver como de en medio del agua se levanta una estatua de Julio Verne.
¿Qué hace Julio Verne, un escritor francés, en esta pequeña isla gallega?
Si tienes suerte y la marea está baja, a su lado podrás ver otra estatua, esta vez la del capitán Nemo, un personaje literario que le debe mucho a la ría de Vigo y su isla de San Simón.
Historias de piratas y saqueos
Pero antes de llegar a Nemo, otro personaje, esta vez muy real, dejó su huella en este pequeño enclave, testigo de la lucha por la hegemonía global que en el siglo XVI se disputaban las grandes potencias europeas.
Ese personaje es Francis Drake: para Inglaterra, uno de sus grandes navegantes, nombrado caballero por la reina Isabel I; para España, un pirata sin escrúpulos.
En 1589, un año después de la derrota de la "Armada Invencible" española a manos de la flota inglesa en el Canal de la Mancha, Drake se embarcó en una campaña contra la Corona española con una serie de incursiones en varios de sus puertos.
El famoso corsario atacó varios puntos de la costa gallega, entre ellos la isla de San Simón, donde en ese entonces había un convento. Las crónicas de la época señalan que Drake y sus hombres no tuvieron piedad con sus últimos habitantes.
Pero esta no será la única vez que los destinos de Inglaterra y España se cruzarían en esta pequeña isla? y eso es algo que el capitán Nemo sabe muy bien.
Cuando el capitán Nemo llegó a la ría de Vigo
"De las cajas y de los barriles se escapaban lingotes de oro y plata, cascadas de piastras y de joyas. El fondo estaba sembrado de esos tesoros. Cargados del precioso botín, los hombres regresaban al Nautilus, depositaban en él su carga y volvían a emprender aquella inagotable pesca de oro y de plata".
Así describe Julio Verne lo que encontró el capitán Nemo, a bordo de su submarino Nautilus, al llegar a la ría de Vigo, en el noroeste de España en "20.000 leguas en viaje submarino".
Y esos fabulosos tesoros no estaban solo en la imaginación de Verne. Es más: es muy probable que parte de esas riquezas estuvieran efectivamente ahí. Quizá aún lo estén.
Unos 100 años antes de la "llegada" de Nemo, la ría de Vigo fue el escenario de una batalla naval en la que se enfrentaron las grandes potencias de la época: las fuerzas hispano-francesas, por un lado, y las anglo-holandesas por el otro.
El 22 de septiembre de 1702, galeones españoles entraron en la ría de Vigo tratando de protegerse de las fuerzas anglo-holandesas con las que estaban enfrentadas en el marco de la Guerra de Sucesión española.
Llevaban el mayor tesoro que había cruzado el Atlántico, un enorme cargamento de oro, plata y joyas procedentes de América.
La batalla comenzó en octubre.
Los españoles, apoyados por las fuerzas francesas, habían preparado la ciudad de Vigo y la ría para la defensa, pero los anglo-holandeses lograron vencerlos y abrir una vía para llegar a los codiciados galeones.
Aquí es donde la historia converge con la leyenda. Según algunas crónicas, la mayor parte de las riquezas ya se había descargado de los navíos.
Según otras, los españoles decidieron hundir sus barcos aún con su preciada carga en el interior. Es por eso que esta contienda alimentó muchas leyendas y mitos relacionados con tal tesoro.
De hecho, desde entonces se han realizado varias expediciones para encontrar los galeones -y el tesoro- que reposan en el fondo de la ría. En 2011, se localizaron e identificaron seis pecios relacionados con la batalla.
Con tesoro o sin él, los anglo-holandeses salieron victoriosos de la ría de Vigo y antes de abandonarla, los ingleses saquearon la isla de San Simón.
La contienda pasó a la historia como la Batalla de Rande, y la victoria sobre los franceses y españoles quedó inmortalizada en una calle en el centro de Londres, que lleva el nombre de la ciudad gallega.
Destino de desahuciados
Después de enfrentar a piratas y ser testigo de cruentas batallas, la pequeña isla de San Simón vivió un período de tranquilidad, que duraría hasta la mitad del siglo XIX.
La expansión del comercio entre ambos lados del Atlántico trajo consigo otra consecuencia: la propagación de enfermedades contagiosas, que obligó a crear centros de cuarentena por toda Europa.
En 1838, se inauguró el lazareto marítimo de San Simón, que durante los siguientes 85 años sirvió como centro de inspección sanitaria y cuarentena para la tripulación y pasajeros de miles de buques, cuyo destino era el vecino puerto de Vigo.
Pocos años después de entrar en funcionamiento, el centro fue clasificado como lazareto sucio, es decir, aquel al que enviarían a los enfermos irrecuperables y a los desahuciados.
Estos quedaban confinados en la pequeña isla San Antón, comunicada con la de San Simón -que siguió como área de cuarentena- por un puente flanqueado por dos portalones que solo cruzaban los enfermos terminales y las religiosas que se encargaban de su cuidado.
Los posteriores avances en la investigación y tratamiento de enfermedades endémicas fueron haciendo cada vez más innecesario el lazareto, que cerró definitivamente en 1927.
Pero la historia oscura de este lugar no acabaría ahí. De hecho, el episodio más negro estaría por venir.
Un lugar temible
Tras el estallido de la Guerra Civil en España (1936-1939), la isla se convirtió en una prisión para opositores al régimen del general Francisco Franco.
Era considerada uno de los centros penitenciarios -y de represión- más temibles del franquismo.
Expertos en la historia de esta isla estiman que entre 1936 y 1943 pasaron por San Simón hasta 6.000 reos, retenidos en condiciones inhumanas de hacinamiento, hambre, humedad y frío, ideales para la propagación de enfermedades. Cientos de ellos murieron allí.
En "Aillados" ("Aislados"), un documental sobre esta parte de la historia de la isla, algunos sobrevivientes narran cómo los presos eran sometidos a tortura y a muchos de ellos los sacaban de noche de la isla para fusilarlos en las localidades cercanas.
En la segunda mitad del siglo XX, la isla funcionó brevemente como hogar para huérfanos, antes de caer en el olvido durante décadas.
Hoy en día la isla de San Simón es un espacio natural protegido, escenario de varias actividades culturales, entre ellas el festival de música Sinsal, que se celebra cada verano.
La isla se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la ría de Vigo y pocos de los que van sabe que fue una de las peores cárceles del franquismo.
Las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica critican el uso lúdico y demandan que sea convertida en una Illa da memoria (isla de la memoria), con actividades que recuerden a los presos que sufrieron la represión franquista.
Con ese reconocimiento o no, este pequeño enclave fue testigo directo de acontecimientos que marcaron la historia europea.