Se sabe poco sobre su ejército, sobre quiénes lo forman o cuál es su estrategia, pero el grupo militante chiita Hezbolá ha sido descrito como una de las organizaciones armadas más poderosas de Medio Oriente.
Y tal como dijo el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, la organización es la amenaza más grave que enfrenta el Estado judío en estos momentos.
Ello ha quedado demostrado tras varios ataques que Israel ha estado llevando a cabo contra posiciones de Hezbolá en Siria.
Hezbolá está ahora combatiendo en territorio sirio apoyando a las fuerzas del presidente Bashar al Asad.
Israel teme que Irán, el aliado de Siria, esté ayudando a Hezbolá a reforzar su arsenal en medio del caos de la guerra civil en ese país.
Los últimos dos ataques, el mes pasado, fueron contra misiles de precisión y otras armas avanzadas de Hezbolá, uno de ellos cerca del aeropuerto de Damasco, la capital siria.
Siria acusó a Israel del ataque. Y aunque Israel, igual que ha hecho en el pasado, no negó ni confirmó las incursiones, el ministro de Inteligencia israelí, Yisrael Katz, declaró que el ataque fue "consistente" con la política de su país de no permitir que Hezbolá obtenga esas armas.
"Puedo confirmar que el incidente en Siria completamente se ajusta a la política de Israel de actuar para prevenir el contrabando de armas avanzadas por parte de Irán para Hezbolá en Líbano", declaró a la estación de radio del ejército.
Apoyado por Irán
En efecto, Israel ve a Hezbolá, con quien peleó una guerra de 34 días en Líbano en 2006, como una amenaza estratégica para sus fronteras.
Y está determinado a evitar que la organización utilice su papel en la guerra de Siria para seguir armándose.
Se trata, dicen los expertos, de una guerra dentro de otra guerra.
"En Siria no hay una sino varias guerras superpuestas que tienen lugar en paralelo, con intereses y alianzas entrecruzados", le dice a BBC Mundo Haizam Amirah Fernández, investigador principal del mundo árabe del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos de Madrid.
"Y una de estas guerras es la extensión del conflicto bélico y armado entre el estado de Israel y la guerrilla libanesa Hezbolá", agrega.
Hezbolá es un movimiento apoyado por Irán que fue fundado en Líbano en 1982 en respuesta a la ocupación israelí en ese país.
Desde 2006, cuando Hezbolá se enfrentó a una guerra con Israel, el movimiento, que también tiene un brazo político, se ha aliado con otros países chiitas de la región, y ha logrado un papel importante en la política de Líbano.
Y desde el fin de ese conflicto Hezbolá e Israel están sumidos en un peligroso juego de estrategias arriesgadas.
Israel hasta ahora se ha mantenido al margen del conflicto en Siria, en el que ya están sumidas varias potencias regionales e internacionales.
"Se puede decir que (el de Israel y Hezbolá) es un conflicto con baja visibilidad, que no es comparable a la guerra de 2006, pero que está teniendo una dimensión muy importante", dice Haizam Amirah.
En 2006 Hezbolá fue celebrado como héroe en el mundo árabe cuando logró llegar al fin de la feroz guerra con Israel sin ser derrotado.
Desde entonces, mucho ha cambiado para el grupo, y el que una vez fue visto como un movimiento de resistencia nacional, ahora es considerado un grupo armado de élite que representa a las potencias chiitas de la región.
"Ahora está llevando a cabo una importante batalla para la supervivencia del régimen de Al Asad en Siria", explica Amirah. "Pero también está al servicio de los intereses de su patrocinador principal Irán, lo cual se considera vital para la supervivencia de la organización".
"Se trata de una alianza para la identificación de enemigos comunes", agrega.
Israel, que se anexó los Altos del Golán después de una guerra con Siria en 1967, ha permanecido neutral en el conflicto en ese país.
Y ha tratado de mantener fuera de sus intereses territoriales cualquier efecto colateral de esa guerra.
Aunque ambas partes han reiterado que no desean verse arrastrados a un nuevo conflicto, ambos están preparados para combatir nuevamente a la primera provocación.
Importancia estratégica
Israel, sin embargo, ha estado observando detalladamente cualquier posible desenlace o resolución en Siria.
Tal como informa la agencia Reuters, durante los pasados dos años Israel ha estado coordinando con Rusia y Siria para asegurarse de que no hay "malentendidos" y de minimizar los riesgos de cualquier incursión aérea.
Al mismo tiempo, Israel ha estado manteniendo un delicado equilibrio con Estados Unidos.
"Evidentemente la situación en Siria y el desenlace de la guerra es de máxima importancia estratégica para Israel", explica a BBC Mundo Haizam Amirah.
"Ha conseguido transmitir la imagen, no sé si de neutralidad, pero sí de mantenerse al margen, pero la realidad es que tiene muchos intereses en juego y grandes preferencias estratégicas", agrega.
En un discurso en 2016, el mayor general Herzl Halevi, jefe del Consejo Directivo de Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel, se refirió a cómo podría vislumbrarse el desenlace de la guerra en Siria.
"La cuestión no es como nos gustaría que terminara esta historia, sino cómo no queremos que termine", dijo.
"Digamos que Da'esh (Estado Islámico) ha sido contenido. Las superpotencias han salido de la región y nosotros nos quedamos atascados aquí con el eje iraní y provisiones de armamentos avanzados", declaró.
Para evitar esa conclusión, agregó, Israel debe actuar "tanto coordinando con las superpotencias como también por otros medios".
En efecto, Israel sabe que su verdadero desafío es que cualquier desenlace de la guerra en Siria debe incluir también sus intereses, principalmente impedir que un Hezbolá armado y fortalecido se establezca cerca de sus fronteras.
Y para lograrlo necesita del apoyo de las grandes potencias.
"Ahora mismo es muy difícil ver una luz al final del túnel en el conflicto de Siria", señala Haizam Amirah.
"Pero sobre lo que puede pasar entre Israel y Hezbolá todo dependerá de los apoyos que tiene cada uno de los actores y la la capacidad que éstos tengan para influir en la toma de decisiones", asegura el experto del Real Instituto Elcano.
La clave serán Vladimir Putin y Donald Trump. Pero si todo es complejo, existe otro elemento de incertidumbre: la política de Washington, que hasta ahora no se sabe cuál es su estrategia ni cuáles son sus intenciones en la región.
"Este es un factor añadido que está dejando a todos los actores estatales y no estatales en la región en un estado de confusión estratégica", expresa Amirah.
Así, Israel necesitará seguir ejerciendo excesiva cautela en el conflicto sirio.
Tal como escribió la semana pesada el analista militar israelí Alex Fishman en el diario Yedioth Ahronoth: "Israel debe seguir andando con mucho cuidado y atacar sólo si la destrucción del blanco es vital y este está relacionado directamente con la seguridad israelí".