Dos años después de que Cecil el león fuera abatido un cazador de trofeos en Zimbabue, provocando una ola de indignación global, su hijo Xanda parece haber corrido la misma suerte.
Investigadores de la Universidad de Oxford, que le habían colocado un collar de rastreo electrónico a Xanda, informaron que el felino, de seis años, fue abatido por un cazador de trofeos en las afueras del Parque Nacional Hwange, en el norte del país africano.
Un cazador profesional informó de su muerte a las autoridades y devolvió el collar de Xanda.
Como explica el corresponsal de la BBC en África, Andrew Harding, a esa edad Xanda ya era lo suficientemente viejo como para ser considerado "blanco legítimo" de los cazadores de trofeos.
Estos individuos, en su mayoría provenientes de Estados Unidos, Reino Unido y Sudáfrica, pagan decenas de miles de dólares para matar legalmente a grandes animales.
Y ese dinero es utilizado para financiar las labores de conservación en varios países africanos.
La herencia de Cecil
Todavía no se sabe quién pagó -y cuánto- para matar a Xanda.
Pero la noticia se da a conocer dos años después de que Walter James Palmer, un dentista de Minnesota (EE.UU.), causara una ola de indignación global al abatir a su padre, Cecil, de 13 años.
Se estima que Palmer pagó unos US$50.000 por el derecho a cazar legalmente a un león. Y el dentista luego se disculpó por haber elegido a Cecil como su víctima.
Pero la muerte del felino, una de las mayores atracciones turísticas de Zimbabue, terminó provocando protestas frente a la casa y clínica del dentista.
En su momento se informó que el león había sido abatido a flechazos, pero no falleció inmediatamente. De hecho, tuvo que ser seguido por más de 40 horas antes de ser ultimado con un rifle.
Johnny Rodrigues, jefe de la Fuerza de Tarea de Conservación de Zimbabue, le dijo a la BBC que el león luego había sido decapitado.