Es una de las visitas obligadas del turista que por primera vez viaja a Nueva York.
El Empire State, de 102 plantas y 443 metros de altura, no solo es un ícono de la arquitectura moderna sino de la cultura estadounidense.
Fue inmortalizado en la película King Kong (1933), cuando el furioso gorila trepaba la entonces torre más alta del mundo, y casi 80 años después, la cantante Alicia Keys y el rapero Jay Z lanzaban el éxito musical "Empire State of Mind", como un homenaje a la Gran Manzana.
El último en exaltar su importancia ha sido el propio presidente de EE.UU., Donald Trump, que destacó el miércoles que la construcción del edificio se había logrado "en tan solo un año".
Lo dijo durante el discurso del Estado de la Unión, en el que cada año el presidente rinde cuentas ante el Congreso y expone su visión como líder y lo que desea cumplir en el futuro.
Trump se refirió al que para muchos es un símbolo del "sueño americano", sugiriendo que el pasado fue mejor y que la burocracia actual ha socavado el desarrollo de infraestructura.
Pero, ¿es cierto que el Empire State se construyó en tan poco tiempo? Y de ser así, ¿cómo fue posible tal hazaña?
Un coloso durante la Gran Depresión
Todo comenzó con el sueño de un millonario empresario que trabajaba para la automotriz General Motors.
La torre Chrysler, también en Manhattan, se había inaugurado en 1929 como la "más alta del mundo" y John Jacob Raskob quería destronar a su competencia en las alturas.
Fue así que, junto al exgobernador de Nueva York Alfred E. Smith, conformó el mismo año una empresa para construir el Empire State.
Pese a la grave crisis económica que atravesaba el país tras el crack del 29, la obra empezó el 17 de marzo de 1930.
La firma contratista Starrett Brothers & Eken supervisó el trabajo de 3.400 obreros, que a ritmo frenético lograron levantar cuatro pisos y medio por semana.
La estructura para la que se usaron 57.000 toneladas de acero finalizó en el impresionante plazo de un año y 45 días.
Debido a la Gran Depresión, además, los precios de los materiales se derrumbaron y la obra no solo se completó antes de tiempo sino por debajo del presupuesto, estipulado en US$43 millones.
La ambiciosa empresa también supuso peligros para los obreros, que trabajaban a alturas de vértigo. Cinco de ellos murieron en accidentes durante la obra.
"Tenías que agradecer a Dios cada noche por haber llegado a casa entero", dijo Jack Lundberg, uno de sus trabajadores, en un documental de 2001 de la BBC.
Un edificio a medio llenar
Su apariencia es más austera que la del Chrysler, pero eso le importó poco al exgobernador Al Smith.
Lo llamó "el edificio de oficinas más grande y más bello del mundo" durante la inauguración el 1 de mayo de 1931.
Pero el rascacielos de estilo art decó luchó para resultar rentable.
La crisis económica y el exceso de espacios disponibles para oficinas en Manhattan hicieron que más de la mitad de sus plantas estuviesen vacías durante una década.
Este panorama llevó a que lo apodaran, incluso, "the Empty State Building" ("empty" significa vacío), según recogió el documental de la BBC.
Pero Al Smith, que fracasó dos veces en su intento de ser candidato presidencial por los demócratas, se dedicó de lleno a convertir el edificio en ícono.
Cuando el exgobernador falleció en 1944, la construcción estaba más cerca de llenar su espacio vacante y ocho pisos eran ocupados por oficinas gubernamentales y de Naciones Unidas.
Accidente
Los trabajadores y turistas le daban vida al Empire State Building. Pero el 28 de julio de 1945, ocurrió un evento inesperado que alteró esa rutina.
Un bombardero B-25 del ejército estadounidense se estrelló contra las oficinas de los pisos 79 y 80, en un accidente que dejó 14 muertos.
"Frente a mi escritorio había una puerta de vidrio y del otro lado podíamos ver las llamas. No pensé que saldría viva de allí. Abrimos la ventana y rezamos", le dijo a la BBC la extrabajadora de la torre Thérèse Fortier-Willig.
Por causa de la neblina, la aeronave había sido desviada al aeropuerto de La Guardia. Contra las recomendaciones, el piloto decidió seguir el plan original de atravesar la ciudad hacia el aeropuerto de Newark.
El Empire State se recuperó del suceso y continuó siendo el edificio más alto del mundo durante 41 años más.
Hasta que en 1972 se inauguró el World Trade Center en Manhattan, cuyas Torres Gemelas fueron destruidas en los atentados del 11-S.
En el terreno donde cayeron las torres se levantó una nueva construcción, también más alta que el Empire State.
Pero no queda duda de que, pese a haber perdido el récord, el rascacielos sigue siendo un símbolo de Nueva York.