El cambio climático ha tenido efectos profundos y diversos sobre el planeta.
Desde huracanes devastadores, el derretimiento de la masa de hielo de los polos y mortíferas olas de calor, hasta la que se conoce como la "fiebre del oro blanco" en el noreste de Rusia.
Una fiebre por animales que dejaron de existir hace varios milenios: los mamuts.
Y más específicamente,por sus colmillos.
El deshielo que, como consecuencia del cambio climático, viven los suelos en la región de Siberia, conocidos como permafrost (o permahielo) porque tradicionalmente permanecen congelados a tiempo completo, ha hecho que en los últimos años algunos restos emerjan a la superficie.
En un principio ?y aunque el fenómeno era claramente la consecuencia de un problema ambiental?, los científicos se vieron beneficiados con la aparición de varios ejemplares que el hielo había conservado casi intactos por más de 12.000 años.
Pero, al poco tiempo, estos hallazgos dieron inicio a un tráfico ilegal de marfil de mamut hacia China. Un negocio que, de acuerdo a las autoridades rusas, factura unos US$47 millones anuales.
El kilo de marfil de mamut se cotiza entre US$500 y US$1.000.
Y se cree que en la región de la República de Sajá ?también conocida como Sajá-Yakutia, parte de Rusia y conocida como la "estepa del mamut" por haber sido el hábitat natural de este gigante peludo hace unos 4.000 años? hay enterradas unas 500.000 toneladas de ese marfil.
Su búsqueda y tráfico representa, paradójicamente, una oportunidad para salvar al elefante africano de la extinción, según señalan grupos de ambientalistas y políticos.
Pero, por ahora, la fiebre del "oro blanco" de los mamuts se traduce simplemente en un mercado ilegal, cuyo efecto está siendo la perforación sin control de extensas zonas en el este de Rusia.
Hallazgos y origen
Desde hace algunos años, el descongelamiento de la zona del permafrost permitió a los científicos hallar con facilidad restos bien conservados de estos gigantes extintos, que a su vez permitieron ampliar la investigación académica sobre la especie.
Pero pronto el fenómeno se vio como una oportunidad de negocio.
De acuerdo a las leyes rusas, está prohibido tomar o extraer huesos de mamut y, más aún, cobrar por ello o negociarlos.
Sin embargo, un reporte hecho por el propio gobierno de la región de Sajá reconoce que alrededor de 100 toneladas se extraen y comercializan de manera ilegal cada año, especialmente destinadas a satisfacer la demanda en China.
De acuerdo a Vladimir Solodov, gobernador de la República de Sajá, la prohibición de la importación de marfil de elefante en China hizo que las miradas de los comerciantes se dirigieran a la alternativa que estaba surgiendo del hielo en Siberia.
Sin embargo, la demanda ha creado un nuevo tipo de explotación: la extracción del ahora llamado "oro blanco" de las montañas de esta región rusa.
El fotógrafo Amos Chapple, de Radio Free Europe, logró llegar a la zona de excavación ilegal en Sajá y reveló que la extracción de trozos congelados ahora se realiza con métodos similares a los de la minería ilegal, como el bombeo de agua de alta presión o la perforación de amplias reservas ambientales.
"El resultado obvio de esta manera de extraer marfil de los cazadores de colmillos es un paisaje devastado. Las montañas perforadas y el agua seriamente contaminada por este tipo de trabajos", señaló en su informe.
De acuerdo a Chapple, brigadas de excavadores se pasan gran parte del verano en esta parte del mundo buscando los restos óseos de estos animales para después venderlos en el mercado negro.
Y los controles son casi nulos, especialmente porque no existe claridad sobre los procedimientos.
"El proceso por el que se accede a este material necesita ser regulado", le dijo al diario británico The Guardian Vladimir Prokoyev, un funcionario del gobierno local.
Elefante versus mamut
Aquí es donde entra en juego otra propuesta polémica: la de legalizar la extracción del marfil de mamut, para así obligar al pago de impuestos y reducir la demanda que existe en torno al colmillo del elefante.
Sin embargo, varios ambientalistas indican que esa no es una manera eficiente de proteger el comercio de colmillos de elefante, prohibido en China, que era el principal consumidor de este producto, ya en 2017.
"Las investigaciones muestran que los comerciantes negocian colmillos de elefante como si fueran de mamut con el fin de venderlo a mayor precio", le dijo Sun Quanhui, de la oficina de la Protección Mundial de Animales en China, al diario británico The Times.
"Esa medida no sirve para proteger a los elefantes, sino para aumentar la demanda por el marfil", explicó.
Lo que busca el gobierno local de la región de Sajá es controlar la extracción y venta del marfil de mamut al mercado chino.
Pero los ambientalistas saben que esto pondría en riesgo las zonas naturales de Sajá y los restos de mamut. Por eso han resuelto proponer, en un hecho casi inédito, que el mamut sea considerado una especie en peligro de extinción, aunque desapareciera hace más de 4.000 años.
Esta propuesta será analizada en la próxima Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, que se realizará a principios de 2020.