Cuando Vladimir Putin llegó al poder en Rusia, uno de sus principales objetivos era el de devolver a su país la condición de potencia global que había perdido tras la desintegración de la Unión Soviética.
Con eso en mente, la Rusia de Putin regresó a áreas que ya habían sido estratégicas para la antigua URSS para fortalecer vínculos e incrementar su presencia.
Una de esas áreas es América Latina, que vio cómo la influencia de Moscú se redujo significativamente tras la disolución de la URSS y cómo fue ganando peso con la llegada de Putin al Kremlin.
¿Pero qué busca el presidente ruso en América Latina?
La estrategia de Putin en la región se enmarca, según expertos, en su visión global de política exterior, que persigue, básicamente, diversificar sus relaciones exteriores, contrarrestar el poder de Estados Unidos y crear un orden internacional multipolar y, que en ese nuevo orden, Rusia recupere su estatus de actor global.
"Dentro de esta estrategia internacional, América Latina ocupa un lugar importante por los lazos históricos de la Unión Soviética y sobre todo por la cercanía geográfica con Estados Unidos", le dice a BBC Mundo Mira Milosevich, investigadora del Real Instituto Elcano, think-tank de estudios internacionales con sede en Madrid.
De los lazos históricos de la URSS...
Durante la Guerra Fría, América Latina fue un escenario más de la lucha entre los dos bloques, en el que la URSS tuvo vínculos estrechos con Cuba y Nicaragua.
Sin embargo, en los años posteriores a la desintegración Rusia intenta integrarse en las instituciones occidentales y abandona esos lazos históricos para concentrarse en mejorar las relaciones con la Unión Europea (UE) y con Estados Unidos.
"Una vez que ve que esto ha fallado, empiezan a volver poco a poco a sus relaciones históricas y América Latina empieza a tener un lugar importante", dice Milosevich.
"Esto se inicia entre 1997 y 1999, pero con la llegada de Vladimir Putin es cuando se ve claramente esta visión y un programa en la política exterior de devolver a Rusia el estatus de gran potencia".
Rusia es la heredera de la Unión Soviética y, por lo tanto, en su nueva política exterior se va a aprovechar de los lazos históricos que había forjado la URSS, "aunque su estrategia nueva es superar esta limitación en dos países", explica Milosevich.
De hecho, en su retorno a la región, Rusia no se apoya tanto en la ideología, como en la Guerra Fría, sino que tiene una visión mucho más pragmática, con la que busca diversificar sus relaciones exteriores.
"Putin ve que el mundo ha cambiado y cree que es mejor una estrategia práctica, sin abandonar objetivos geopolíticos, pero sobre todo usando instrumentos económicos y potenciando las relaciones bilaterales económicas como el primer paso del nuevo acercamiento".
...al "mundo multipolar" de Putin
Jacaranda Guillén Ayala, analista del Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques del Senado de México, define ese cambio en la política exterior del presidente ruso como el paso "de una política cooperativa a una agresiva".
Para la internacionalista, ese cambio comienza cuando el presidente ruso da su discurso en la Conferencia de Seguridad en la ciudad alemana de Múnich en 2007.
En su intervención, Putin cuestionó la existencia de un "mundo unipolar" en el que Estados Unidos y Europa eran las principales voces.
A partir de entonces, dijo, habría que contar con Rusia y con el resto del mundo.
Eso, considera Guillén, "ha reconfigurado el lugar de América Latina como un objetivo central" para Putin.
El cambio queda patente en dos momentos cruciales: en 2008, con la guerra de Georgia, y en 2014, con la anexión de Crimea por parte Rusia, y las posteriores sanciones económicas impuestas por la Unión Europea.
"En el momento en que vienen las sanciones económicas, obviamente Rusia necesita aliados y necesita apoyos, tanto para su acción externa como para sus aspiraciones de su política exterior en general", le explica Guillén a BBC Mundo.
"Entonces América Latina contribuye a esas aspiraciones de reinserción como actor global".
Eso se materializó, además, en algunos acuerdos comerciales.
"Rusia inmediatamente sustituye a los países europeos, como España por ejemplo, por Uruguay, Argentina, Brasil como los países de los que importa fruta, verdura y carne", dice Milosevich.
"Otra cosa que hay que tener en cuenta es que todos estos países tienen una gran sed de enriquecer y ampliar sus relaciones multilaterales, bilaterales, con otros países, no depender tanto de Washington", agrega.
Un mensaje a Estados Unidos
En un informe de 2019 sobre la relación de Putin con América Latina, la investigadora del Real Instituto Elcano consideró que la reaparición de Rusia en la región es una respuesta a lo que el Kremlin considera injerencia estadounidense en el conflicto de Georgia y Ucrania.
En ese sentido, Moscú usa sus vínculos en la región como un mensaje de que es capaz de desafiar a Estados Unidos.
"Usa lo que muchos llaman el 'patio trasero' de EE.UU. para mandar un mensaje de 'aquí estamos', a la vez que acusa a Washington de hacer lo mismo en el espacio postsoviético", le dice Milosevich a BBC Mundo.
"Es un mensaje de 'a ver si tomas un poco de tu propia medicina'".
Guillén Ayala coincide: "Rusia quiere contrarrestar y dar una respuesta a la injerencia de Occidente en su 'extranjero cercano'".
De hecho, con su presencia en la región, Rusia "también busca distraer un poco a EE.UU. de los objetivos geoestratégicos que Washington tiene en sus países vecinos".
China, socio político y rival económico en la región
El deseo de multilateralidad de Rusia -y el de contrarrestar el liderazgo de EE.UU.- es compartido por China, que en los últimos años se ha convertido en un actor clave en América Latina.
Rusia y China "son socios estratégicos que tienen muchas cosas en común y la principal es que ambos quieren competir con Estados Unidos y que quieren un mundo libre de lo que ellos llaman la hegemonía de Estados Unidos. Quieren un mundo multipolar, un mundo en el que ellos puedan ejercer un gran poder", dice Milosevich.
En este sentido, agrega la experta del Real Instituto Elcano, China es un actor estratégico con cada vez más papel internacional, y no solo económico.
"China está haciendo una geoeconomía pero a través de ello, obviamente, está ejerciendo una influencia política y se comporta como un actor geopolítico en sentido clásico".
China ha tenido un papel cada vez más importante en América Latina, convirtiéndose en el segundo socio comercial de la región, por detrás de Estados Unidos.
En América Latina, China y Rusia pueden percibirse como competidores económicos -aunque en realidad Rusia no puede competir ni con Estados Unidos ni con China a nivel comercial-, pero en lo político son mucho más afines.
Y, de hecho, saben distinguir la competitividad económica del interés político y geopolítico que les une, apunta Milosevich.
"Su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es su gran instrumento de la influencia política en contra de Estados Unidos".
"Son dos países que en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas habitualmente votan conjuntamente en el caso de Venezuela, por ejemplo, para impedir cualquier resolución que proponga Estados Unidos", agrega la experta.
Cooperación militar y relación comercial insignificante
Moscú empezó a ver a América Latina como un área de creciente importancia económica a partir del año 2003, y reanudó la venta de armamento y equipamiento militar con más intensidad a partir del año 2004, cuando Vladimir Putin visitó México, Chile y Brasil, escribió Milosevich en su informe de 2019.
La venta de armas y los negocios en el sector energético han sido las bases principales del regreso de Moscú a la región.
"Ese es un paradigma de Rusia: primero empieza a vender armas, luego introduce otros productos económicos, y luego empieza a intentar ejercer influencia política a través de los medios de comunicación y obviamente a través de contactos a nivel diplomático", le dice la experta a BBC Mundo.
Venezuelaha sido un comprador importante de armamento ruso, y con este país Moscú tiene además importantes acuerdos energéticos. Entre 2009 y 2013, el país sudamericano fue el quinto mayor destino de armas rusas, pero en los últimos años, debido a la crisis económica que padece, apenas ha podido comprar armamento. Otros socios importantes en este aspecto en los últimos años han sido México y Perú.
Sin embargo, también en este rubro Rusia ha tenido que enfrentar la competencia de China, que es un proveedor de armamento cada vez más importante en la región.
Sin embargo, a nivel general, los mayores socios comerciales de Rusia en la región no son Venezuela, ni sus tradicionales socios políticos -Cuba y Nicaragua, sino que los mayores intercambios se concentran con Brasil, México y Argentina.
Pero tanto Milosevich como Guillén califican las cifras de intercambio comercial con la región de insignificantes.
"Desde 2008 hasta el año pasado, la tasa promedio de lo que importaba Rusia desde América Latina no fue más allá del 3,8% del comercio total ruso. Y en las exportaciones a América Latina, la tasa promedio fue de 1,8%", dice la analista del Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques.
Las importaciones rusas de los países latinoamericanos se concentran en el sector alimentario (carne, fruta y verdura), mientras que Rusia exporta a América Latina armas y equipamiento militar, petróleo, fertilizantes, aluminio, hierro y carbón, con la excepción de México, al que exporta trigo.
"Rusia jamás podrá igualar las cifras de intercambio comercial que tienen Estados Unidos y China con la región", dice Guillén.
Aun así, "estas cifras, aunque sean pequeñas, hablan de no subestimar la presencia de Rusia en América Latina".
"La administración Putin no tiene mucho que ganar en términos comerciales. El factor valioso aquí está en esta cuestión geoestratégica y geopolítica de reposicionar a Rusia y de contrarrestar la influencia de EE.UU."