En las puertas del mar Rojo, hay una "bomba de tiempo".
Allí, frente a las costas de Yemen, desde hace casi cinco años hay un "barco fantasma" que guarda en su interior un peligro para el medioambiente, la vida humana y rutas marítimas internacionales.
Y es que el FSO Safer, un supertanquero con bandera yemenita, quedó abandonado desde que comenzó la guerra cerca del puerto de Hodeidah con más de con más de un millón de barriles de crudo en su bodegas.
A medida que el conflicto arreciaba, los organizaciones internacionales alertaban de los peligros que podría traer una bala equivocada o un atentado intencional de cualquiera de las partes contra el buque.
Pero ahora, con los años, el salitre, el óxido y la erosión han comenzado a suponer un peligro mayor: roe la cubierta del barco de 45 años y los expertos temen que se quiebre y cause una catástrofe ambiental sin precedentes.
Ante la amenaza, los rebeldes hutíes, que controlan el área, acordaron el domingo permitir que un equipo de la ONU acceda al tanquero y, este miércoles, el Consejo de Seguridad se reunió para discutir las amenazas que plantea el petrolero y las posibles respuestas.
Pero el acceso al tanquero no significa el fin de los problemas y peligros que lo rodean desde hace años: de momento, no existe una solución a la vista para el barco y hay una disputa sobre qué pasará con el petróleo que guarda en sus bodegas.
¿Por qué es peligroso?
El FSO Safer, que pertenecía a la Corporación de Petróleo y Gas de Yemen, era utilizado para almacenar crudo y quedó varado al inicio de la guerra a unos 60 km al norte del puerto de Hudaydah, controlado por los rebeldes.
El petrolero prácticamente no ha tenido mantenimiento desde el comienzo de la guerra civil hace cinco años y, hace poco, un accidente que levantó temores internacionales.
En mayo pasado sufrió una fuga en una tubería de enfriamiento, dado que no ha recibido tampoco mantenimiento para reducir los gases explosivos en su interior en todo este tiempo.
"La tubería explotó, enviando agua a la sala de máquinas y creando una situación realmente peligrosa", indicó un informe de IR Consilium, una consultora marítima global que sigue de cerca al barco.
El agua ingresó a la sala de máquinas del tanquero, lo que aumentó el riesgo de un potencial hundimiento.
Buzos de las propias tropas hutíes lograron contenerlo, pero no se sabe por cuánto tiempo durará la reparación que hicieron y la ONU consideró que de repetirse, la fuga podría llevar a un desastre.
¿Cuáles serían las consecuencias de un derrame?
Diversos organismos internacionales han alertado sobre los peligros que podría suponer un potencial derrame o explosión, tanto para la vida marina como para las decenas de miles de personas empobrecidas de Yemen que dependen de la pesca para su subsistencia.
El grupo ambientalista yemení Holm Akhdar estima que más de 126.000 personas que trabajan en la industria pesquera podrían perder sus empleos en un país devastado por la guerra y la hambruna.
Cerca del área se encuentran también algunas de las pocas industrias que todavía funcionan en el país y que se encargan de la explotación salina.
De acuerdo con estimaciones de Holm Akhdar, un derrame de petróleo podría extenderse desde el mar Rojo hasta el golfo de Adén y el mar Arábigo y el área necesitaría más de tres décadas para recuperarse de un potencial accidente.
"Yemen necesitaría un largo período de tiempo para hacer frente a las consecuencias de la contaminación marina. La ecología del mar Rojo necesitaría más de 30 años para recuperarse de las graves consecuencias del derrame de petróleo", consideraron.
Un derrame también podría interrumpir una de las rutas de transporte más concurridas del mundo y afectar las entregas de suministros a Hudaydah, que es el puerto por donde entra el 90% de la comida que abastece a casi dos tercios de la población de Yemen.
El gobierno de Yemen consideró que si el Safer explota podría causar "el mayor desastre ambiental a nivel regional y mundial" en décadas.
¿Qué pasó ahora?
A finales de junio, los estados miembros del Consejo de Seguridad de la ONU expresaron una profunda alarma ante la hipótesis de una catástrofe.
El Consejo pidió a los hutíes que "otorguen inmediatamente acceso incondicional a los expertos técnicos de las Naciones Unidas para evaluar el estado del tanquero, realizar reparaciones urgentes y hacer recomendaciones para la extracción segura del petróleo".
La pasada semana, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, llamó a los hutíes a permitir la entrada de expertos internaciones ante el peligro que el buque "devaste el ecosistema del mar Rojo y perturbe rutas marítimas clave".
"Los hutíes deben dar acceso antes de que estalle esta bomba de tiempo", dijo.
Los rebeldes, que anteriormente habían bloqueado los esfuerzos para enviar inspectores para evaluar su condición, accedieron finalmente a inicios de semana semana a permitir el ingreso de un equipo internacional.
¿Por qué causa controversia?
Como casi todo en Yemen, el destino del petróleo en el interior del buque se ha convertido en una profunda disputa entre las partes en conflicto.
De acuerdo con los reportes, la ONU planea vender el petróleo recuperado, con valor estimado en unos US$40 millones, y dividir los ingresos entre los hutíes y el gobierno yemení, respaldado por una coalición de países árabes liderada por Arabia Saudita.
Sin embargo, el máximo líder de los rebeldes, Mohammed Ali al Houthi, dijo en Twitter el mes pasado que los hutíes quieren garantías de que la embarcación será reparada y que el valor del petróleo a bordo se utilice para pagar los salarios de sus tropas.
El primer ministro yemení, Maeen Abdulmalik Saeed, por su parte, indicó la semana pasada que el dinero del petróleo debería gastarse en proyectos de salud y humanitarios.
¿Cuál es la situación en Yemen?
De acuerdo con cifras de organismos de derechos humanos más de 100.000 personas han muerto en lo que ya la ONU considera como la peor crisis humanitaria del mundo.
Alrededor del 80% de la población, 24 millones de personas, necesitan asistencia humanitaria y protección y casi 10 millones de ellos se consideran "a un paso de la hambruna".
Mientras que se estima que dos millones de niños padecen desnutrición aguda y, según la organización benéfica Save the Children, unos 85.000 menores murieron por esta causa entre abril de 2015 y octubre de 2018.
Otros miles de adultos han muerto también por causas prevenibles, según la ONU, y ahora el país también está luchando por contener, sin recursos y asolado por una guerra, la pandemia de coronavirus.
"Yemen no puede aguantar mucho más. No hay suficientes fondos, los programas de salud y agua se están cerrando, la hambruna está acechando al país nuevamente y la gente en todo el país está siendo golpeado fuertemente por covid", aseguró esta semana Lise Grande, coordinadora humanitaria de la ONU para Yemen.
Algunas organizaciones también han alertado que la pandemia podría afectar los trabajos en el área ante un potencial accidente.
"En medio de una pandemia mundial y al borde de una zona de conflicto, las posibilidades de una respuesta temprana y adecuada son muy pequeñas", indica un informe de IR Consilium.
¿Por qué hay guerra en Yemen?
El conflicto tiene sus raíces en la Primavera Árabe de 2011, cuando un levantamiento forzó al presidente Ali Abdullah Saleh a dejar el poder en manos de su vicepresidente, Abdrabbuh Mansour Hadi.
Se suponía que la transición política llevaría la estabilidad a Yemen, pero Hadi enfrentó diferentes problemas, entre ellos ataques de Al Qaeda y de un movimiento separatista en el sur, la corrupción, la inseguridad alimentaria y el hecho de que muchos militares seguían siendo leales a Saleh.
El movimiento hutí, que defiende a la minoría chiita zaidí de Yemen y luchó en varias rebeliones contra Saleh en la década precedente, se aprovechó de la debilidad del nuevo presidente para tomar el control de la norteña provincia de Saada y zonas cercanas.
Desilusionados por la transición, muchos yemeníes, sunitas incluidos, apoyaron a los hutíes, y a finales de 2014 y principios de 2015 los rebeldes tomaron Saná, la capital, forzando a Hadi al exilio.
El conflicto escaló dramáticamente en marzo de 2015, cuando Arabia Saudita y otros ocho países árabes, mayoritariamente sunitas y apoyados por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, lanzaron ataques aéreos contra los hutíes con el objetivo declarado de restaurar el gobierno de Hadi.
La coalición temía que el éxito de los hutíes diera a Irán, rival regional y país mayoritariamente chiita, un punto de apoyo en Yemen, vecino del sur de Arabia Saudita.
Arabia Saudita dice que Irán está apoyando a los hutíes con armas y soporte logístico, una acusación que Irán niega.
En 2017, el lanzamiento de un misil balístico a Riad, capital de Arabia Saudita hizo que la coalición saudita reforzara su bloqueo contra Yemen.
La coalición afirmó que el objetivo era detener el contrabando de armas de Irán a los rebeldes, una acusación que Teherán niega.
Pero la ONU afirma que las restricciones provocaron "la mayor hambruna que el mundo ha visto en muchas décadas".
A pesar de varios esfuerzos organizados por la ONU para negociar un acuerdo de paz, todos han fracasado.