El exjefe de France Télécom y dos exejecutivos han sido encarcelados por llevar a cabo una política de reestructuración que habría ocasionado los suicidios de varios empleados en la década de los años 2000.
Didier Lombard, Louis-Pierre Wenès y Olivier Barberot fueron condenados a un año de prisión, con ocho meses suspendidos.
La compañía, que ahora se llama Orange, también deberá pagar una multa de 75.000 (US$83.000).
Un total de 39 casos fueron examinados por el tribunal: 19 de ellos fueron de empleados que se suicidaron y 12 de otros que habían intentado hacerlo.
Aquellos que no consiguieron quitarse la vida sufrieron depresión durante años y por lo tanto no pudieron seguir trabajando.
Estos hechos sucedieron durante una importante reestructuración que afectó a miles de empleados, realizada por los jefes de la compañía en aquella época.
Además de Lombard, Wenès y Barberot, cuatro otros ejecutivos fueron declarados culpables de complicidad y recibieron sentencias suspendidas de cuatro meses y multas de aproximadamente US$5.500.
Un caso histórico
Lombard, el expresidente y director ejecutivo de la empresa; Wenès, su director adjunto; y Barberot, el exdirector de recursos humanos, también recibieron multas, pero por el monto de US$16.600.
Jean Veil, abogado del expresidente de France Telecom, aseguró que su cliente apelará la sentencia.
Es la primera vez que un tribunal francés reconoce y emite una condena por "acoso institucional".
El corresponsal de la BBC en París, Hugh Schofield, dice que el juicio ha sido visto en Francia como un caso histórico con respecto a las relaciones entre los trabajadores y la gerencia de una firma.
Jean Perrin, cuyo hermano Robert se quitó la vida en 2008, manifestó su satisfacción con el veredicto y le dijo al diario francés Libération que los ejecutivos "nunca tuvieron ningún remordimiento durante el juicio y constantemente culparon a sus subordinados".
"Solo siento asco y desprecio por ellos", afirmó.
"Los sacaré de una manera u otra"
En aquel momento, la empresa -que recientemente había sido privatizada- estaba en medio de una gran reorganización.
Lombard trataba de recortar 22.000 empleos y de capacitar al menos a 10.000 trabajadores.
Algunos empleados fueron obligados a separarse de sus familias cuando las oficinas de la empresa fueron trasladadas o se les asignaron trabajos degradantes.
"Los sacaré de una manera u otra, por la ventana o por la puerta", le anunció Lombard a un grupo de ejecutivos de alto nivel en 2007.
El exdirector aceptó que la reestructuración había afectado a los empleados, pero rechazó la idea de que había llevado a personas a quitarse la vida.
Entre los casos documentados se encuentran:
- En 2009, una mujer de 32 años se quitó la vida en su oficina en París.
- Una mujer intentó suicidarse en la ciudad de Metz, en el oriente del país, al enterarse de que estaba a punto de ser transferida por tercera vez en un año.
- En 2011, un trabajador de 57 años se suicidó cuando llegó al trabajo cerca de Burdeos, en el suroeste del país.