La angustiante espera se terminó.
Rosa María Hernández, la niña indocumentada mexicana con parálisis cerebral detenida por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos desde el 21 de octubre, podrá reunirse finalmente con su familia.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) informó el viernes en Twitter que el gobierno de Estados Unidos había liberado a la menor de 10 años.
En un comunicado citado por la agencia Reuters, el Departamento de Salud EE.UU. dijo que trataba a cada niño "con el mayor cuidado" aunque insistió en que no se pronuncia sobre casos individuales.
Hernández había sido detenida la madrugada del 21 de octubre cuando iba en una ambulancia por la carretera entre Laredo y Corpus Christi, en el sur de Texas.
La menor necesitaba someterse a una cirugía de vesícula biliar de emergencia y viajaba acompañada de su tía, Aurora Cantú, que es ciudadana de EE.UU.
La Patrulla Fronteriza le permitió seguir su camino hacia el Hospital Pediátrico Driscoll de Corpus Christi, pero escoltada por agentes armados.
Incluso en el hospital pidieron que la puerta de su habitación estuviera abierta "en todo momento" para vigilar a la menor,
Los agentes de migración cumplieron con la detención de Rosa María pese a que cuando viajaba en la ambulancia contaba con un salvoconducto médico.
Cuando Hernández fue dada de alta, pasó a la custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados y las autoridades iniciaron el proceso de su deportación.
El alta médica instruía a que Rosa María estuviera acompañada de uno de sus seres queridos "que estuviera familiarizado con sus necesidades médicas y psicológicas", indicaron los médicos en sus documentos.
Sin embargo, la menor quedó retenida en un centro para menores indocumentados en San Antonio, ubicado a 240 kilómetros de Laredo, donde vive su madre, Felipa de la Cruz.
La mujer no podía ir a visitar a su hija por miedo a ser detenida por ser indocumentada también.
Demanda
Felipa de la Cruz, de 39 años, cruzó la frontera con su hija Rosa María en 2007, cuando la niña solo tenía tres meses.
Desde entonces, ambas viven en Laredo
De la Cruz dice que actuó como una madre que quería hacer todo para que su hija tuviera la atención médica que necesitaba.
La parálisis cerebral es un trastorno neurológico que afecta los movimientos del cuerpo y en algunos casos el desarrollo cognitivo.
Rosa María tiene un comportamiento de una niña de 5 años, pese a tener 10.
En octubre presentó la necesidad de la cirugía de vesícula biliar y tuvo que ser llevada al hospital.
Su caso desató protestas de varias organizaciones de defensa de los inmigrantes, como ACLU y DreamActivist.
ACLU demandó el 31 de octubre a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados y a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU, para conseguir que Rosa María vuelva con su familia.
Finalmente lo consiguieron el viernes.
"Seguiremos trabajando para garantizar que Rosa María pueda recuperarse en paz y que otros niños no pasen por el mismo trauma", tuiteó ACLU.
"Rosa María no debió ser detenida ni siquiera por un segundo. Fue arrancada sin autoridad de su familia, por el gobierno federal", dijo Andre Segura, director legal de ACLU de Texas.
"Seguiremos desafiando al gobierno para detener este tipo de conducta cruel e ilegal", agregó.