Estados Unidos: la controvertida visita de Donald Trump a Brentwood
Un pueblo de Nueva York estremecido por la violencia pandillera reflejó nítidamente las divisiones que genera en Estados Unidos el áspero discurso contra la inmigración indocumentada del presidente Donald Trump, que visitó el lugar este viernes.
Al presentarse ante funcionarios policiales en Brentwood, una localidad de Long Island que ha sufrido brutales asesinatos de jóvenes a manos de la pandilla callejera MS-13, Trump vinculó directamente esa criminalidad con la inmigración irregular latinoamericana.
"La administración anterior tuvo una política de puertas abiertas con los inmigrantes ilegales de Centroamérica. 'Bienvenidos. Pasen por favor'. Como resultado la MS-13 se metió en el país, recorrió y destruyó tanto", dijo Trump.
"El fracaso en hacer cumplir nuestras leyes de inmigración tuvo resultados predecibles: drogas, pandillas y violencia", afirmó. "Pero todo eso está cambiando ahora".
Los aplausos que Trump recogió de su udiencia en un anfiteatro cerrado repleto de agentes de policía contrastaron con lo que ocurría afuera, con manifestantes a favor y en contra de su visita intercambiando gritos e insultos.
Mientras muchos vecinos temen a la MS-13 o Mara Salvatrucha, otros desconfían que las palabras de Trump puedan ser ser usadas para criminalizar a los inmigrantes en general.
"Él solamente viene a hablar y no hace nada bueno para la gente de la comunidad", dijo Claudia Sánchez, una residente de Brentwood que participó de la protesta anti Trump, a BBC Mundo.
"Hicieron una carnicería"
Sánchez es hija de inmigrantes colombianos, tiene tres hijos (entre ellos un militar de las Fuerzas Armadas de EE.UU.) y dice estar preocupada por la presencia pandillera en esta comunidad de 60.000 habitantes, el 70% hispanos.
"No siento que estamos seguros aquí. Siempre hay peligro", aseguró.
La MS-13 es una organización nacida en las calles de Los Ángeles en la década de los 90 y cuenta con unos 10.000 miembros en EE.UU., según las autoridades.
De los 17 homicidios que la policía le atribuye en Long Island desde enero de 2016, hubo varios que golpearon especialmente a Brentwood y Central Islip, dos suburbios que de pronto se volvieron un epicentro de la violencia de las pandillas en EE.UU.
En Brentwood, dos amigas de 15 y 16 años fueron asesinadas a golpes de machetes y bates de béisbol en septiembre por pandilleros que las encontraron en la calle, al parecer luego de discutir con una en la escuela local.
"Hicieron una carnicería con esas niñas", dijo Trump en su discurso. "Secuestran, extorsionan, se aprovechan de los niños. No deberían estar aquí. Pisotean a sus víctimas, las golpean con palos. Las cortan con machetes y las apuñalan con cuchillos".
Precisamente esta semana el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, viajó a El Salvador, para tratar con sus homólogos centroamericanos el trema del combate contra las pandillas.
"No sean demasiado amables"
Este viernes algunos habitantes de Brentwood parecieron reconfortados por la presencia de Trump.
"Ahí encontraron dos cuerpos, allá encontraron otros dos. ¡No es aceptable!", dijo Jean Elysee, un inmigrante haitiano de 62 años que trabaja como taxista en el pueblo y votó por el actual presidente.
Sostuvo que es difícil distinguir en el pueblo quiénes son pandilleros: "Son como fantasmas, no sabes quién es quién".
"Estoy aquí para apoyar al presidente", dijo John Williams, un manifestante de 60 años que vestía una gorra de béisbol roja con el eslogan de campaña de Trump: "Que América vuelva a ser grande".
"El problema de los opiáceos es increíble en el condado de Suffolk (donde se encuentra Brentwood) y mucho de eso viene de la inmigración ilegal y la MS-13", aseguró.
La manifestación a favor del presidente reunió unas 30 personas, bastante menos que las cerca de 300 que asistieron a la protesta contra Trump con diversas demandas: desde el rechazo a los cambios que impulsa en política de salud, hasta la defensa de los derechos de los homosexuales.
Ambas manifestaciones estuvieron separadas por dos filas de funcionarios policiales.
Muchos fueron a la protesta específicamente para advertir que la retórica de Trump puede tener consecuencias directas sobre los inmigrantes en general, no sólo los pandilleros.
Algunos llevaban carteles que pedían al presidente evitar utilizar la "tragedia" de la violencia en Brentwood para impulsar su agenda política en contra la inmigración ilegal.
"Ha venido a anunciar que va a expandir el número de agentes de inmigración y que va todavía a escalar más el ataque contra la comunidad inmigrante, acusándonos de ser pandilleros", indicó Walter Barrientos, del grupo activista Make the Road NY, uno de los impulsores de la protesta.
De hecho, Trump reclamó al Congreso dinero para financiar 10.000 nuevos miembros de la policía migratoria, que según dijo ha conducido recientemente la mayor operación contra las pandillas criminales en la historia de EE.UU., arrestando a 1.400 sospechosos en seis semanas.
"Los estamos sacando de todos modos, pero nos gustaría sacarlos mucho más rápido", señaló el presidente, antes de sugerir aparentemente a los policías que sean más rudos con los sospechosos que arrestan y ponen en los patrulleros protegiendo sus cabezas.
"Por favor, no sean demasiado amables", deslizó Trump, generando risas entre quienes lo escuchaban.