El "dream team" de abogados que investiga los supuestos vínculos de la campaña de Trump con Rusia
El testimonio que rindió el exdirector del Buró Federal de Investigaciones (FBI) James Comey ante el Comité de Inteligencia del Senado copó la semana pasada los titulares de la prensa estadounidense, que buscaba indicios para saber si el presidente de ese país, Donald Trump, podía haber tratado de obstruir el curso de la justicia.
Sin embargo, los últimos anuncios de Robert Mueller, el encargado de la investigación especial sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, pueden ser una señal más clara sobre los problemas que puede enfrentar en el futuro el gobierno de Trump.
Mueller está reclutando a las personas que le acompañarán en las pesquisas y ya ha contratado a algunos abogados de primera línea.
Estos fichajes podrían ser una indicación de la dirección que está tomando la investigación y de la seriedad con la que está siendo acometida.
Uno de estos expertos en Michael Dreeben. El pasado viernes, la revista National Law Journal informó que el subprocurador general, un experto en derecho penal que ha participado en más de 100 casos ante la Corte Suprema de Estados Unidos, participaría en la investigación a tiempo parcial.
"Que Mueller haya escogido a Dreeben sugiere que el consejo especial está revisando de forma muy cuidadosa si alguna ley penal fue violada por el equipo de campaña de Trump y por los asistentes del presidente", escribió Cristian Farias en el diario Huffington Post.
En el blog especializado sobre asuntos legales Lawfare, Paul Rosenzweig dijo que el nuevo fichaje era "lo peor que le había ocurrido a Trump esta semana".
"Él (Dreeben) es probablemente el mejor abogado de apelación para casos penales de Estados Unidos", agregó.
De Volkswagen a Watergate
Mueller también reclutó a Andrew Weissmann, jefe de la sección de fraudes de la División Criminal del Departamento de Justicia, quien se unió al equipo a finales de mayo.
Weissmann es muy conocido por la investigación sobre Volkswagen que descubrió la trama para hacer que algunos modelos de vehículos de esa marca evadieran los controles sobre emisión de gases contaminantes en Estados Unidos.
Entre 2002 y 2005, Weismann también supervisó la investigación sobre la compañía de energía Enron que culminó con el enjuiciamiento y posterior condena de su presidente, Kenneth Lay.
Si la investigación sobre Rusia toca los intereses empresariales del presidente, incluyendo los señalamientos sobre supuestos vínculos con capital ruso, Weissmann sería el tipo de experto legal más indicado para indagar sobre el tema.
Quienes tienen conocimiento de la historia quizá habrán notado que Mueller también reclutó a James Quarles, un abogado que formó parte del equipo especial que investigó el caso Watergate en la década de 1970 y, por tanto, conoce muy bien los retos que implican los casos que se acercan a la presidencia.
Jeannie Rhee, quien fue vicefiscal general, y Aaron Zebley, quien fue jefe de gabinete del FBI cuando Mueller era director del FBI, ayudan a completar el equipo especial de investigación que ha sido establecido en un edificio de oficinas del Departamento de Justicia en el centro de Washington D.C..
Críticas
Estos fichajes no han pasado inadvertidos para los partidarios de Trump. El lunes, el expresidente del Congreso Newt Gingrich, quien se ha convertido en una suerte de experto de todos los temas relacionados con Trump, disparó en contra de la investigación.
"Los republicanos se engañan si creen que la investigación especial va a ser justa. Miren a quién están reclutando", dijo.
Sugirió verificar en la Comisión Federal Electoral los registros de algunos de los miembros del equipo de Mueller, lo que revela que cuatro de ellos -Dreeben, Rhee, Weissmann y Quarles- han hecho donaciones en el pasado a candidatos presidenciales del Partido Demócrata.
En ese caso, sin embargo, el contraargumento es que Mueller fue escogido para cargos en el Departamento de Justicia, incluyendo el de director del FBI, por presidentes republicanos.
Las críticas de Gingrich podrían ser la antesala de una iniciativa de los colaboradores de Trump para debilitar la autoridad de Mueller y, posiblemente, preparar el terreno para poner en dudas sus decisiones sobre el caso o buscar su destitución.
Esas palabras también marcan un claro contrates con la posición que tenía Gingrich hace apenas un mes, cuando dijo en Twitter que Mueller era una "excelente elección" para dirigir la investigación especial.
Pero, las palabras del expresidente del Congreso estadounidense, no son la única indicación de que hay preocupación en el entorno de Trump por el trabajo de Mueller.
Christopher Ruddy, un antiguo amigo de Trump que estuvo en la Casa Blanca el lunes, dijo al canal de televisión público estadounidense PBS que Trump estaba "considerando, quizá, poner fin a la investigación especial".
"Creo que él está valorando esa opción", dijo Ruddy, quien es director ejecutivo de Newsmax Media.
Sus palabras generaron una respuesta del jefe de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien emitió una declaración en la que aseguraba que "Ruddy nunca habló con el presidente sobre este tema" y recalcó que solo Trump o sus abogados están autorizados a comentar sobre ese asunto.
Según dijo personal de la Casa Blanca a The New York Times, Ruddy no se habría reunido con Trump durante su visita a la residencia presidencial.
Uno de los abogados personales de Trump, Jay Sekulow, evitó fijar posición el domingo cuando se le preguntó si el mandatario podría despedir a Mueller.
"El presidente buscará el consejo de sus asesores así como dentro y fuera del gobierno. Yo no voy a especular con lo que él hará o no", dijo.
Trump ha calificado la investigación en marcha como una "caza de brujas", un "engaño" y una excusa usada por los demócratas para justificar su derrota en las elecciones presidenciales de 2016.
Las acciones de Mueller, sin embargo, indican que él no comparte la visión de Trump. Está armando un equipo para un largo recorrido, con el talento y la experiencia para llevar casos ante la justicia y, de ser necesario, enviar gente a prisión.
Hasta ahora, Trump ha concentrado sus críticas en el exdirector del FBI James Comey. No obstante, quizás es sólo cuestión de tiempo para que su atención se centre en Mueller y su equipo.