Dos colosos se enfrentan.
China y Estados Unidos, las economías más grandes del mundo, continúan su "guerra comercial" y se embarcan en una pelea sobre quién se convertirá en el próximo líder global en tecnología.
Hasta hace unas semanas, el gigante tecnológico chino Huawei era la compañía de equipos de redes de telecomunicaciones más grande a nivel global, con contratos para proporcionar redes 5G (la próxima generación de internet móvil) a diversas naciones.
Ahora eso cambió en algunos de los mercados más valiosos del mundo, como Australia, Nueva Zelanda y EE.UU., luego de que Washington acusara a China de violar las sanciones a Irán y de piratear agencias gubernamentales occidentales.
Reino Unido y Canadá pronto podrían seguir ese ejemplo.
De suceder, sería un duro golpe para las ambiciones de China como un jugador clave de tecnología global y, por eso, Pekín está dispuesto a defenderse.
Los consumidores chinos enojados exigen un boicot a los productos estadounidenses, comenzando con los teléfonos y tabletas de Apple, mientras que los medios de comunicación se preguntan si "los estadounidenses acaban de lanzar una guerra secreta no declarada".
Guerra Fría 2.0
La disputa llegó a un punto crítico a principios de diciembre con el arresto por sorpresa en Canadá de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei e hija del fundador de la compañía.
Estados Unidos pide su extradición y acusa a la compañía de ser cercana a las autoridades de China y vender telecomunicaciones a Irán.
"Independientemente de las circunstancias del arresto, en China sonó una alarma por el hecho de que hay una nueva Guerra Fría contra ellos", asegura a la BBC Graham Allison, director del Centro Belfer para la Ciencia y Asuntos Internacionales en la Escuela Kennedy de Harvard.
De acuerdo con el experto, los funcionarios chinos están interpretando los eventos recientes como una confirmación de que Estados Unidos está lanzando una confrontación mundial.
Los comentaristas de tecnología en Asia, Europa y las Américas también consideran estas tensiones como una nueva "guerra fría", con Pekín y Washington peleando por quién será el líder tecnológico de la próxima década.
Meng niega haber cometido algún delito, pero su detención pone de relieve la creciente tensión en la disputa comercial entre ambos países.
Los frentes de batalla
Allison considera que China peleará "en todos los ámbitos, y en particular en las tecnologías más críticas".
"El gobierno de EE.UU. está tratando seriamente de persuadir a los que están bajo el paraguas de la seguridad estadounidense para que no compren equipos de Huawei en sus redes de telecomunicaciones e internet debido al riesgo de seguridad", agrega.
Las acusaciones de piratería y de vender equipos de telecomunicaciones a Irán podrían resultar catastróficas para los negocios de Huawei.
Después de todo, ¿qué gobierno pondría los sistemas de telecomunicaciones de su país en manos de una compañía sospechosa de permitir que Pekín entre en la red por la puerta de atrás?
Desde 2015, Huawei ha sido la compañía de equipos de telecomunicaciones más grande del mundo y ha dejado atrás a competidores como Ericsson, Nokia, ZTE y Samsung.
La empresa asegura que ha ganado 25 contratos comerciales para 5G y ha enviado más de 10.000 estaciones para esa tecnología a diferentes países, con un pronóstico de ingresos que se espera que supere los US$100.000 millones.
EE.UU. afirma que la cercanía de Huawei con las autoridades chinas les permite a estas últimas entrometerse o acceder a los sistemas de telecomunicaciones de otros países, una acusación que podría detener el avance de la compañía.
Huawei lo niega y señala que "no hay evidencia de ningún ataque importante".
Pero su reputación, y su negocio, ya han comenzado a sufrir.
"A pesar de los esfuerzos en algunos mercados para crear temor por Huawei y utilizar la política para interferir con el crecimiento de la industria, nos enorgullece decir que nuestros clientes continúan confiando en nosotros", afirma el actual director ejecutivo de Huawei, Ken Hu.
Pero la compañía ha pasado de proporcionar equipos de red a todas las grandes economías, a ser prohibida en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.
El gobierno británico, junto con Estados Unidos, acusó a Pekín de piratería, mientras que su jefe de Servicios Secretos de Inteligencia (MI6), Alex Younger, dijo recientemente que necesitan "tener una conversación" sobre la participación de Huawei en la red de telecomunicaciones de Reino Unido.
Arrestos y acusaciones
Así, "la guerra fría" tecnológica entre las dos economías más grandes del mundo no muestra ninguna señal de disminuir.
El 20 de diciembre, EE.UU. y Reino Unido acusaron a China de lanzar una cibercampaña de robo a gran escala, piratear sus sistemas y obtener acceso no autorizado a las computadoras de al menos 45 entidades, incluidas empresas comerciales, de tecnología de defensa, agencias gubernamentales de EE.UU. y la armada de ese país.
En este último giro, Washington ha acusado a dos ciudadanos chinos de participar en una campaña de piratería en Europa, Asia y EE.UU.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China calificó las acusaciones como "difamatorias" y exigió que se retiraran.
El arresto de Meng en Canadá fue seguido de la detención en Pekín de tres canadienses por sospecha de "poner en peligro la seguridad nacional".
Huawei: la esperanza de China para el futuro
Ken Hu, el actual presidente ejecutivo de Huawei, alertó que el país que prohíba a su compañía se pondrá en una grave desventaja a medida que el mundo se mueva hacia el 5G.
Y es que esa empresa es considerada como la esperanza de China para el futuro.
"Huawei muestra que China puede ser fuerte y poderosa", indicó un comentarista anónimo de la versión asiática de The Diplomat.
Para el comentarista tecnológico Wang Xiadong, China está siendo castigado por vencer a EE.UU. en su propio juego.
"Bajo las reglas de la economía de libre mercado desarrolladas por EE.UU., Huawei ha llegado a la cima", considera.
El fantasma de ZTE
Pero Huawei tiene motivos para preocuparse por su destino: ya está el precedente de lo que le sucedió a ZTE a principios de 2018.
Esa última empresa solía ser otro gigante chino de las telecomunicaciones, hasta que el Departamento de Comercio de EE.UU. alegó que había violado las prohibiciones comerciales con Corea del Norte e Irán.
Las acciones de ZTE se desplomaron y la empresa reportó una pérdida de US$1.000 millones ese trimestre.
Ahora, ninguna empresa estadounidense puede vender equipos a ZTE, que se basó en chips diseñados por EE.UU., mientras que el Centro Nacional de Ciberseguridad de Reino Unido advirtió contra el uso de su equipo en las redes británicas.
Así, si Huawei persiste en su postura, podría significar el fin de las ambiciones de China de convertirse en un jugador clave de la tecnología mundial.