Millard Fillmore es uno de los presidentes estadounidenses más desconocidos, pero hay muchas cosas sobre él que quizá te resulten familiares.
Personas en busca de asilo o migrantes por motivos económicos acuden en masa a Estados Unidos.
Grupos xenófobos advierten que estos extranjeros provocarán un incremento de la delincuencia, una caída de los salarios y destruirán el país.
Mientras el nativismo se extiende como si fuera un incendio forestal, un presidente de Nueva York con un discurso contra la inmigración se hace con el poder.
Es proclive a las teorías de la conspiración y pone a su hija en un puesto clave en la Casa Blanca.
No estamos en el año 2016. Y no hablamos de Donald Trump.
Es 1850 y el protagonista es Millard Fillmore.
En lugar de musulmanes o refugiados de Centroamérica, en su caso fueron los alemanes y los irlandeses católicos.
¿Trump y Jackson?
Trump se ha identificado a sí mismo con Andrew Jackson, el séptimo presidente de EE.UU. Y hay similitudes entre ambos.
Ambos fueron populistas ajenos a la política que no fueron considerados aptos para gobernar por parte de las élites de Washington, alejadas de la realidad.
No obstante, Jackson era un demócrata y un héroe de guerra que venció a los británicos en la Batalla de Nueva Orleans.
Es difícil imaginar al "Viejo Nogal", como fue apodado, excusándose de su deber militar por no poder recorrer grandes distancias a pie, como hizo el presidente Trump durante la Guerra de Vietnam.
El paralelismo entre el 45º presidente y Millard Fillmore, el 13º, es seguramente más convincente, para desgracia de algunos.
Fillmore lanzó su carrera en 1820 con el Partido Antimasónico pregonando un rumor paranoico: que los francomasones en el poder estaban asesinando a los delatores.
Trump comenzó su camino a la Casa Blanca también con una teoría de la conspiración: que el presidente Barack Obama no era un ciudadano estadounidense.
Fillmore poco después se sumó al Partido Whig en un momento de creciente hostilidad hacia los refugiados de la hambruna, la rebelión y la tiranía, que estaban llegando al "Nuevo Mundo".
Los demócratas acogieron a este masa de gente predominantemente católica como un potencial grupo de votantes.
Pero el biógrafo de Fillmore, Robert Rayback, recuerda que el presidente no estaba tan convencido.
"Fillmore compartía el miedo de algunos otros miembros del Partido de que las hordas de papistas que entraban conspirarían para subvertir la soberanía de Estados Unidos".
Cuando Millard perdió la carrera a gobernador de Nueva York en 1844, culpó a los "católicos extranjeros".
Los votantes inmigrantes estaban "corrompiendo las urnas (...) y convirtiéndolas en una broma sin sentido", se quejó.
Comparen esto con la queja sin fundamento de Trump de que millones de migrantes ilegales votaron en las últimas elecciones presidenciales.
También suena familiar la denuncia de Fillmore de que los trabajos de los estadounidenses se los estaban llevando "hombres nacidos en el extranjero".
Millard se convirtió en vicepresidente de Zachary Taylor en 1849 y, tras el fallecimiento intempestivo de éste un año después, se convirtió en presidente por accidente.
El biógrafo de Fillmore Paul Finkelman, presidente de la Universidad Gratz de la región de Filadelfia, recuerda ese momento.
"Cuando Fillmore toma posesión del cargo, lo primero que hace es despedir literalmente a todo su gabinete".
"Donald Trump ha tenido más cambios en su gabinete que cualquier otro presidente, probablemente desde Millard Fillmore", apunta.
"El gobierno de Fillmore estuvo en constantes turbulencias porque no sabías quién llevaba ciertas cosas de un día para otro, y esa es precisamente la misma situación que se está viviendo con Trump. Es gobernar bajo el caos".
La hija de Millard, Abby, se convirtió en anfitriona de la Casa Blanca, una posición de enorme importancia como la que mantiene actualmente Ivanka Trump.
La primera dama Abigail Fillmore era una mujer introvertida, mayoritariamente dedicada a actividades sociales: parecido a lo que hace Melania Trump.
El fin de Fillmore como presidente fue su apoyo al llamado Compromiso de 1850, un pacto entre estados esclavistas y libres que fue un indicador de la Guerra Civil de Estados Unidos. Su posición en el debate tóxico enfureció a los afroamericanos.
El biógrafo de Finkelman recuerda que, en esos momentos, un pastor de Ohio llegó a decir: "¿No haría bien el demonio alquilando el infierno y viniéndose a Estados Unidos a rivalizar, si es posible, con el presidente Fillmore y sus seguidores políticos?".
Numerosos líderes negros y sus aliados parecen no menos críticos con Trump.
En un gesto de desprecio humillante, a Fillmore se le negó la nominación de su formación en 1852. Abandonó el Partido Whig para liderar el Partido Estadounidense antiinmigrante y anticatólico.
Tildados como los "que no saben nada", fomentaron abiertamente la intolerancia racial y étnica, culminando en 1855 con el Bloody Monday (Lunes sangriento, en español), cuando una turba protestante atacó los vecindarios alemanes e irlandeses de Louisville, Kentucky, provocando la muerte de al menos 22 personas.
En las elecciones de un año después, el Partido Estadounidense ganó sólo un estado: Maryland. Fue irónico, considerando que había sido fundado como un santuario para los católicos ingleses.
Políticamente hablando, Fillmore estaba muerto.
Los Whigs nunca se recuperaron de su presidencia. Y de esas cenizas surgió el Partido Republicano, liderado por Abraham Lincoln.
Joan Cashin, profesora de historia de la Universidad Estatal de Ohio, destaca que hay algunas diferencias entre Trump y Fillmore, entre ellas, que el último creció en una zona rural y era visto como un político respetuoso e insulso.
Trump, por el contrario, era visto como el hijo vividor de un millonario de la inmobiliaria.
Fillmore era un niño aprendiz en una fábrica textil.
Pero la profesora Cashin dibuja un vínculo diferenciador entre los prejuicios de mitad del siglo XIX y hoy en día.
"La noción de que los protestantes anglosajones, nativos y blancos tenían que estar en el poder", dice; "de que ellos decidían quién podía venir (al país), eso es un paralelo".
"A excepción de los estadounidenses nativos, todos somos inmigrantes en cierto grado en este país. Creo que fue Martin Luther King quien dijo: 'Puede que hayamos venido en diferentes barcos, pero todos estamos ahora en el mismo'".
Un epílogo
Millard era conocido por ser extremadamente apuesto. Incluso la reina Victoria supuestamente le alabó como el hombre más guapo que había conocido jamás.
Algunas personas ven un parecido sorprendente entre Fillmore y el actor Alec Baldwin.
Y cómo no, Baldwin interpreta a Trump en el programa de humor estadounidense Saturday Night Live.
El 13º presidente ha desaparecido de la memoria colectiva y se ha visto reducido a una mera pregunta del Trivial.
Sus "No saben nada" son una advertencia del pasado. Y hace décadas que no se escucha nada de la Sociedad Millard Fillmore.
Según diversos estudios, solo el 8% de los universitarios estadounidense saben quién fue.
Si Trump acaba en el lado malo de la historia, algún día puede acabar también siendo cruelmente olvidado.
Dada la persistente desintegración estadounidense, una plegaría expresada en una ocasión por el propio Fillmore resuena hoy: "Que Dios salve al país, pues es evidente que las personas no lo harán".