Donald Trump puede pensar que él es la razón por la que las dos Coreas volvieron a dialogar por primera vez en más de dos años esta semana..
Pero puede que Kim Jong-un tenga una razón más práctica para mostrar una cara diferente a sus vecinos del sur, además de querer que su país participe en los Juegos Olímpicos de invierno.
Y esa razón es la economía.
A continuación explicamos por qué:
1. Las sanciones empiezan a hacer mella
Las exportaciones de bienes como textiles, carbón y productos del mar son las que más contribuyen al PIB de Corea del Norte.
Es difícil calcular el impacto que han tenido las sanciones en la economía del país, sencillamente porque aún no se ha estimado el crecimiento económico que registró en 2017.
Pero las exportaciones pueden haber caído hasta "un 30% el año pasado", según Byung-Yeon Kim, autor del libro "Desvelando la economía de Corea del Norte".
En concreto, las exportaciones a China, el socio comercial más importante de Pyongyang y la razón por la que muchos piensan que el régimen norcoreano es capaz de sobrevivir, cayeron hasta un 35%.
Eso elimina un tercio del crecimiento de su economía.
Y los datos de Byung-Yeon Kim no tienen en cuenta las últimas sanciones aprobadas en diciembre que, entre otras cosas, afectan a los visados de norcoreanos trabajando en el extranjero.
2. La economía, cada vez más una prioridad
Tan sólo hace falta leer el discurso que ofreció Kim Jong-un para Año Nuevo para saber cuáles son sus prioridades.
La palabra "economía" apareció en el discurso en múltiples ocasiones, casi en la misma medida que "nuclear".
Como Corea del Norte ya no puede acceder a divisas extranjeras a través de las exportaciones o el empleo de sus nacionales en el extranjero, otra posible fuente de moneda dura es el turismo.
Ahí parece que se dirige: uno de los proyectos que Kim Jong-un mencionó específicamente en su alocución es la zona turística costera de "Wonsan-Kalma".
Kim espera "revivir" el sector turístico en 2018, pero, ¿de dónde van a venir esos turistas dado el actual aislamiento del país?
Como destaca el profesor Ruediger Frank de la Universidad de Viena, en Austria, en el pasado procedían de Corea del Sur.
Entre 1999 y 2008, cientos de miles de surcoreanos visitaron el norte en un momento en el que la situación no era tan hostil.
Kim puede estar esperando que ocurra algo similar en el futuro, lo que explicaría su cambio de postura al diálogo.
3. Corea del Norte demostró sus capacidades nucleares
El éxito de una serie de pruebas de misiles -aparentemente cada una de ellas más sofisticada que la anterior- demostró la capacidad de Pyongyang de desarrollar armas nucleares.
Pese a la retórica belicista de Estados Unidos y Donald Trump, Corea del Norte logró llevar a cabo sus pruebas balísticas sin represalias reales, salvo las sanciones.
Así que, en cierto modo, Kim no pierde nada negociando con Corea del Sur.
El líder norcoreano ha desarrollado las armas que él cree que necesita y tiene lo que, a su parecer, es un elemento de disuasión -el nuclear- necesario para que el régimen que dirige sobreviva.
Por ello, con una economía debilitada lo que puede ahora necesitar es ayuda para combatir los efectos de las sanciones.
En resumen...
Seamos realistas: Kim Jong-un todavía no está desesperado.
Las sanciones y una economía débil no van a hacer que el régimen deje a un lado sus objetivos nucleares.
El gobierno norcoreano aún tiene múltiples maneras de hacer dinero, como a través del último resorte para acceder a los mercados internacionales: las criptomonedas.
Eso sí, es comprensible que Corea del Norte pueda estar más abierta al diálogo, especialmente cuando su vecino en el sur ya ha abierto la puerta a levantar algunas sanciones de manera temporal durante los Juegos Olímpicos de invierno.
El pragmatismo puede pesar más que las necesidades nucleares por el momento.
Más aún teniendo en cuenta que Corea del Norte probó lo que siempre dijo que haría: que es una potencia nuclear que debe ser reconocida internacionalmente.