Erupción de volcán en Guatemala: el rescate de niña sobreviviente que es viral en internet
"Cuando llegamos todavía la lava ardía y había cadáveres calcinados por todos lados".
Erick Pérez, un oficial del grupo de acción rápida de la Dirección de Fuerzas Especiales de la Policía de Guatemala fue uno de los primeros en llegar al poblado de El Rodeo el pasado domingo tras la erupción del Volcán de Fuego.
Ríos de lava, lodo y cenizas comenzaron a inundar la comunidad y sepultar todo resto de vida.
"Son cosas que uno no se acostumbra a ver y creo que nunca se me olvidará esto, todo lo que he visto aquí", cuenta a BBC Mundo.
Pero mientras recorrían los pocos sitios que todavía eran transitables, se trepaba sobre los techos de las casas que habían quedado sumergidas en una nata viscosa de piedra ardiente, un sonido familiar lo llevó a cambiar de dirección.
No lo dudó un momento. Se lanzó a correr, trepó a otro tejado, cruzó una verja.
"Escuchamos el llanto de la niña y logramos llegar al lugar".
Policías de Guatemala que ayudan a los pobladores en el rescate de personas que habían quedado bajo los escombros, tras la erupción del volcán de Fuego en Guatemala, rescataron a una bebé de 6 meses. La niña está sana y salva. https://t.co/Z6bG1KLMdu pic.twitter.com/Ap4aAz3vhD
— Última Hora (@UltimaHoracom) 5 de junio de 2018
El video del rescate, que alguien grabó desde un teléfono celular, se volvió viral desde este martes. Era una muestra de esperanza y vida en medio del terror que dejó la lava en una de las comunidades más pobres de Guatemala.
En la grabación, una cadena de soldados rescata a una niña de meses envuelta en una manta. La bebé los mira entre asustada y sorprendida mientras se la pasan de unos brazos a otros.
"Ay, tan chula mi niña, por Dios", alguien exclama en el video.
"Yo tuve la suerte de ser el primero de encontrarla y después se la entregué a mis compañeros mientras yo ayudaba al resto de la familia", recuerda Pérez.
Él fue el protagonista anónimo de la historia: como fue el primero en llegar, apenas se le van las manos en la ya popular toma del rescate.
"Lo cierto es que para mí lo importante es que pudimos salvar a esta niñita y en realidad fuimos un grupo los que ayudamos a sacarla, al igual que a su familia. No fui yo solo", comenta.
Pero ¿qué hubo detrás de la grabación?, ¿qué historias no muestra ese registro de algunos de los pocos segundos esperanzadores que ha tenido lugar en El Rodeo desde la erupción del domingo?
"Esperando morir"
El Rodeo fue uno de poblados que se llevó una de las peores coletazos de lava y muerte de la explosión del Fuego.
Según las autoridades, fue el lugar del que ya sacaron más cadáveres y del que todavía esperan, si la suerte alcanza, encontrar más.
Decenas de personas murieron y se temen que unas 200 están bajo los sedimentos que arrojó el volcán ladera abajo.
La mayoría de ellos son de El Rodeo.
Por eso, cuando escuchó el llanto de la niña, Pérez sintió que la muerte no tenía todavía la última palabra.
Pero cuando se trepó a los techos y cruzó la verja, se encontró frente a sí un panorama "triste y esperanzador".
"Era una familia que estaba atrapada y solo estaban esperando a morir, la verdad. Fue algo muy emocionante y muy dramático, porque es muy duro ver las personas impotentes, que ya no tienen fuerza para luchar por sus vidas", cuenta.
El calor de la lava y el polvo hacían más sofocante de lo habitual aquel anochecer.
"Los papás de la niña tenían los pies y las manos ampollados por las quemaduras, apenas se podían mover. El papá venía detrás de mí, pero no podía ni siquiera cargarla por su estado, porque estaba muy quemado", recuerda.
Pérez cuenta que desde el domingo no han sido las únicas personas que logró rescatar con vida, pero asegura que fue el caso que más lo conmovió.
"Es que era una niña muy pequeña, que no podía expresarse, una cosita así tan chiquitita que solamente podía llorar".
Dice que cada vez que recuerda ese llanto, le da fuerzas para volver a las ruinas de cenizas y de lava tibia del poblado.
Pero a medida que pasan las horas, cuenta, es más difícil encontrar nuevas señales de esperanza, como aquel llanto.