El Tribunal Supremo Electoral (TSE) finalizó la madrugada de este lunes el escrutinio especial de actas de las disputadas elecciones presidenciales en Honduras, con la ventaja del presidente Juan Orlando Hernández, aunque sin proclamar oficialmente al ganador.
De acuerdo al sitio web del organismo, el presidente Juan Orlando Hernández obtuvo el 42,98% de los sufragios y Salvador Nasralla el 41,39%, una diferencia de 52.347 votos.
"Ahora terminamos esta fase de conteo", dijo al finalizar el escrutinio el presidente del Tribunal, David Matamoros, quien señaló las cifras oficiales.
Indicó que faltaba por subir unas pocas mesas al sistema de cómputo.
El conteo proyecta como vencedor de los comicios a Hernández, un político derechista de 49 años, quien pudo competir gracias a un polémico fallo judicial que avaló que postulara a la reelección, lo que la Constitución prohíbe.
La posibilidad de un nuevo mandato ha desatado la furia de simpatizantes de Nasralla, de la izquierdista Alianza de Oposición Contra la Dictadura, quienes alegan "fraude" y "robo" de la elección y han chocado con policías y militares con saldo de una joven mujer muerta.
Matamoros explicó que la declaratoria oficial puede llevar unos 22 días debido a que tras el conteo de votos viene una fase de impugnaciones que debe cumplirse, según la ley.
"Hacemos un llamado a todos los candidatos y a todos los partidos de que Honduras es primero", agregó Matamoros al llamar a la calma por la complicada coyuntura desatada en el país y que también llevó a escenas de vandalismo y saqueos a comercios.
El partido de Nasralla, un popular presentador de televisión de 64 años, acusa al gobierno de cometer un fraude electoral en contubernio con el TSE.
Sin embargo, Matamoros aseguró este lunes que ningún partido o candidato ha presentado actas con resultados diferentes a los que ha divulgado el tribunal.
Los actos de violencia llevaron al gobierno a declarar el viernes el estado de sitio con toque de queda nocturno, que ha sido burlado en diferentes barrios con cacerolazos de vecinos que salen de sus casas a golpear ollas y sartenes.