Estados Unidos e Irán suelen estar en aceras opuestas de cualquier disputa.
La semana pasada, durante su intervención ante la Asamblea General de la ONU, el presidente estadounidense, Donald Trump, se refirió a las autoridades de Teherán como "la corrupta dictadura de Irán", responsabilizándoles por la crisis humanitaria en Siria y señalándoles por sembrar caos, muerte y destrucción.
En ese mismo escenario, el mandatario iraní, Hassan Rohani, dijo que Washington tiene una visión "autoritaria" de las relaciones internacionales, le acusó de creer en la ley del más fuerte y de intentar de imponer su voluntad sobre otros estados con el uso de amenazas e imposiciones.
Este duro intercambio de acusaciones no es nuevo sino el asalto más reciente de un enfrentamiento que se inició en 1979 con el triunfo de la revolución islámica en Irán.
Desde entonces, especialmente tras el episodio de la toma de rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán que se extendió hasta 1981, ambos países son enemigos jurados.
Paradójicamente, pese a esta abierta confrontación, durante todas estas décadas ambos países han permanecido unidos legalmente por un "tratado de amistad", en cuyo contenido se basó Teherán para exigir ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) que Washington suspenda la aplicación de ciertas sanciones en su contra.
El tribunal falló este miércoles a favor de Teherán y ordenó a Estados Unidos eliminar cualquier impedimento para la exportación hacia Irán de productos con fines humanitarios como alimentos o medicinas, así como la venta de equipos de seguridad aérea, entre otros.
Pero, ¿de qué se trata esto?
Un acuerdo antiguo
El Tratado de Amistad, Relaciones Económicas y Derechos Consulares fue suscrito entre los gobiernos de Estados Unidos e Irán en 1955 y entró en vigor en junio de 1957, luego de ser ratificado por los parlamentos de ambos países.
El texto fue suscrito en un momento de gran cercanía entre ambos países, apenas dos años después de que un golpe de Estado alentado por la CIA y por el servicio de inteligencia británico Mi6 sacara del poder al mandatario iraní Mohamed Mosadegh, quien había estatizado la industria petrolera iraní en detrimento de las empresas angloestadounidenses.
Esa jugada permitió que recuperara el control sobre el país el sha Mohammad Reza Pahlavi, un aliado de Washington, quien se mantuvo al frente del país hasta que fue derrocado por la revolución islámica en 1979.
Entonces, las relaciones entre Washington y Teherán se agriaron pese a lo cual ninguno de los dos se molestó en denunciar el Tratado de Amistad para llevarlo hacia su anulación.
Eso permitió al gobierno iraní acudir en 2016 ante la Corte Internacional de la Haya para denunciar la aplicación de sanciones en su contra por parte de Estados Unidos por considerarlas violatorias de ese acuerdo.
Teherán se basaba en una cláusula del tratado que establece que cualquier disputa entre las partes sobre la interpretación o la aplicación de ese texto, que no fuera resuelta de forma satisfactoria por vías diplomáticas, debía ser remitida ante la Corte Internacional de Justicia.
Durante el proceso, Estados Unidos sostuvo que la Corte no era competente para conocer del caso alegando que las sanciones a las que Irán se refería no tenían que ver con la aplicación del tratado de amistad sino con la reimposición de sanciones por parte de Washington tras su decisión de retirarse del Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, por sus siglas en inglés).
Este fue el acuerdo sobre el programa nuclear de Irán firmado con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos), Alemania y la Unión Europea.
Sin embargo, la CIJ consideró que sí es competente para conocer del caso y adoptó estas medidas de carácter provisorio.
La reacción de Washington no se hizo esperar.
El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, anunció que su país pondrá fin al Tratado de Amistad.
"Esta es una decisión que tiene, francamente, 39 años de retraso", dijo.
Por su parte, el Asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton, anunció que revisarán todos los acuerdos que expongan a Estados Unidos a las decisiones de la CIJ.
Ambos funcionarios consideraron que las acusaciones de Irán no tenían fundamento y rechazaron la decisión judicial.
Pero, ¿qué implica esto?
Barbara Plett-Usher, corresponsal de la BBC en Washington, señaló que romper el Tratado de Amistad con Irán es un gesto mayormente simbólico por parte de Estados Unidos, cuyo gobierno -aunque históricamente ha impulsado el respeto al derecho internacional- ha rechazado en el pasado las decisiones de los organismos internacionales contrarias a sus intereses.
Destacó que Washington tiene una relación incómoda con la CIJ y nunca se adhirió a la Corte Penal Internacional.
"Sin embargo, el gobierno de Trump ha llevado esto a un nuevo nivel y el Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, ha sido el impulsor", apunta.
"Él (Bolton) ha sostenido con vehemencia que el globalismo constriñe la soberanía estadounidense. Ahora le está dando forma concreta a los instintos unilaterales del presidente Trump, trabajando para distanciar o divorciar a Estados Unidos de los órganos de la ONU y de organizaciones internacionales como la CIJ", concluyó.