Las ruinas milenarias del palacio de Kemune, construido hace 3.400 años, emergieron de las aguas de una presa en Mosul debido a la tremenda sequía que asola el Kurdistán iraquí. En esta imagen puede apreciarse una vista aérea.
Los arqueólogos dicen que el palacio fue diseñado al detalle, pero lo único que queda a la vista son sus paredes de adobe, de hasta dos metros de grosor. También hallaron diez tablillas de arcilla con escritura cuneiforme.
Podría datarse en la época del imperio Mitanni, "uno de los imperios menos investigados del cercano Oriente", explican los arqueólogos. Los reyes de Mitanni dominaron gran parte del norte de Mesopotamia y Siria entre los siglos XV y XIV a.C.
Se han identificado al menos ocho estancias del palacio, que se hallaba situado sobre una terraza con impresionantes vistas al valle, a orillas del río Tigris, alzándose sobre un gran complejo residencial.
Algunos de los textos encontrados indican que es posible que Kemune fuera la antigua ciudad de Zakhiku, la cual habría existido durante cuatro siglos.
El palacio fue "rescatado" gracias a un proyecto conjunto de la Universidad de Tübingen, en Alemania, y la Organización Arqueológica del Kurdistán (KAO, por sus siglas en inglés).
Los investigadores también encontraron fragmentos de muros con restos de pinturas en tonos azul y rojo brillante.
"En el segundo milenio a.C., los murales eran una característica típica de los palacios, pero rara vez se hallaron bien conservados. Descubrirlos en Kemune es una sensación arqueológica", dice Ivana Puljiz, investigadora de la Universidad de Tübingen y codirectora del proyecto.
"Es uno de los hallazgos más importantes registrados en la región en las últimas décadas", afirma el arqueólogo Hasan Qasim.