Smartmatic, la empresa de votación electrónica que denunció fraude electoral en Venezuela
Como una de las principales empresas de votación electrónica del mundo -"la líder indiscutible", según su propia valoración- Smartmatic no es ajena a la controversia.
Este miércoles los responsables de la compañía dijeron que "en las pasadas elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente (en Venezuela) hubo manipulación del dato de participación".
Según los responsables de la empresa a cargo del sistema de voto electrónico empleado en la polémica elección impulsada por el gobierno de Nicolás Maduro, "la diferencia entre la cantidad (de votos)anunciada y la que arroja el sistema es de al menos un millón de electores".
En una conferencia de prensa celebrada en Londres, el director ejecutivo de la compañía, Antonio Mugica, aclaró que por el momento no podían precisar el número exacto.
Tras esta declaración, ante la pregunta de BBC Mundo de si había discutido sus hallazgos con las autoridades venezolanas y, de ser así, cuál había sido la respuesta de estas, Mugica guardó un largo silencio.
"No sentimos que alertar a las autoridades del CNE (Consejo Nacional Electoral) antes de hacer esta declaración fuera lo correcto", contestó al final el ejecutivo.
Más adelante dijo: "Pensamos que a las autoridades (de Venezuela) no les iba a gustar lo que teníamos para decir".
No hay duda de que Mugica y Smartmatic están en buena posición para anticipar la reacción del gobierno venezolano y sus autoridades electorales, después de 13 años de estrecha relación con ellos.
Raíces venezolanas
Efectivamente, según una hoja informativa entregada al inicio de la conferencia de prensa, "entre 2004 y 2015, Smartmatic organizó 14 elecciones (?) y procesado más de 377 millones de votos en Venezuela", además de la polémica elección de la Constituyente del domingo.
Y en ese documento también se explica que la empresa fue fundada en el año 2000 en Estados Unidos.
Pero sus raíces están firmemente ancladas en el país sudamericano.
Para empezar, tanto Mugica como el cofundador y actual presidente de la empresa, Róger Piñate, son venezolanos.
Su primera elección fue el referendo presidencial de 2004 en el que un 58% de venezolanos le dijo "No" a la propuesta de la oposición de revocar el mandato del entonces presidente Hugo Chávez.
Y en 2006, como resultado de la entrada de Smartmatic en el mercado estadounidense, el congreso de EE.UU. se vio obligado a investigar los supuestos vínculos entre la empresa y el gobierno venezolano.
En un artículo de The New York Times de la época se menciona un préstamo gubernamental de US$200.000, garantizado con un 28% de las acciones de una empresa vinculada a Smartmatic, como una de las primeras causas de sospecha.
Dicho préstamo, realizado siete meses antes de la obtención del contrato para el referendo revocatorio, fue luego justificado como parte de esfuerzos más amplio por ayudar a las pequeñas empresas y pagado antes del referendo.
Pero según The New York Times, los tres primeros contratos de Smartmatic con Venezuela también le garantizaron la nada despreciable cifra de US$120 millones.
Y eso alimentó aún más las sospechas de Washington.
La sombra de Chávez
"(Smartmatic) pasó de ser una pequeña startup tecnológica a un importante actor en el mercado catapultado por su participación en el referendo revocatorio de agosto de 2004", se lee, por ejemplo, en un cable de la embajada de EE.UU. en Caracas fechado en julio de 2006 y filtrado por WikiLeaks.
Y ahí también se afirma que, aunque la empresa afirma tener origen estadounidense, "sus verdaderos dueños -probablemente miembros de la élite venezolana de diferentes afiliaciones políticas- permanecen ocultos detrás de una red de holdings en Holanda y Barbados".
Por lo demás, las relaciones de la empresa con personajes cercanos al entonces rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) y futuro vicepresidente de Chávez, Jorge Rodríguez, tampoco ayudaron a disipar las dudas.
Y aunque las autoridades de Caracas siempre negaron enfáticamente cualquier participación en la empresa, y los rumores sobre una supuesta participación accionaria de Chávez jamás fueron probados, las dudas sobre esos vínculos nunca han dejado de perseguir a la empresa.
Ello, en cierta forma, sólo hace que sus revelaciones de este miércoles sean todavía más inesperadas y explosivas.
En crecimiento
En cualquier caso, nada de lo anterior consiguió evitar que en los últimos años la empresa no hiciera más que crecer e internacionalizarse, alejándose cada vez más de sus polémicos orígenes venezolanos.
Sus cuarteles generales se mudaron a Londres en 2012 y en la actualidad Smartmatic cuenta con 600 empleados en 16 oficinas alrededor del mundo.
Su historial da cuenta de su participación en diferentes tipos de proyectos en México, Colombia, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, Brasil, Haití, Curazao, Filipinas, Omán, Uganda, Zambia, Sierra Leona, Kirguistán, Reino Unido, Estonia y Armenia.
No todos esos proyectos están vinculados a procesos electorales, pero esa es la indiscutible fortaleza de Startmatic.
De hecho, la empresa presume de haber ayudado a cientos de millones de electores a emitir más de 3.700 millones de votos en elecciones por todo el mundo.
Entre su portafolio de servicios figuran sistemas biométricos de registro y autentificación de votantes, identificaciones electorales, software y servicios electorales, computación y transmisión de resultados, administración de jornadas electorales y voto online.
No todo ha sido perfecto: varios de los comicios en los que ha participado -como las elecciones presidenciales de Filipinas de 2010 y 2016- han estado marcados por críticas a la seguridad de los sistemas de Smartmatic e incluso por acusaciones de fraude.
Pero esta, sin embargo, es la primera vez que la empresa entra en conflicto no con los candidatos perdedores sino con las autoridades electorales del país en el que estaba operando.
¿Pero en qué se basa Smartmatic para hacer su explosiva acusación?
¿Cómo funciona el sistema?
En los años que lleva trabajando en Venezuela, Smartmatic ha desplegado más de medio millón de máquinas electrónicas de votación y entrenado a más de 380.000 operadores.
Y la empresa asegura que su sistema está diseñado para que, en caso de manipulación, su detección sea inmediata y muy fácil de identificar gracias a los mecanismos de auditoría instalados.
Específicamente, el sistema produce automáticamente sus propios "reportes de totalización", tanto a nivel de mesa de votación como de todo el proceso.
En el comunicado de la empresa de este miércoles se sugiere que las autoridades electorales venezolanas simplemente decidieron ignorar los resultados arrojados por el sistema.
"Nuestro sistema automatizado está diseñado para evidenciar cualquier manipulación, pero deben existir personas observando el sistema y esperando por esas evidencias: los auditores", explicó Mugica en Londres.
"En esta elección no hubo auditores de la oposición porque ésta no participó", dijo el ejecutivo, quien destacó en particular la ausencia de representantes opositores en la sala de totalización.
Pero, ¿por qué convocar a una conferencia en Londres antes de haber discutido sus hallazgos con las propias autoridades venezolanas con las que Smartmatic lleva más de una década trabajando?
Mugica no lo quiso decir abiertamente.
Y algunos simpatizantes opositores parecen creer que al cifrar la discrepancia en aproximadamente un millón de votos, y no en los más de cinco millones que estimó la oposición, el director de Smartmatic está realmente tratando de legitimar el proceso.
Pero otra posible razón es que haya que considerado que, de cara al futuro, la credibilidad de la empresa que fundó hace 17 años es mucho más importante que cualquier vínculo que haya podido tener con el chavismo y la Revolución Bolivariana.