¿Es correcto que el presidente de un país continúe dando abrazos y besos a una multitud mientras las autoridades sanitarias recomiendan no hacerlo como medida contra el coronavirus?
Eso es lo que muchos se preguntan estos días en México al ver que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, no solo no canceló sus habituales giras de fin de semana por los diferentes estados sino que sigue saludando efusivamente -y alardeando de ello- a los cientos de personas que se reúnen para presenciar sus mítines.
México, que hasta este 16 de marzo había registrado más de 80 casos de infectados por el covid-19 pero ninguna muerte, anunció recientemente medidas que otros países ya implementaron hace días para tratar de evitar contagios como la suspensión de clases escolares o de la mayoría eventos masivos.
Y aunque la Secretaría de Salud mexicana recomienda desde el 28 de febrero no abrazarse ni saludarse con un beso o con la mano, AMLO se resiste a suprimir una práctica que se ha convertido en una de sus señas de identidad a la hora de interactuar con la población.
Su actuación fue muy cuestionada por quienes creen que da mal ejemplo e incluso pone en riesgo a algunos de sus simpatizantes.
Tampoco el líder de la respuesta nacional frente al coronaviurs, el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, se libra de las críticas e incluso pidieron su renuncia por considerar que está defendiendo una actitud injustificable del presidente.
Pero lo cierto es que AMLO no es el único mandatario en ignorar estas recomendaciones médicas. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil -donde el balance de contagiados hasta este lunes era de 200- participó este domingo en una protesta masiva y de apoyo a su gobierno donde saludó a decenas de seguidores.
En Nicaragua -oficialmente, sin casos de coronavirus-, su gobierno convocó a una marcha bajo el nombre de "Amor en tiempos del covid-19", fomentando así la concentración de una multitud y en la que, sin embargo, no participó el presidente Daniel Ortega.
"Fuerza moral, no fuerza de contagio"
La actuación del gobierno de México fue puesta en entredicho por quienes creen que deberían haberse aplicado antes medidas más drásticas para frenar la expansión del virus, como restringir el ingreso de viajeros de países con alto número de casos.
"No tienen un fundamento científico sólido. En toda la historia de las epidemias no hay demostración científica alguna de que estas medidas extremas pudieran ayudar a disminuir el riesgo de transmisión", le dijo a BBC Mundo la pasada semana el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
"Tampoco ayudan, porque tienen gravísimas consecuencias económicas y sociales", añadió.
Pero es el presidente López Obrador quien ha sido blanco de muchas de las críticas al considerar que no está siguiendo los consejos dictados por su propio gabinete de Salud.
"Hay quien dice que por lo de coronavirus no hay que abrazarse. Pero hay que abrazarse, no pasa nada; así. Nada de confrontación, ni de pleitos", dijo el pasado 4 de marzo.
La última prueba fue en su gira del pasado fin de semana por el estado de Guerrero, donde AMLO siguió dedicando besos, abrazos y saludos de mano a decenas de personas, niños y adultos mayores incluidos.
Esto le valió al mandatario cientos de críticas en redes sociales, que lo calificaron de "irresponsable".
Cuestionado por su actitud, AMLO insistió este lunes en que hará caso a la recomendación de los especialistas sanitarios de su gobierno.
"Cuando él me diga (?). Él me va decir que no es conveniente que se reúna con mucha gente o ya no debe ir a estos actos, ni saludo ni abrazos ni besos ni nada. Él me va decir cuándo", dijo el mandatario señalando a López-Gatell.
AMLO, quien insistió en su postura incluso abrazando frente a periodistas al subsecretario de Salud, aseguró estar dispuesto a someterse a una prueba de coronavirus si los expertos lo creyeran conveniente, algo que López-Gatell descartó.
"Casi sería mejor que padeciera coronavirus porque lo más probable es que se va a recuperar y va a quedar inmune, y ya nadie tendría esta inquietud en él", dijo el funcionario.
"La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio", llegó a decir López-Gatell para justificar la actuación de AMLO, en claro contraste a su propia recomendación dada a la población general.
Petición de renuncia
Esta polémica respuesta hizo que miembros de la oposición pidieran incluso la renuncia de López-Gatell.
"Por respeto a su profesión y al momento que vivimos, renuncie. El momento que vivimos requiere de seriedad y liderazgo, requiere a una persona comprometida con su país y con cuidar la salud de la gente, no quedar bien con un jefe", dijo la senadora Verónica Delgadillo, de Movimiento Ciudadano.
En medio de la controversia, la población mexicana sigue preparándose para un inminente repunte en los casos de coronavirus, tal y como el gobierno pronostica y reconoce desde hace semanas.
Algunos ciudadanos optaron ya por el autoaislamiento o por trabajar desde casa, si bien este lunes -pese a ser día festivo- se podía ver restaurantes y lugares públicos con una notable afluencia de público.
El gobierno pidió seguir la información acerca del covid-19 a través de los canales oficiales como la conferencia diaria que cada noche ofrecen las autoridades de Salud, y evitar así la difusión de noticias falsas.
El domingo, varios medios de comunicación publicaron la noticia del fallecimiento de un empresario como primera víctima mortal del virus en el país.
Poco después, la Secretaría de Salud desmintió la noticia, asegurando que el paciente se encuentra en estado crítico.
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