Vuelta al confinamiento.
La ciudad de Melbourne, la segunda más poblada de Australia, ordenó a sus cinco millones de residentes que permanezcan en sus casas durante las próximas seis semanas, en medio de un repunte de casos de covid-19.
El jefe del Ejecutivo del estado Victoria, Daniel Andrews, cuya capital es Melbourne, anunció la medida después de que se registraran 191 nuevas infecciones, el mayor número desde que comenzó la pandemia.
El confinamiento empieza este miércoles y, por primera vez en 100 años, se cerrarán las fronteras entre los estados australianos de Victoria y Nueva Gales del Sur, los más poblados del país.
Australia había registrado 8.755 casos y 106 muertes atribuidas al coronavirus hasta este 7 de junio, 2.824 de ellas fueron en Victoria.
"Estamos en la antesala de algo muy, muy malo si no damos estos pasos", advirtió Andrews.
El estado había ido relajando las restricciones por el coronavirus en las últimas dos semanas.
El país, cuyas fronteras siguen cerradas salvo para vuelos especiales y de repatriación, implementó desde el pasado marzo medidas de distancia física, aunque ya se encontraba en la última fase de desconfinamiento hacia la nueva normalidad.
¿En qué consisten las nuevas restricciones?
Los residentes de Melbourne deben permanecer en sus casas y solo podrán salir por motivos considerados esenciales, como trabajo, ejercicio o la compra de alimentos u otras necesidades básicas.
En general, las escuelas volverán a la educación a distancia y los restaurantes, una vez más, solo podrán servir comida para llevar.
No obstante, las tiendas y las peluquerías pueden permanecerabiertas.
El aislamiento se aplicará a Melbourne y al municipio rural de Mitchell, de unos 44.000 habitantes.
Para evitar una posible expansión en otras regiones, el miércoles también entra en vigor el cierre de la frontera entre el estado Victoria y el de Nueva Gales del Sur, los dos principales territorios del país y cuya población conjunta supera el 50 % del total del país.
Las autoridades tienen previsto el despliegue de cientos de agentes de policía y soldados en las salidas del estado y planean patrullar las vastas fronteras del territorio con drones y otro tipo de recursos de vigilancia.
Vuelven los momentos difíciles para la segunda ciudad más poblada de Australia
Frances Mao, BBC News, Sídney
Hace dos semanas, a medida que los casos iban aumentando de nuevo, parte del temor y la preocupación volvió para los residentes de Melbourne.
Como medida de precaución, algunas personas empezaron a cancelar viajes a otros estados. Mejor esperar, decían los amigos que planeaban una visita.
Seguramente la situación no será tan mala otra vez, ¿no? Australia en conjunto lleva sin confinamiento alrededor de un mes.
Estábamos tan cerca de la erradicación: todo el mundo podía ver la luz al final del túnel.
Desesperados por mantener esa situación, las autoridades estaban respondiendo rápido a los brotes: cerrando suburbios, enviando a las fuerzas armadas, ampliando el número de tests.
Pero por primera vez en Australia, la transmisión comunitaria parece haberse asentado. El número de casos superó los 100 el fin de semana. Y, este martes, cerca de 200 nuevos casos se confirmaron.
El anuncio no se produjo hasta por la tarde, pero para entonces la mayor parte de los residentes de Melbourne ya lo sabía: volver al confinamiento tras haber probado la libertad por unas semanas es un golpe terrible.
Mis amigos han estado preparándose a todo correr por realizar sus últimas visitas familiares y compras.
Probablemente un segundo confinamiento sea aun más difícil, mental y financieramente.
Lo que lo hace peor es que la ciudad tendrá que afrontarlo sola. El resto del país ha erradicado o ralentizado en mayor medida la propagación del virus.
¿Cómo se llegó hasta aquí?
Durante meses, Australia se mostró optimista en cuanto a la contención de la covid-19... y entonces se produjo el rebrote en Melbourne.
Durante el fin de semana, las autoridades de la ciudad confinaron a alrededor de 3.000 personas de un complejo de viviendas sociales después de confirmar al menos 23 casos de contagios.
Desde entonces, se dieron decenas de casos más.
Las autoridades pidieron a los residentes que no abandonaran sus casas bajo ningún concepto durante cinco días.
Un confinamiento más leve fue puesto en práctica con 300.000 residentes de la ciudad y ahora se amplía a toda la urbe.
Lo que preocupa a las autoridades es que la transmisión local es, en este caso, la principal fuente de contagio.
Previamente, la mayoría de los casos eran importados, de viajeros que volvían del extranjero.
El rebrote de Victoria es atribuido al incumplimiento de las medidas de restricción en los centros de cuarentena establecidos para los viajeros procedentes de extranjero.
El jefe del ejecutivo del estado describió casos ilegales de socialización entre el personal de vigilancia de estos centros, mencionando ejemplos de trabajadores que compartieron un mechero o servicios de vehículo compartido.
La prensa local también recogió acusaciones sobre relaciones sexuales entre los guardias y los viajeros que supuestamente debían estar en cuarentena.
Las autoridades judiciales abrieron una investigación sobre la gestión de estos centros y el gobierno despidió a las empresas que se contrataron.
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