¿Control de armas o un problema de salud mental? Estados Unidos se divide tras tiroteo en escuela
Otro día, otro tiroteo en una escuela... Y ya son varios desde que comenzó el año.
Tras la matanza de Parkland (Florida), uno de los tiroteos más mortales en la historia de Estados Unidos, con 17 víctimas, políticos y encargados de políticas públicas de todo el espectro ideológico están unidos en torno a un llamado a la acción.
Esto no puede volver a ocurrir, dicen. O, al menos, no puede seguir ocurriendo de manera tan seguida como hasta ahora.
"No se puede negar que algo peligroso y enfermizo está ocurriendo y nosotros, una vez más, estamos viendo las imágenes de nuestros niños aterrorizados evacuando la escuela con las manos sobre la cabeza", dijo este jueves Jeff Sessions, el fiscal general de Estados Unidos.
"Vamos a tomar acciones. Debemos revertir estas tendencias".
Comprender la dirección de estas devastadoras tendencias es una cosa. Definir qué hacer a continuación, qué hacer primero, es un debate totalmente diferente.
Ahí es donde las divisiones políticas en Estados Unidos se convierten en abismos.
Menos de 24 horas después del tiroteo, en las noticias y en las redes sociales los estadounidenses -de izquierda y de derecha- no estaban simplemente haciendo recomendaciones sobre qué medidas tomar. Estaban teniendo conversaciones políticas totalmente diferentes.
Este artículo es una mirada hacia donde los caminos se bifurcan y los obstáculos que enfrentan.
Control de armas
En su discurso a la nación en la mañana del jueves, Donald Trump no mencionó la palabra "pistola" o "arma de fuego". A diferencia de su predecesor, el control de armas ni siquiera está en el radar del presidente.
Aunque los demócratas fueron rápidos en proponer un aumento de las regulaciones para las armas de fuego a raíz del tiroteo de Parkland, esos esfuerzos -así como los esfuerzos que se hicieron después de los tiroteos de Las Vegas, Sutherland Springs y Orlando-, se toparán con un muro de oposición en el Congreso, de mayoría republicana.
Salud Mental
Mientras los republicanos han evitado cuidadosamente un debate sobre el control de armas -rechazando cualquier mención a ello por ser demasiado político o demasiado pronto-, han estado mucho más dispuestos a hablar acerca de la necesidad de abordar el tema de la salud mental.
"Estamos comprometidos a trabajar con el Estado y líderes locales para ayudar a asegurar nuestras escuelas y enfrentar el difícil asunto de la salud mental", señaló el presidente Trump en su alocución del jueves.
Según los reportes, el sospechoso de Florida en un momento solicitó servicios psicológicos en una clínica y los testimonios de sus antiguos compañeros de clase retratan a un joven de 19 años que era un marginado con tendencias violentas.
Donde liberales y conservadores difieren, sin embargo, es en cómo prevenir que un individuo que padece una enfermedad mental cometa actos violentos.
Los demócratas presionarán para que haya mayor financiamiento para atención psicológica en los programas de seguros públicos y privados. Denunciarán los recortes que el presidente ha propuesto para Medicaid, un seguro del Estado para los más pobres, y pregonarán los requisitos de cobertura de salud mental de Obamacare, que Trump y los republicanos han tratado de revocar.
También recordarán una normativa de la era Obama que habría impedido que las personas que reciben tratamiento financiado por el gobierno para enfermedades mentales compren armas de fuego, que fue revocada por los republicanos en el Congreso (la única legislación relacionada con las armas que ha firmado Trump).
"Si alguien tiene una enfermedad mental, recibe poca atención y consigue un arma, a pesar de que tenemos leyes y un sistema que impide que personas que no deben tener armas puedan conseguir armas, si hay vacíos entonces tenemos que revisar esos vacíos", dijo Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, durante una rueda de prensa el jueves.
El alguacil del condado de Broward, Scott Israel, un republicano que se volvió demócrata, sugirió una legislación estatal y federal que permitiría a las autoridades forzar a los individuos sospechosos de tendencias violentas a someterse a un examen mental obligatorio y a un posible confinamiento aunque la persona no lo quiera.
"Denle poder a la policía, si ellos ven algo en las redes sociales, si ven fotos explícitas de rifles, sangre, pistolas, bombas; de tomar a esa persona y llevarla ante profesionales de la salud mental, para que sea examinada en ese momento, aunque la persona no quiera", dijo Israel el jueves en una rueda de prensa.
Brindar servicios de salud mental obtendrá amplio apoyo entre los estadounidenses.
Oficiales del gobierno deteniendo a individuos que ellos consideran violentos, o quitándoles sus armas, será una acción mucho más controvertida.
Seguridad en las escuelas
A pesar del discurso de Trump, lleno de lugares comunes y apoyado en su rol de brindar consuelo, lo cierto es que sí prometió una acción concreta.
"Más adelante este mes me reuniré con los gobernadores de la nación y los fiscales, donde la prioridad será hacer que nuestras escuelas y nuestros niños estén más seguros", anunció el presidente.
Lo que pueda surgir de esta reunión es una incógnita.
Algunos conservadores ha sugerido que las escuelas podrían ser más seguras con la presencia de más personal de seguridad, "chicos buenos con armas"; o permitiendo a los profesores que vayan armados.
"Usted no puede entrar a un edificio federal o a un aeropuerto con una arma cargada. ¿Por qué si puede entrar a una escuela con una de ellas?", publicó en Twitter el comentarista y dirigente republicano Matt Mackowiak.
"Deberíamos hacer que eso fuera imposible. Simplemente es cuestión de voluntad".
Los demócratas podrían destacar, sin embargo, que en Parkland había un funcionario encargado de la seguridad.
Y que cuando la policía llegó, tuvieron que despejar el edificio aula por aula. Algunos estudiantes se negaron a abrir la puerta porque temían que fuera el atacante. Añadir a maestros empuñando pistolas a la ecuación habría puesto más vidas en riesgo.
Después de anunciar sus planes, Trump lanzó un desafío.
"Simplemente tomar acciones que nos hagan sentir que estamos marcando la diferencia no es suficiente", dijo. "Debemos marcar la diferencia".
Sin embargo, mientras el número de tiroteos continúa en aumento, así como el número de muertos, la acción federal es inexistente.
La pregunta, entonces, es si esta vez será diferente.