Cómo la crisis de salud en Venezuela se ha convertido en un problema para los países de la región
Si la crisis sanitaria que vive Venezuela continúa, la posibilidad de que la región dé marcha atrás en los avances en salud pública conseguidos en los últimos 18 años "es real". Y ocurriría "pronto".
Esta es la conclusión a la que llegó el medio centenar de científicos venezolanos y extranjeros que participó en el estudio "Crisis humanitaria de Venezuela, resurgimiento de enfermedades transmitidas por vectores e implicaciones para la propagación en la región".
Publicado la semana pasada en la revista científica The Lancet, el informe urge a instituciones políticas internacionales a presionar al gobierno de Nicolás Maduro para que acepte asistencia humanitaria y así "fortalecer" el sistema de salud "mermado" de esta nación.
"Sin esas intervenciones internacionales, la posibilidad de que las ganancias conseguidas durante los últimos 18 años en materia de salud pública (...) retrocedan pronto es real".
El foco de los investigadores está en las enfermedades transmitidas por vectores que están desatendidas, como la malaria, el dengue, el mal de Chagas, la leishmaniosis, el zika y la chikunguña.
Según afirman, "debe reconocerse que se están extendiendo más allá de las fronteras de Venezuela". Sobre todo a Colombia y Brasil.
El informe advierte de que el aumento del transporte aéreo y la migración (unos 3,4 millones de venezolanos han emigrado en los últimos años, según la Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR) hacen que "la mayor parte de la región de América Latina y el Caribe (así como algunas ciudades de Estados Unidos que albergan a la diáspora venezolana y que incluyen a Miami y a Houston), presenten un riesgo elevado de reemergencia de enfermedades".
"No queremos que los datos que tenemos produzcan xenofobia", le dijo a BBC Mundo uno de los autores, Martin Llewellyn, de la Universidad de Glasgow. "Recibir atención para la salud es el derecho más humano".
"Pero hay miles de kilómetros de frontera de Venezuela con Brasil y Colombia. Si los países esconden la cabeza bajo la arena, van a entrar de todas maneras", continuó. "La única forma de parar [estas enfermedades] es proteger a la gente de sus países, darles tratamiento [a los venezolanos] ahí y también en Venezuela".
"El problema de Venezuela es el problema de Colombia, de Brasil y de todos".
Malaria "incontrolable"
Una de las enfermedades que representa un mayor riesgo de extenderse es la malaria, una amenaza que parecía haber quedado en el pasado.
"El continuo aumento significativo de la malaria en Venezuela podría volverse incontrolable pronto, poniendo en peligro las ganancias conseguidas con esfuerzo a través del programa de control de la malaria en Brasil y otros países de la región", afirma el informe.
América Latina consiguió reducir en alrededor del 62% los contagios por esta enfermedad entre los años 2000 y 2015 (de 1.181.095 a 451.242). Pero, en 2016, esta cifra dio un salto atrás (875.000) y uno de cada tres casos se dieron en Venezuela.
Al año siguiente, los contagios en este país crecieron un 71% hasta los 411.586 y Llewellyn asegura que sus colaboradores venezolanos le advierten de que este número puede haberse quintuplicado el último año. De confirmarse, sería el mayor incremento de malaria en el mundo, según el informe.
"La locura es que, en los años 60, Venezuela fue uno de los primeros en la introducción de una forma de controlar el parásito(un mosquito). Era una manera integral: dar tratamiento de la gente, educación, tratamiento de las casas con insecticidas, etc.", recuerda el experto en epidemiología.
"Eso fue exportado a África, así que fue realmente Venezuela la que, de alguna forma, empezó gran parte del tipo de control que le damos a la malaria a nivel mundial en este momento. Y han perdido todo eso".
El país que una vez sirvió de fuente de inspiración para la lucha contra esta enfermedad ahora representa un foco de contagio para sus vecinos.
De los 47.968 casos de malaria registrados entre 2014 y 2017 en Roraima, el estado brasileño fronterizo con Venezuela, uno de cada cinco había sido importado de Venezuela, según el Ministerio de Salud de Brasil.
Una de las principales fuentes del problema es la propagación de la minería ilegal de oro.
"Llegan ahí, hacen extracciones del sedimento debajo del monte tropical. Ahí están con sus amigos mineros, al lado de esas lagunitas, donde se reproducen los mosquitos. Después regresan a las otras localidades de Venezuela de donde vinieron con su oro y con su parásito en la sangre", explica el investigador.
"Y en muchos lados de Venezuela, hay mosquitos que pueden transmitir malaria pero no hay parásitos porque se controló anteriormente. Ahorita está llegando gente infectada y que está contagiando a los mosquitos y estos pueden infectar a otra persona".
"La transmisión inicial es allí, y la gente luego se reparte por toda Venezuela, Brasil y Colombia y llevan la infección con ellos".
Dengue y mal de Chagas
Si bien la malaria es el caso más claro, los científicos advierten de otras enfermedades que también corren el peligro de extenderse más allá de las fronteras venezolanas y socavar los esfuerzos que los países vecinos habían hecho por combatirlas.
Una de ellas es el mal de Chagas, considerado uno de los mayores problemas de salud de América Latina. Lo transmiten los chinches a través de sus picaduras y no tiene cura, sino que es una enfermedad crónica que puede causar insuficiencia cardíaca.
Ya antes de la crisis económica, en Venezuela había aumentado el riesgo de que esta enfermedad resurgiera. Pero, según el estudio, esto ha empeorado aun más desde que el gobierno abandonara el programa de supervisión y control del mal de Chagas en 2012, con nuevos focos de transmisión activos que se reparten en varios estados.
Se han detectado casos de venezolanos con la enfermedad en Colombia en 2017 y 2018.
El contagio se está dando incluso por vía oral, algo muy poco frecuente. Entre 2007 y 2018 se registraron 16 brotes de este tipo a nivel nacional, la mitad de ellos, en los alrededores de Caracas.
Según el estudio, estos han sido asociados con el consumo de jugos de fruta artesanales contaminados con chinches o con heces de chinches.
Los científicos creen que muchas de estas cifras resultan de cálculos hechos a la baja, ya que muchos pacientes no llegan a ser diagnosticados debido al "desconocimiento de los médicos de la fase aguda de la enfermedad".
La fuga de cerebros en el campo de la medicina y la investigación es uno de los motivos por los que este tipo de males se han incrementado, explica Llewellyn: "No hay futuro para ellos [en Venezuela]".
A esto se suma la falta de medicinas básicas como los antibióticos y la reticencia del gobierno a aceptar donaciones de fármacos del extranjero: "Ni quieren admitir que hay un problema ni quieren solucionarlo".
Dificultades en la investigación
Tan solo conseguir los datos para elaborar el estudio ha sido una tarea "muy difícil", asegura el experto de la Universidad de Glasgow.
El gobierno dejó de publicar en noviembre de 2014 el Boletín Epidemiológico, que desde 1938 divulgaba cada semana las últimas noticias relacionadas a este campo.
En mayo de 2017 el Ministerio de Salud publicó por sorpresa en su web los boletines epidemiológicos semanales de 2016.
Esos documentos confirmaron la reaparición de la difteria y un aumento de 76,4% en los casos de malaria de 2015 a 2016. Al poco de la publicación, la entonces ministra de salud dejó el cargo.
A mediados del año pasado, también cerró el Centro Venezolano de Clasificación de Enfermedades, la entidad que se encargaba de informar a los organismos internacionales de los indicadores de mortalidad y morbilidad.
Llewellyn explica que para recabar datos, el equipo echó mano de redes conformadas por profesionales como Defendamos la Epidemiología Nacional o la Alianza Venezolana por la Salud.
"Son muy valientes", afirma, ya que muchos colegas suyos venezolanos aseguran haber recibido amenazas por hacer públicos datos poco favorecedores del sistema de salud venezolano.
No todos los investigadores que participaron en este estudio acabaron firmándolo, pese a tratarse de una revista tan prestigiosa como The Lancet, ya que unos pocos cortaron la comunicación con el equipo. "No puedo decir que haya sido por motivos de seguridad, pero dejaron de contestar. Lo intentamos por correo, WhatsApp, todo, todo, todo".
El Ministerio del Poder Popular para la Salud de Venezuela no atendió las peticiones de información de BBC Mundo.
Entre las otras enfermedades que causan preocupación está el dengue, cuya incidencia se cuadriplicó en Venezuela entre 1990 y 2016 y es más alta en las áreas colindantes con Colombia y Brasil.
Los continuos cortes de luz y agua en el país hace que cada vez más gente almacene esta última, creando las condiciones perfectas para la reproducción de los mosquitos que portan esta enfermedad.
La leishmaniosis, una conjunto de enfermedades que pueden dañar gravemente el hígado y el bazo, es transmitida por la picadura de un insecto conocido como "palomilla" en Colombia y "arenilla" en Ecuador.
En Venezuela, esta se daba en áreas limitadas como la cuenca del río Yaracuy, Los Llanos y la parte selvática de los Andes.
Desde 2006, sin embargo, las zonas endémicas se han extendido "sustancialmente", dice el informe. "La dispersión fronteriza desde Venezuela ya está ocurriendo y muchos casos de leishmaniosis visceral y la cutánea han sido detectados en migrantes venezolanos en Colombia en los últimos seis meses", dice el estudio.
Como explica Llewellyn, se trata de enfermedades que requieren de un plan nacional para poder ser controladas, por lo que la implicación del gobierno venezolano es fundamental.
El objetivo de su equipo es llamar la atención en la región sobre la importancia de presionar a Venezuela para que acepte ayuda en el plano sanitario y así evitar que su crisis de salud traspase sus fronteras.