El centro de la Tierra es uno de los grandes misterios de la ciencia.
En las últimas décadas los científicos han comenzado a tener algunas certezas de cómo es y cómo se comporta el corazón de nuestro planeta.
Y es que estudiarlo directamente es ahora imposible: las investigaciones que más lejos han llegado lograron perforar a unos 12 kilómetros de profundidad, y el núcleo del planeta está a más de 5.000 km.
Hace unos días, se publicó una nueva investigación cuyas conclusiones, de ser confirmadas, ofrecen una perspectiva diferente sobre lo que está pasando en lo más profundo de la Tierra y cómo nos puede afectar.
Los científicos del estudio creen que el núcleo en el centro del planeta está desacelerando su rotación o incluso pudo haber comenzado a girar en sentido opuesto.
Pero, ¿qué significa eso y qué importancia tiene?
Las capas de la Tierra
Para entender la nueva teoría, primero hay que repasar qué se sabe sobre el centro del planeta.
Los científicos han llegado a determinar que la estructura del planeta consta de tres partes principales: la corteza (o superficie), el manto y el núcleo del planeta.
Una forma sencilla de imaginarlo es comparándolo con un huevo: la corteza de la Tierra es como la cáscara, su manto es como la clara de huevo, y el núcleo es como la yema.
Se sabe que el núcleo interno es una esfera de hierro y níquel con un radio de 1.221 kilómetros. Su temperatura de 5.400°C es casi tan alta como la del Sol (5.700°C).
Pero está a una profundidad tal que se mantiene como una esfera sólida de metal.
Investigaciones anteriores han demostrado que el núcleo está separado del resto de la Tierra por una capa externa de metal líquido, o núcleo externo. Esto significa que el interno puede girar de forma independiente y no necesariamente de forma sincronizada con el resto del planeta.
Pero comprender cómo rota exactamente ha sido objeto de debate entre científicos durante décadas.
Los cambios en el núcleo
Al observar ondas sísmicas causadas por terremotos, los científicos tienen una mejor idea de lo que está sucediendo en el centro del planeta sin la necesidad de hacer perforaciones.
Los grandes terremotos ocurren en regiones de la corteza de la Tierra y envían energía a través del planeta, la cual puede rebotar hacia la superficie.
Así es que los científicos de la Universidad de Pekín Song Xiaodong y Yang Yi estuvieron estudiando ondas sísmicas durante varios años. Al rastrear los caminos de estas ondas, descubrieron que hubo "pocos cambios en la última década".
Sus hallazgos se traducen en que la rotación del núcleo interno de la Tierra se ha detenido y que, a lo largo de las décadas, ha estado girando primero en una dirección y luego en otra, posiblemente en un ciclo.
De acuerdo con sus hallazgos, la última vez que cambió de dirección fue a comienzos de la década de 1970 y el próximo cambio ocurriría a mediados de la década de 2040.
Así, esta rotación coincide aproximadamente con los cambios en las duraciones del día, que son pequeñas variaciones en el tiempo exacto que tarda la Tierra en girar sobre su eje.
¿Cómo nos afecta esto?
Los cambios dentro del núcleo de la Tierra tienen un impacto en la superficie en la que vivimos. Tienen la capacidad de alterar cosas como la navegación e incluso la duración del día, aunque de manera imperceptible.
Y eso se debe al campo magnético.
Nuestro planeta siempre está girando en el espacio y, en su centro, el núcleo metálico de la Tierra también gira. Estos movimientos crean una fuerza magnética que rodea a la Tierra, es decir, su campo magnético.
El campo magnético de la Tierra protege al planeta de la radiación del Sol, pero también influye en qué tan rápido o lento gira el planeta sobre su eje.
En otras palabras, puede modificar cuán largos son nuestros días.
El hecho de que los días han tenido una duración diferente a lo largo del tiempo es algo que ya se sabía.
"Gracias al registro geológico, y especialmente al estudio de las capas de crecimiento de corales fósiles, se sabe que los años en el pasado geológico duraban más días. Es decir, la Tierra giraba más rápido, y por tanto los días eran más cortos. En el Mesozoico los días duraban 23h", explicó el Instituto de Geociencias de la Universidad Complutense de Madrid.
Cuando los días se hacen más lentos, es solo una fracción de milisegundo.
Pero es suficiente para que, al igual que un año bisiesto, se han necesitado alrededor de 27 segundos bisiestos desde la década de 1970 para mantener la precisión de nuestros relojes.
Se cree que la velocidad de rotación de la Tierra sobre su eje ha cambiado continuamente a lo largo de la historia debido al cambio en el giro del núcleo interno.
El movimiento del polo norte magnético de la Tierra se ha acelerado tanto en los últimos años que se han tenido que realizar modificaciones para la navegación de aviones comerciales y militares.
Pero determinar cuánto podría estar cambiando en los últimos años es algo que está en la discusión con investigaciones como las de Song Xiaodong y Yang Yi.
Incluso algunos científicos plantean que el trabajo de estos científicos debe complementarse con más estudios antes de llegar a conclusiones.
John Vidale, un geofísico de la Universidad de California, que no participó en este estudio, dice que "algo está pasando" en el núcleo de la Tierra pero hacen faltan más evidencias.
"Lo determinaremos, pero puede llevar una década", señaló.