El príncipe Abdulaziz bin Salman, nuevo ministro de Energía de Arabia Saudita, es el primer miembro de la familia real en ocupar este poderoso cargo.
Medio hermano del príncipe heredero, Mohammed bin Salman, Abdulaziz ha jugado un rol clave en varias negociaciones en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
En una de sus primera intervenciones públicas, el ministro dijo que continuaría con la política para reducir la producción de petróleo, acordada por la "OPEP+", la alianza entre la organización y sus aliados liderados por Rusia.
"Ahora tenemos una nueva familia, que es OPEP+", declaró Abdulaziz este lunes en una conferencia energética en Abu Dabi.
"Y muy pronto celebraremos el acta que continuará uniéndonos, hasta que la muerte nos separe", agregó, dejando en claro que la alianza con el gobierno de Vladimir Putin está lejos de llegar a su fin.
De hecho, Abdulaziz fue parte del equipo de logró concretar el acuerdo con Rusia para disminuir la producción de crudo a finales de 2016 -luego extendido hasta marzo de 2020- con el fin de incentivar una subida de los precios del petróleo.
Recientemente la cotización del crudo se ha estabilizado en torno a los US$60 el barril de Brent, un valor demasiado bajo para las expectativas de Moscú y Riad, que buscan un precio al menos US$20 superior para cumplir con sus objetivos económicos, señalan analistas del sector.
Una relación que va más allá del petróleo
"Rusia ha sido un aliado clave para Arabia Saudita", le dice a BBC Mundo Randolph Bell, director del Centro Global de Energía del Atlantic Council, con sede en Washington.
El acuerdo OPEP+ ha buscado elevar la cotización del petróleo en los últimos años, "desde los precios dramáticamente bajos que se registraron entre 2014 y 2016", agrega.
La relación entre el gobierno del reino saudita y Putin "es más profunda que una cooperación petrolera", según Bell.
"Arabia Saudita ha invertido al menos US$2.500 millones en proyectos en Rusia", recuerda el experto.
Abdulaziz tendrá que enfrentar el duro desafío de lograr un alza en el valor del crudo. Una tarea nada fácil, considerando que EE.UU. ha aumentado su producción petrolera en los últimos cinco años.
Y ahora que la guerra comercial entre Estados Unidos y China amenaza con desacelerar el crecimiento económico global y, en consecuencia, la demanda petrolera, es posible que el próximo año la alianza acuerde nuevos recortes en la producción, coinciden los expertos.
El aliado estratégico de Rusia
"Ni Rusia ni Arabia Saudita pueden financiar sus respectivas metas de gasto presupuestario con los actuales precios", dice Tom Seng, director de la Escuela de Economía Energética, Política y Comercio de la Universidad de Tulsa (EE.UU.).
Por eso la OPEP ha estado buscando la manera de formalizar su relación con Rusia, "dado que hasta ahora es un acuerdo voluntario", explica Seng.
Y es que Moscú podría retirarse de la alianza en cualquier momento.
Los tres mayores productores de petróleo en la OPEP (Arabia Saudita, Irak y Emiratos Árabes Unidos) han mostrado permanentemente su interés en seguir con la política de reducir la producción para estimular el precio, pero la incógnita habitual suele ser la postura de Rusia, que ha ganado cada vez más protagonismo en las negociaciones.
En paralelo, Putin tiene intereses que van más allá de lo estrictamente comercial, dado que una de sus grandes ambiciones es reconstruir el rol geopolítico de su país en Medio Oriente, según analistas.
El poder de Estados Unidos
Estados Unidos resurgió como potencia petrolera gracias al esquisto (shale oil, en inglés).
La proliferación de esta extracción de petróleo a través de una técnica llamada fracking, cuestionada por los ambientalistas, llevó a EE.UU. a convertirse en el primer productor mundial de petróleo en 2018.
Así, la enorme oferta de crudo estadounidense ha limitado el poder de maniobra de la OPEP, señalan expertos consultados por BBC Mundo.
Un poder que por décadas le dio una gigantesca injerencia sobre el precio del crudo, desde que el grupo se creó en Bagdad en 1960.
En la actualidad, la OPEP está conformada por 15 países: siete de Medio Oriente, seis de África y dos de América del Sur (Venezuela y Ecuador).
Juntos controlan el 44% del suministro mundial de petróleo y el 82% de las reservas probadas, según datos oficiales del organismo.
Los países aliados de la organización son Rusia, Azerbaiyán, Bahréin, Brunei, Kazajistán, Malasia, México, Sultanato de Omán, República de Sudan y República de Sudán del Sur.
La OPEP espera que su alianza con estas naciones en el OPEP+ le permita de nuevo tener un rol decisivo en la evolución de los precios del petróleo.