Durante más de tres décadas un grupo de científicos suizos investigó la identidad de una mujer momificada hallada en una iglesia en Basilea en 1975.
Y cuando lo lograron, el árbol genealógico de la difunta escondía una sorpresa: esa mujer era un ancestro del canciller británico y exalcalde de Londres, Boris Johnson.
Que, según los estudios, habría fallecido de sífilis.
El cuerpo fue encontrado cuando se hacían trabajos de remodelación de la iglesia de Barfüsser, en el norte de Suiza.
Estaba enterrado frente al altar, en una posición que evidenciaba privilegio, además de que estaba vestida con ropas de gran calidad.
Era obviamente una mujer adinerada de Basilea. Pero ¿cómo y cuándo había muerto y por qué quedó en estado de momificación?
Envenenada
El problema de la identificación comenzó desde el momento en que fue hallado el cuerpo: no había una lápida que indicara su nombre.
La primera pista que obtuvieron los científicos es que la madera del ataúd que lo contenía databa del siglo XVI.
En medio del análisis, se encontraron con otra pista: los restos de la mujer estaban inundados de mercurio, lo que explicaba que el cuerpo se hubiera momificado y conservado tan bien después de la muerte.
Y esos restos del metal líquido eran muy reveladores, daban a entender que la dama se había sometido a lo que era el tratamiento estándar entre los siglos XV y XIX para curar la sífilis, aunque por lo general resultaba más letal que paliativo.
Sin embargo, aún con la información sobre la probable causa de su muerte, su identidad seguía siendo un misterio.
Durante los siglos XVI y XVII, Basilea fue una rica ciudad comercial. Su puerto sobre el río Rin fue un centro clave para mover mercancías a través de Europa.
Al consultar con los historiadores locales, los científicos lograron entender que a muchos miembros de familias adineradas de la ciudad los enterraban dentro de la iglesia de Barfüsser o en sus alrededores.
La mayoría de los que eran sepultados en ese lugar eran señalados en documentos, o al menos, descritos en sus lápidas. Pero no la mujer devenida momia.
Recién en 2017 se logró obtener un detalle que condujo a avanzar la investigación.
Al revisar los papeles de la iglesia, se pudo establecer que la momia ya había sido descubierta en 1843.
Ese detalle hizo que los analistas llegaran, tras leer varios folios, a la teoría de que la momia era un miembro de una acaudalada familia de Basilea: los Bischoffs.
ADN
Con el paso de los años, los científicos pudieron obtener más información a través del análisis de ADN, al obtener material genético del dedo del pie de la momia.
Con la teoría en las manos trabajaron de forma independiente y compararon (cada uno de forma separada) su ADN con el de los descendientes de la familia Bischoff.
Los resultados fueron concluyentes: un 99,8% de probabilidades que los descendientes y la momia pertenecieran a la misma línea maternal.
Tanto los historiadores como los científicos llegaron a la misma conclusión: la momia era Anna Catharina Bischoff, quien había nacido en Basilea en 1719 y muerto allí en 1787.
Descendientes históricos
Una vez la identidad fue establecida, los genealogistas fueron capaces ?con la ayuda de certificados de nacimiento y partidas de defunción? de lograr el registro adecuado de los descendientes de la misteriosa mujer.
Así, se supo que tuvo siete hijos, de los cuales dos sobrevivieron la niñez. Uno de ellos, una mujer llamada Anna, se casó con Christian Hubert Baron Pfeffel von Kriegelstein.
Cinco generaciones después, nació Marie Luise von Pfeffel, quien contrajo matrimonio con Stanley Fred Williams.
Y la hija de estos dos, Yvonne, es la abuela paterna de Boris Johnson, el actual ministro de Relaciones Exteriores de Reino Unido.
Pero ¿quién era Anna Catharina en realidad y qué papel jugaba en la sociedad de Basilea en esos tiempos?
Todo parece indicar que tenía una vida principalmente dedicada a la iglesia y a su hogar.
Se había casado con el pastor del templo y vivió la mayor parte de su vida adulta en Estrasburgo, Francia.
Fue allí donde contrajo sífilis, mientras estaba al cuidado de personas que sufrían de la enfermedad.
A la muerte de su esposo regresó a Basilea y aparentemente allí se sometió a un intensivo tratamiento de mercurio con la esperanza de curarse.
Pero no funcionó. Los científicos creen que Anna Catharina probablemente murió envenenada como resultado de la terapia.
Lo que al final ayudó a conservar su cuerpo. Lo que permitió saber quién era y quiénes eran sus descendientes.
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