Cómo afectan a Trump los cargos contra sus exasesores de campaña indagados por la trama rusa
La investigación especial sobre una posible injerencia de Rusia en las últimas elecciones de Estados Unidos entró en una nueva etapa. Y, aunque nadie sepa a dónde llegará, augura más problemas para el presidente Donald Trump.
Primero surgió este lunes la noticia de que el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, fue acusado junto a su socio Rick Gates de 12 cargos que incluyen conspiración para lavar dinero.
Ambos se entregaron al Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y rechazaron todos los cargos en su audiencia en una corte federal de Washington.
Este mismo lunes, se supo también que un exasesor de Trump en política exterior, George Papadopoulos, se declaró culpable de mentir al FBI sobre sus contactos con alguien vinculado al Kremlin.
Estas revelaciones transcurrieron en paralelo, pero indican que el fiscal especial Robert Mueller entró en la fase de las acusaciones criminales en la investigación reservada que encabeza sobre la eventual interferencia electoral rusa.
Más aún, Mueller y sus hombres parecen resueltos a poner presión sobre allegados del presidente para saber si hubo colusión o un pacto ilícito entre la campaña de Trump y Moscú en las elecciones 2016.
"Un hombre se declaró culpable y otros dos fueron acusados. Van a intentar que cooperen y ver si saben algo sobre colusión", dice Michael Clark, un exagente del FBI que estuvo bajo la dirección de Mueller en el Buró y se especializó en corrupción pública, en declaraciones a BBC Mundo.
Pero, ¿cómo puede afectar todo esto a Trump?
"Cadena alimenticia"
Las novedades de este lunes replantean la pregunta de si Trump dejará seguir la investigación de Mueller o interferirá de algún modo ella.
Y cualquiera de las dos opciones puede tener un costo político para el presidente, que ya ha visto su primer año de gobierno turbado por esta trama.
Los cargos presentados contra Manafort y Gates carecen de referencias directas a la campaña de Trump o a cualquier interferencia electoral de Rusia.
Y el propio presidente se encargó de remarcar en su cuenta de Twitter que las acusaciones se refieren a asuntos de "antes que Paul Manafort integrara la campaña".
"¡No hay colusión!", tuiteó Trump tras conocerse la noticia de los cargos presentados este lunes, rechazando otra vez cualquier posibilidad de una ayuda indebida de Rusia para ganar las elecciones.
De hecho, hasta ahora ninguna evidencia pública demuestra que haya existido colusión.
Pero la situación de su exdirector de campaña es un asunto delicado para el presidente.
Manafort, un veterano asesor de campañas republicanas en EE.UU. y de políticos de otras partes del mundo, está acusado de recibir y ocultar millones de dólares provenientes de un partido político ucraniano pro-Rusia.
A la edad de 68, corre el riesgo de ser condenado a un máximo de 20 años de prisión solamente por el cargo de lavado de dinero.
La acusación de Papadopoulos firmada por Mueller sí sostiene que el acusado buscó impedir las investigaciones sobre una coordinación de miembros de la campaña de Trump con Rusia.
Papadopoulos admitió haber ocultado al FBI sus contactos con un profesor extranjero anónimo que decía tener vínculos con el Kremlin y ofrecía información "sucia" sobre la exrival electoral de Trump, Hillary Clinton.
Papadopoulos habló con el profesor luego de convertirse en uno de los cinco asesores de política exterior de la campaña de Trump, y no antes, como había dicho inicialmente.
Los investigadores "están tratando de ascender en la cadena alimenticia: uno a la vez, van detrás de estos individuos y les darán la oportunidad de cooperar a cambio de una sentencia menor", explica Clark, que actualmente enseña en la Universidad de New Haven.
Y agrega que Mueller "es muy hábil y muy decidido, por lo que seguirá los hechos y la evidencia a donde lo lleven".
"Lo conozco como un individuo muy serio, pero muy justo", advierte.
"El fin del comienzo"
Abogados de la Casa Blanca y de Trump han negado que la investigación de Mueller sea algo que les preocupe ya que, insisten, ninguna colusión tuvo lugar con Rusia.
Y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, sostuvo que las novedades de este lunes nada tienen que ver con Trump.
De todos modos, medios estadounidenses informaron en el pasado que Trump ya manejó en privado frente a sus allegados la posibilidad de despedir a Mueller si cree que éste se extralimita, aunque en agosto negó públicamente haberlo considerado.
El mandatario también ha dicho, aludiendo a las investigaciones sobre una injerencia rusa, que tiene "completo poder para perdonar" a personas salpicadas.
"La verdadera pregunta política es cómo el presidente Trump y la Casa Blanca van a responder", opina Mark Peterson, un profesor de ciencia política y derecho en la Universidad de California en Los Ángeles consultado por BBC Mundo.
Congresistas de la oposición demócrata volvieron a expresar apoyo a Mueller este lunes y advirtieron que, si Trump obstaculiza su progreso, el Congreso deberá garantizar la continuidad de la investigación.
Ambas cámaras del Congreso ya tienen comités que investigan en paralelo los informes de las agencias de inteligencia de EE.UU. que concluyeron que Rusia buscó ayudar a Trump en las elecciones.
Las revelaciones de contactos que inicialmente se mantuvieron en secreto entre miembros de la campaña de Trump y rusos consumieron el primer año de gobierno del presidente.
Trump sigue sin alcanzar grandes logros legislativos, aunque tanto él como su Partido Republicano esperan revertir esta situación y avanzar en su agenda en los dos últimos meses del año.
Sin embargo, Peterson cree que ahora hay "una distracción adicional" para el oficialismo con las acusaciones de este lunes, que sugieren una escalada en la investigación de Mueller.
"Quizá sea el fin del comienzo", razona el analista, "y estamos lejos del fin de esta historia".