La infracción de tráfico que se castiga con una multa más alta en este pintoresco lugar es adelantar o colarse en un cortejo fúnebre.
Este simple ejemplo es indicativo de cómo funciona una ciudad que fue creada para preservar y proteger a los muertos.
Con 1.600 habitantes vivos y más de un millón y medio bajo tierra, no hay en todo Estados Unidos una localidad como Colma, situada unos 15 kilómetros al sur de San Francisco, California.
BBC Mundo la visitó.
17 cementerios
La alcaldesa de Colma, Helen Fisicaro, siente cierto recelo ante el interés de la prensa por la ciudad, especialmente ahora que se acerca la celebración de Halloween.
No quiere que se relacione a Colma con cuentos de fantasmas o leyendas de terror, pero es inevitable que la historia del lugar y su relación con los muertos atraiga a los más curiosos.
Esta extravagante ciudad cuenta con 17 cementerios (16 para personas y uno para animales) contenidos en apenas 570 hectáreas.
Al pasear por sus calles, lo más llamativo son las hileras de lápidas de mayor y menor tamaño que se ven a uno y otro lado de la carretera dispuestas sobre hermosos terrenos de pasto.
"Es un lugar muy espiritual. Por eso soy tan protectora de todo esto", le dice a BBC Mundo la alcaldesa.
Prohibidos los entierros
El 26 de marzo de 1900 se aprobó una ordenanza que decía: "No se permitirán más entierros en la ciudad y condado de San Francisco".
La fiebre del oro de mediados del siglo XIX había atraído a cientos de miles de personas a San Francisco y con ellas llegaron también enfermedades que aumentaron la mortalidad.
Para 1880, los 26 cementerios de la ciudad estaban prácticamente llenos y sus propietarios buscaban nuevos lugares para enterrar a los muertos.
Colma fue el destino elegido, estaba cerca de la ciudad, era de fácil acceso en carro de caballos, tranvía o tren, y tenía una gran superficie de tierra disponible.
Las autoridades de San Francisco querían ir más allá y, en 1912, el alcalde James Rolph advirtió que su intención era vaciar los cementerios.
"La tierra es para los vivos, no para los muertos", declaró Rolph.
Dicho y hecho: el 14 de enero de 1914 se emitió la ordenanza 2597 por la que se decretó el desentierro de todos los cuerpos y su traslado a otro lugar.
Tras una larga batalla en los tribunales que perdieron los dueños de los cementerios, alrededor de 150.000 cadáveres fueron reubicados en Colma.
En San Francisco sólo quedaron dos cementerios, uno para veteranos en Presidio que está bajo jurisdicción militar y otro pequeño en la Misión Dolores.
Por lo demás, la bella ciudad californiana sólo tiene residentes vivos. Sus muertos descansan en Colma.
Un lugar lleno de vida
Al contrario de lo que se pudiera pensar, el ambiente en Colma no es lúgubre ni pesado.
Los habitantes tienen un lema que repiten con orgullo y que es reflejo de su sentido del humor: "¡Es genial estar vivo en Colma!".
Nuestra visita coincide con una fiesta al aire libre en memoria de un bombero fallecido el año pasado, Mark Goodman.
Su viuda, Nicki, vive en una ciudad colindante pero le cuenta a BBC Mundo que su esposo estaba orgulloso de ser parte del cuerpo de bomberos de Colma.
"Es una ciudad pequeña, sí, pero tiene todos los servicios necesarios y su población es muy cariñosa. Me gusta mucho venir aquí", dice.
Kevin, sargento de policía, comenta con una sonrisa que esta es una comunidad tranquila.
"Por estas fechas patrullamos con más intensidad porque en Halloween aumentan los actos de vandalismo en los cementerios, pero la verdad es que, en general, no tenemos tanto trabajo", señala.
A propósito de actos vandálicos, la alcaldesa recuerda el robo de la lápida del legendario alguacil Wyatt Earp, que está enterrado en el cementerio Hills of Eternity.
"La han sustituido por un bloque de granito negro más grande y más difícil de transportar", indica Fisicaro.
Cadáveres célebres
Wyatt Earp forma parte de la lista de figuras célebres cuyos restos descansan en Colma.
El beisbolista Joe DiMaggio, el empresario Levi Strauss y el gobernador Edmond Brown, padre del actual gobernador de California, Jerry Brown, también están enterrados en esta ciudad, que ha recibido apelativos como "Ciudad de las almas", "Hogar de las tumbas" o "Naciones Unidas de los cementerios".
En ella están enterrados políticos, magnates, estrellas del deporte, militares, artistas e incluso presos de Alcatraz, por citar algunos ejemplos.
También hay personas anónimas cuyos restos están en fosas comunes porque en el momento del traslado no se encontraron familiares que pudieran identificarlos o que pudieran pagar los US$10 que costaba el proceso.
El cuidado de los cementerios es exquisito y están divididos en distintas filiaciones: cinco no tienen denominación específica, cuatro son judíos, dos chinos, uno japonés, uno serbio, uno griego ortodoxo, uno italiano, uno católico y uno para animales, llamado Pet's Rest.
Cuenta la leyenda que el perro de la cantante Tina Turner está enterrado en Colma, pero no lo pudimos comprobar.
Nuevos y viejos negocios
Sin duda el mayor atractivo de Colma siguen siendo los cementerios, pero tanto la alcaldesa Fisicaro como los habitantes con los que hablamos subrayan que hay negocios que le dan otro aire al lugar y atraen a otro tipo de visitante.
Se refieren a dos grandes centros comerciales, varios concesionarios de autos e incluso un casino.
Al mismo tiempo abundan las empresas dedicadas al negocio funerario, como morgues, fabricantes de lápidas, floristas y escultores.
Y una observadora de lujo es la taberna Molloy's que desde 1883 es testigo de la evolución de esta bonita e insólita necrópolis contemporánea.
En ella termina nuestro recorrido, en compañía de los lugareños, quienes insisten en celebrar la vida sin dejar de respetar a sus muertos.