Medios estadounidenses informaron este jueves que Corea del Norte envió a Estados Unidos una factura de US$2 millones por la atención médica que prestaron al estudiante Otto Warmbier mientras estuvo detenido en el país asiático.
Warmbier, de 22 años, fue encarcelado en Corea del Norte en diciembre de 2015 durante un viaje de estudios a ese país y estuvo 17 meses preso.
El estudiante de la Universidad de Virginia volvió a EE.UU. en junio de 2017 en estado de coma, con "daño cerebral grave", ciego, sordo y con convulsiones, por razones que los médicos no pudieron explicar. El joven murió seis días después de su regreso a su país.
La Casa Blanca se negó a comentar sobre la factura médica.
"No comentamos sobre las negociaciones de rehenes, por eso han tenido tanto éxito durante este gobierno", dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, en un comunicado a The Washington Post y a la cadena CBS.
Compromiso de pago
Joseph Yun, encargado de Corea del Norte en el Departamento de Estado de EE.UU. en ese momento, fue el principal enviado para traer de vuelta a Warmbier a EE.UU.
Según The Washington Post, que cita a dos personas anónimas familiarizadas con la situación, Yun firmó un compromiso para pagar la factura médica por orden del presidente, Donald Trump.
Una de estas fuentes señaló que la recepción de la factura se realizó bajo la supervisión del entonces secretario de Estado, Rex Tillerson, quien estaba interesado en dialogar con Corea del Norte.
Según informa el periódico, la cuenta por la atención de Warmbier se envió al Departamento del Tesoro de EE.UU., donde permaneció impaga durante todo 2017.
Un exfuncionario del Departamento de Estado dijo a CBS que la factura sigue sin pagarse.
"Lesión neurológica grave"
Warmbier fue acusado de robar un letrero propagandístico del hotel en el que él y sus compañeros de estudios se habían alojado en Pyongyang, y fue condenado a 15 años de trabajos forzados.
Corea del Norte lo liberó por "razones humanitarias" en junio de 2017 y dijo que el joven había caído en coma después de contraer botulismo y tomar una pastilla para dormir.
Sin embargo, los médicos estadounidenses que lo examinaron no encontraron evidencia de botulismo y dijeron que el estudiante había sufrido una "lesión neurológica grave", probablemente causada por un paro cardiaco.
Aunque Corea del Norte ha negado haber maltratado al estudiante de 22 años, sus padres insisten en que su muerte en julio de 2017 fue consecuencia de tortura.