Ai Weiwei, uno de los artistas disidentes de China más conocidos en el mundo, siempre había tenido interés por México, pero sabía "poco" del país latinoamericano, según reveló recientemente en un encuentro con periodistas.
Cuando viajó al país, acudió al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y allí se topó con una historia que le marcaría: la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
El relato que le contaron padres de los alumnos desaparecidos le recordó su propia búsqueda de respuestas sobre las muertes de estudiantes en el grave terremoto de Sichuan (China) en 2008, y llevó a un proyecto artístico inaugurado este fin de semana.
Lo denominó "Restablecer memorias" y forma parte de su contestatario arte para despertar conciencias, tal y como se desprende de las declaraciones que hizo a la prensa de forma previa a la inauguración de esta obra en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"¿Por qué tenemos que hacerlo? Porque cada crimen crea un vacío y envenena a la sociedad", manifestó a la agencia Reuters el artista, conocido por sus críticas al gobierno chino y la falta de libertades en su país de origen.
Su obra en Ciudad de México, donde permanecerá hasta octubre, hace un recorrido por el caso Ayotzinapa, que sigue causando indignación en el país latinoamericano más de cuatro años después.
A través del uso de un millón de piezas de Lego, Ai expone los rostros a gran tamaño de los estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, y destaca fechas clave de lo ocurrido desde su desaparición en 2014.
Según la versión oficial de la Procuraduría General de la República durante el gobierno de Peña Nieto, los jóvenes fueron arrestados por policías corruptos y entregados al cartel de Guerreros Unidos, que los asesinaron e incineraron en un vertedero en Cocula, Guerrero.
Pero esa hipótesis es refutada por los padres de los jóvenes y por organismos internacionales.
Los retratos de los estudiantes fueron realizados por alumnos de la propia UNAM, cuyo trabajo supervisó el artista chino, y recuerdan a las pancartas que suelen portar los padres de los afectados durante las protestas que han llevado a cabo para pedir justicia.
El disidente chino destacó el carácter "democratizador" de los Lego, que, a su parecer, da un aspecto de "píxel" a los retratos.
"Olvídese de que soy un artista (...) Tal vez soy un maestro del Lego o del selfie pero, ¿qué más da? Me concierne lo que le pasa a las personas y uso el medio que me toca", argumentó Ai ante la prensa, según recoge la Agencia Efe en México.
Su interés por los Lego, no obstante, no siempre fue bien recibido. En octubre del año pasado, Ai acusó a la marca de censura cuando se negó a venderle piezas directamente a él.
La empresa explicó que su política era rechazar pedidos si se consideraba que las piezas de la marca serían utilizadas para llevar a cabo un mensaje político. Posteriormente, revirtió esas normas ante la indignación pública que generó su postura.
Ai, especialmente conocido en China por su participación en el diseño del estadio olímpico de Pekín (el "nido de pájaro"), decidió abandonar el país asiático en 2015, tras una detención de 81 días en 2011 por "incitar a la subversión contra el Estado" y otras acusaciones posteriores de evasión de impuestos o pornografía, que minaron su libertad.
Las autoridades llegaron a confiscarle su pasaporte y cuando lo obtuvo de vuelta decidió exiliarse a Berlín, si bien continuó desde allí sus duras críticas al gobierno comunista.